MURCIA. Síganme en esta historia apasionante. Acción Nacional Progresista era una asociación que en los trabajos académicos viene citada como "fantasmagórica" o "inoperante" e "inexistente". Una pantalla, en resumidas cuentas. El nombre, como explica el investigador de este tipo de movimientos José Luis Rodríguez Jiménez, había sido registrado, pero no había una actividad oficial detrás. Sin embargo, el semanario Heraldo Español, que empezó a publicarse en abril de 1980, decía ser su órgano de opinión.
La organización tenía un "Manifiesto a los españoles" y decía así:
"Nacemos para defender España, porque España está en peligro, porque estamos al borde del abismo y en una decisiva situación límite".
Es decir, decía lo mismo que se dice ahora. Es de suponer que era idea de Merino Latorre, su director, que escribía en el medio con varios seudónimos, Hamlet y Merlín, aunque la nómina de colaboradores era importante. Estaban Emilio de la Cruz Hermosilla, Ángel Palomino, Antonio Izquierdo, Miguel Ors, Ismael Medina, Vizcaíno Casas y Ángel López Montero, posteriormente abogado de Tejero durante el juicio por el 23-F. Como dibujante, destacaba Manuel Summers.
Una sección del diario se titulaba Sala de Banderas y estaba firmada por un colectivo militar, Sertorio. Su carácter golpista era evidente, hasta el punto de que, tras el 23F, se arrogó cierto protagonismo y anunció su propósito de dejar de ser semanario para convertirse en diario, para lo que pedían la entrada de diez mil socios que aportasen diez mil pesetas cada uno. Esta era su proclama, recogida en la investigación La prensa de extrema derecha en la transición del franquismo a la democracia (1973-1982) del citado autor:
"Desde que murió Franco, la clase política, casi unánimemente, se ha dedicado a mancillar su memoria, empleando para ello todos los medios de comunicación (…) Las contadísimas excepciones que se han negado a este juego sucio son víctimas de toda clase de persecuciones (…) si reconoces la ingente obra de Franco ¿no estás contribuyendo con tu apatía o con tu miedo a que desaparezcan los únicos baluartes que están defendiendo con gallardía el nombre de Franco y la supervivencia de España ? ¿A qué vienes a la Plaza de Oriente? Con tu presencia das testimonio de tu agradecimiento a la figura prócer de Franco pero eso no basta"
Todo este equipo también estuvo vinculado a la creación de un semanario satírico, según especifica José Luis López Sangüesa en Política y cine policíaco de la Transición Española. Su nombre fue Goma-4 y era la continuación de PILL, una revista de la época del destape que tenía como lema "la píldora para hombres". En su staff esta vez figuraba como director Miguel Vidal, de la editorial MV Ediciones que estaba situada en Paracuellos del Jarama, para completar el cuadro.
En los foros de escaneo de revistas antiguas han aparecido últimamente un par de números de Goma-4 y es una experiencia echarles un ojo. En la contraportada de ambas aparece publicidad de Heraldo Español con lo que la vinculación de ambas parece evidente, además de compartir a sus colaboradores más importantes. Vizcaíno Casas y Summers a los lápices.
El lema esta vez era "revista de humor diestro, crítico y siniestro". Es curioso lo de diestro, porque en su número cuatro el chiste de la portada no parece humor ultraderechista sino lo contrario. Aparece un Guardia Civil que va a boxear y su entrenador le susurra al oído "dale fuerte, pero ten cuidado, no vayas a derribar las paredes maestras del sistema". Lo que parece un chiste irónico sobre la brutalidad policial de la Transición, en realidad de lo que se mofa es de los complejos del gobierno a la hora de usar los cuerpos de seguridad.
El chiste de Salas, en la siguiente página, ya es más ambiguo. Sería más fácil de confundir hoy por las teorías que han distorsionado los hechos históricos para interpretar la Transición con métodos inductivos muy precarios. En un caballo de Troya, aparece Suárez vestido de falangista, Naranjito llevándose el dinero, mientras Carrillo, con el lema "Ya hemos pasao", González y Calvo Sotelo van en un lomo al que se van subiendo los terroristas. Ocurría algo parecido con su número 4, donde la portada trataba de implicar a la Corona en el 23F en un sentido literal, salía una tela de araña, los inculpados y la corona. Así de sofisticado era el humor ultra, aunque representaba una tesis que también es actual, aunque esta vez de nuevo también en boca de la izquierda alternativa.
Es en la tercera página donde no hay dudas. Un chiste sobre la ley de trasplantes, que no se había logrado poner en marcha todavía, servía para que una rata -animal muy frecuente en las publicaciones de extrema derecha y siempre he ignorado el porqué- hacía alusión a la noticia para comentar que sería mejor hacer "trasplantes de cojones" para "tomar medidas serias con ETA". A su derecha, el editorial iba en la misma línea: "¡Hay que aniquilar a ETA!". El texto pedía el estado de sitio en todo el país para que el ejército derrotase a los terroristas. La misma táctica que puso en marcha el tardofranquismo hinchando las filas abertzales de voluntarios que fueron politizados a fuerza de una represión brutal.
En otra sección se reproducía la carta de un capitán de infantería que le lanzaba un mensaje a Juan Luis Cebrián tras haberle llamado "delincuente" y "cobarde" en un artículo en El País: "Usted emplea su diario como burladero para insultar a quien le parece bien, sin tener que arreglar el tipo. Pero, señor director, yo también tengo mis armas y le reto, le desafío a que venga al lugar de donde yo no puedo salir [que era la cárcel tras lo acontecido el 23-F] y me llame a la cara cobarde. Le demostraré, señor Cebrián, su error, le demostraré que el cobarde es usted". En otro número disponible la carta era de Milans del Bosch dirigida a Gutiérrez Mellado en términos similares.
El artículo de Vizcaíno Casas ocupaba dos páginas y arremetía contra la libertad de expresión, se burlaba de ella al criticar un término que también ha llegado a nuestros días pero por la izquierda, "el consenso", que Vizcaíno Casas escribía en cursiva para destacarlo aún más.
Después seguía la citada rata con más chistes. Sobre el cambio de hora decía que mejor atrasar, en lugar de la hora, el calendario varios años. Por lo que fuere no eran conscientes de que ese chiste también era válido en las dos direcciones. Página tras página, seguía esta tónica de humor más bien grueso contra todas las figuras políticas de la época, en especial de la izquierda. Algo original no llegaba hasta El consultorio del doctor Facheti, que contestaba a unos hipotéticos lectores con lo que hoy llamamos zascas con consejos como "suicídate", etc... muy de machos.
Dos páginas después, otra columna editorial con el título "¡OTAN NO!" en el que explicaban que España se iba a convertir en "otra comparsa de la voluntad yanky (sic)" y abogaba por "crear nuestra propia industria de armamento (bomba H incluida)". En la siguiente página, en las cartas de los lectores, decía uno "Esta OTAN es hija de Yalta, no lo olvidemos, si nos meten en ella se acabó toda posibilidad de soberanía y dignidad nacional". En otro número, se insistía con la línea antiamericana y se proponía que España situara sus bases en Miami. Un discurso homologable al rojipardo actual, que aquí ya saben que denominamos pardo con cosas, que va por los mismos derroteros.
Aunque en ese ejemplar, sin duda destacan sus burlas al Guernica de Picasso, que acababa de aterrizar en España. Un chiste decía "deben haber tenido un vuelo movidito, qué mala cara traen". Otro decía que los del cuadro eran antepasados de los etarras, "sobre todo el mulo". Al final, de donde más se podía aprender era de la sección de cartas al director. Ahí sí que se ve el espectro al que se dirigían. Un lector se quejaba de que se hubiese representado a Dios en una caricatura y, era curioso, daba la impresión de ser la única carta recibida por la revista que no habían escrito sus redactores.