exposición en Murcia

El pintor para el que el agua era acequia: El Museo Gaya acoge la muestra 'Huerta y vida'

4/10/2022 - 

MURCIA. El Museo Ramón Gaya de Murcia, coincidiendo con la Semana de la Huerta 2022, acoge la exposición Huerto y vida. El título viene de un texto del propio pintor donde contaba la importancia de sus orígenes murcianos. Ramón Gaya nace en Murcia, en el desparecido Huerto del Conde.  La ciudad -en palabras del propio pintor- era "preciosa, con mucho encanto. No tenía monumentos ni cosas de esas. Una ciudad sencillita. Se sentía mucho el cerco de los huertos y la huerta".  El primer recuerdo de infancia de Ramón Gaya es una rama de nisperero recortándose sobre un cielo azul. Esa Murcia que recuerda el pintor en su infancia era "japonesa, exuberante, fina, elaborada. Un paisaje sumamente árabe".

Esos recuerdos de infancia le acompañarán siempre, "creo que son muy definitivas las primeras sensaciones que se tienen, se venga de la raza que se venga [...] Claro, la raza interviene muchísimo y es muy importante, y aparece de una manera misteriosa después, cuando menos lo piensa uno. Pero creo que las sensaciones primeras que se tienen de niño... Para mí el agua, la sensación de agua para mí, no es la que puede tener un gallego o un asturiano, un agua que se va entre las piedras. No, para mí el agua es la acequia".

Ramón Gaya se tendrá que marchar de la ciudad. Pero siempre supo la importancia que tenían las cosas murcianas para él y cada vez que se reencontraba con el paisaje, le atraía muchísimo:  "Lo viví intensamente de niño, y lo recuerdo y lo sigo viviendo con agrado".

A su vuelta del exilio saldrá a pintar la ciudad y los paisajes de la huerta, acequias, el Malecón, nispereros, homenajes a los pintores murcianos, la catedral, los frutos y flores de los huertos...

"Murcia es un aire mate, sorda luz cayendo en las plazas como una fiebre muda. Las calles, pasillos que conducen. Y si te abandonas a tu paso, pronto encuentras la huerta, porque la huerta espera detrás siempre, aunque se ignore aquí, espera con abandono, no como el mar, llamando y encendido, sino quieta sin voz. Porque Murcia es muda y todo está cerrado. Porque las casas no son bloques de vida, sino tapias, tapias y paredes lisas como tumbas de corazones. Y un jazmín es siempre aquí una sorpresa, igual que es un asombro el tronco seco y duro de una higuera al asomar sus hojas tiernas a marzo. Y no se sabe dónde mojan los dedos estos jazmines para ser flores, porque todo está cerrado en Murcia, hasta el agua, hasta el aire", escribiría Ramón Gaya.

     

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