MURCIA. La Universidad de Murcia, gobernada por José Luján, ha decidido mantener la presencialidad de los exámenes en la venidera convocatoria, ignorando las recomendaciones del Comité Técnico que asesora a la UMU en la cuestión de la pandemia, que aseguraba que lo óptimo era que "se facilite la realización de los exámenes de enero en formato no presencial".
Los pasados días, Twitter veía como el hashtag #NoOsImportamosUM inundaba la red social de mensajes indignados y frustrados contra el rector Luján, convirtiéndose en trending topic, acompañados muchos de ellos de #LujánDimisión. El rector de la UMU ya engañó meses atrás a sus estudiantes cuando comunicó que mantenía el elevado coste de las segundas matrículas, pese a haber dicho antes que lo eliminaría a causa de la crisis económica en la que nos sumergíamos, lo que hizo dimitir en bloque a los miembros del Consejo de Estudiantes de la UMU del entonces.
"Los insensatos que obvian la pandemia y sus consecuencias con censurables acciones no representan a nadie, salvo a su propia ignorancia"
El pasado marzo, Luján renunció a acabar con la actividad académica presencial, a cerrar la Universidad de Murcia, siendo el Gobierno regional el que se vio forzado a tomar esta acertada y visionaria medida. ¿Qué función cumple Luján cuando renuncia a la autonomía universitaria obligando a órganos superiores a establecer un orden? Este mes de enero, el rector vuelve a repetir el mismo error, pero aplaudido por el Gobierno de López Miras, que erróneamente acepta el falso relato de que existe un protocolo que garantice la seguridad.
Ayer, en rueda de prensa, el presidente murciano declaró que no había que descuidar las medidas de seguridad ni caer en la tentación de relajarnos, pero su contradictorio discurso, en el que no hizo referencia alguna a las universidades, desafió los límites de la realidad empírica, como si se tratara del cuento de El Aleph de Borges, al que el propio Luján cita recurrentemente en sus intervenciones. Mientras López Miras decepcionaba a miles de estudiantes, en las redes sociales circulaban sin cesar fotografías e imágenes de los pasillos de la Universidad de Murcia durante la primera jornada de exámenes, donde vemos aglomeraciones provocadas por la negligencia protocolaria y aulas abarrotadas donde la máxima ventilación es una pequeña rendija.
A título personal, escribo estas líneas con tristeza, frustración e incomprensión. Mi tristeza nace de la fe que he perdido en el equipo rectoral, en el que deposité mi confianza como estudiante cuando fue elegido. Mi frustración se esclarece cuando veo los datos diarios de positivos en COVID-19 en nuestra Región, aumentando por cientos e incluso por miles, y la Universidad de Murcia no reacciona, aun estando ya en la tercera ola junto a una nueva cepa que ronda por nuestro país y tras los eventos de esta Navidad. Por último, mi incomprensión surge al no entender la negación de Luján ante una desagradable realidad y su empecinada postura de obviar el peligro para la salud de la Región de Murcia que supondría una convocatoria de exámenes presencial en las actuales condiciones.
Muchos docentes, que no todos ni la mayoría, por suerte, afean a los estudiantes y a sus representantes que únicamente queremos realizar una evaluación online a fin de copiar y beneficiarnos académicamente. Ningún rebaño está libre de ovejas negras, ni el de los docentes ni el de los alumnos, pero son las menos, pues la postura imperante ha solido ser optar por una convocatoria de exámenes presencial de calidad que asegure nuestro bienestar sanitario y una evaluación justa. Los insensatos que obvian la pandemia y sus consecuencias con censurables acciones no representan a nadie, salvo a su propia ignorancia. No deseemos culpar a justos por pecadores.
Miles de estudiantes han recibido clase online durante el 2020, disminuyendo la calidad educativa en muchos casos, en detrimento de los casi 40.000 estudiantes de nuestra Universidad. También ha ocurrido ese perjuicio en las sesiones prácticas. Aunque este curso se crearon grupos burbuja y se restringió la presencialidad de la docencia, pese a que la situación actual es más grave, este enero la UMU opta no sólo por contradecirse, sino por provocar riesgos innecesarios capaces de echar por tierra lo logrado hasta ahora.
Los exámenes online de los meses de junio y julio supusieron un endurecimiento de las medidas evaluativas y del desarrollo de los exámenes a causa de la desconfianza de una parte del cuerpo docente, pero, de nuevo, quienes salieron perjudicados fuimos los estudiantes, a los que durante meses se nos ha reprochado nuestra juventud como argumento para generalizar una irresponsabilidad social.
Luján, al estilo del relato bíblico de Pedro, nos ha negado y nos negará, pero, por desgracia, no sólo en tres ocasiones, y, a continuación de esta escena, el rector se lava las manos, como Poncio Pilato hizo. No somos los estudiantes quienes le hemos dado la espalda, sino él a nosotros. Está construyendo una Universidad de Murcia con pilares que se tambalean sobre las más incorrectas decisiones. Señor Luján, esta no es la Universidad que queremos.