MURCIA. El Museo Nacional del Prado ha incorporado a su colección permanente la obra Doña Mariana (1990) del pintor murciano Ramón Gaya, gracias a la donación de Isabel Verdejo Muñoz, viuda del artista y escritor. "Esta pieza, un homenaje a Velázquez, ocupa un lugar destacado en la sala 101 del museo, un espacio que refleja la historia de esta prestigiosa institución", han señalado desde el Museo Ramón Gaya en Murcia, desde donde han querido compartir "la inmensa felicidad de saber que esta obra se encuentra ahora expuesta en el museo que Ramón Gaya más amó". De esta forma, la obra del artista murciano encuentra un lugar privilegiado en una de las instituciones más importantes del mundo.
Este ha sido uno de los temas de los que ha hablado este jueves el alcalde de Murcia, José Ballesta, con el director del Museo Nacional del Prado, Miguel Falomir, durante un encuentro en la Casa Consistorial en el que también han estado presentes el concejal de Cultura e Identidad, Diego Avilés, y el presidente de la Fundación Cajamurcia, Carlos Egea.
Según han destacado desde la Glorieta, "este importante acontecimiento ha sido posible gracias a la generosidad de Isabel Verdejo, quien más allá de su papel como compañera de vida de Gaya, es reconocida por su discreto y a la vez significativo apoyo a la conservación y difusión del legado del artista. Este gesto no solo refuerza el vínculo de Gaya con las instituciones culturales de mayor relevancia, sino que también subraya su papel fundamental en mantener vivo el espíritu del pintor". Por "su destacada labor y su generosidad", Isabel Verdejo será nombrada Hija Adoptiva de la Ciudad de Murcia, un honor que pone de manifiesto el reconocimiento de la ciudad a su contribución al patrimonio cultural.
La relación de Ramón Gaya con el Museo del Prado es dilatada en el tiempo, ya que su llegada al mismo fue con tan solo 17 años, una época en la que copiaba algunas obras para el museo ambulante de las Misiones Pedagógicas. En el Museo Ramón Gaya de Murcia se encuentra el carné original que usó el pintor para acceder a la pinacoteca el número de copista es el 1683 y está firmado por Francisco Javier Sánchez Cantón, entonces director del Prado. La finalidad de las copias no era otra que el Museo Ambulante de las Misiones Pedagógicas, una de las ideas más solidarias y luminosas de nuestro país. En el Museo Ramón Gaya se conservan dos copias de Gaya, Los fusilamientos y, ahora, La maja vestida como testimonio de ese tiempo único.
El Prado sirvió también de inspiración para parte de su obra literaria y de crítica de arte, como queda patente en libros como Roca española, Diario de un pintor, Velázquez, pájaro solitario y El sentimiento de la pintura. También fue autor de Prado escogido, con una selección de obras señaladas por Ramón Gaya entre el conjunto de pinturas expuestas en la pinacoteca madrileña (El niño de Vallecas, Las Meninas, las dos Villas Mediceas de Velázquez; el medio punto de Murillo; el Descendimiento de Rogier van der Weyden; el retrato ecuestre de Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano; así como Desnudo saliendo del baño y La Muerte de Lucrecia de Eduardo Rosales).
Esta "semana memorable" para la historia y legado cultural de Gaya no queda ahí. "Nos congratulamos con otra noticia destacada: la llegada de la copia de La maja vestida, de Francisco de Goya, realizada por Gaya. Esta obra acompañó al pintor murciano en su participación en el Museo Circulante de las Misiones Pedagógicas, un proyecto que llevó el arte y la cultura a los rincones más remotos de España", anuncian desde el Museo Ramón Gaya, dirigido por Rafael Fuster.
Recuerdan desde el museo que las Misiones Pedagógicas, creadas por el gobierno de la II República en mayo de 1931, tenían como objetivo llevar animación cultural y belleza a los pueblos de España. En este contexto nació el Museo Ambulante, una de las iniciativas más solidarias y luminosas de la historia cultural del país. Ramón Gaya, junto con los pintores Eduardo Vicente y Juan Bonafé, realizó copias de obras representativas del Museo del Prado, como Los fusilamientos de Goya o La maja vestida. Estas obras se exhibían en espacios adaptados, como escuelas o ayuntamientos, y eran acompañadas por las explicaciones de los propios artistas.
"Podemos imaginar a un joven Ramón Gaya trabajando en un Prado silencioso, copiando pacientemente estas obras maestras con la pasión de quien entiende la trascendencia del arte como herramienta educativa y transformadora", señalan desde su museo en Murcia, donde destacan su relación intensa y profunda con el Museo del Prado.
"Para él, el Prado no solo fue un espacio de aprendizaje y reflexión artística, sino también un refugio espiritual, especialmente durante su exilio en México, donde lo describió como una 'patria o roca española'. En sus escritos y pinturas, Gaya honró al Prado como pocos lo han hecho. Alfonso Emilio Pérez Sánchez, director del Prado entre 1983 y 1991, lo definió como el escritor sobre arte más importante de España en el siglo XX, además de ser uno de los más grandes pintores", añaden.
La llegada de La maja vestida, cedida por el Museu Nacional d'Art de Catalunya, "enriquece la colección del Museo Ramón Gaya y brinda una oportunidad única para reflexionar sobre la relevancia de las Misiones Pedagógicas y el papel del arte en la educación y cohesión social. Esta copia, que viajó por toda España como parte del Museo Ambulante, se suma a otras piezas emblemáticas del legado de Gaya, reafirmando la vocación del museo como guardián de su memoria y obra".