MURCIA. En España se dice con bastante frecuencia que Murcia es el nuevo Lepe; es decir, el foco de chistes fáciles a propósito de su acento característico, de su climatología o por el simple desconocimiento y una lectura superficial y caricaturizada de una Región que tiene mucho más que decir que las risas que puedan provocar los chistes que se hagan sobre ella.
Vengo a hablar de lo que hay más allá de los chistes. Quiero hablar de victorias vecinales de esta Región que por ser mi segundo hogar he aprendido a querer esta tierra y conocer sus dolores y sufrimientos de sus gentes, que son también los míos. Lo cierto es que la gran mayoría de las veces las noticias que trascienden al ámbito estatal son las más controvertidas o las que puedan crear polémica o sorna; sin embargo, las movilizaciones de quienes defienden otra Región posible, esas no tienen la misma atención.
"La luz verde a esta ILP es una victoria del pueblo de la Región de Murcia"
En esta sociedad que lo mercantiliza todo, vengo a poner en valor dos ejemplos de movilización ciudadana diferentes entre sí, pero que ambos han conseguido hitos importantes para la Región. Empezaré por el más reciente: esta misma semana el Congreso de los Diputados dio luz verde a la Iniciativa Legislativa Popular para dotar de figura jurídica al Mar Menor. Y es mérito de la ciudadanía movilizada haber conseguido las 640.000 firmas de respaldo a esta propuesta que, dicho sea de paso, se sitúa en la vanguardia del reconocimiento de los derechos de la naturaleza. Como decía el diputado murciano Javier Sánchez en su intervención en sede parlamentaria, entre esas firmas están las de los miles de vecinos y vecinas del Mar Menor y veraneantes, pero también la de cientos de hosteleros y comerciantes que ven que sus negocios se van a la ruina, firmas de pequeños y medianos agricultores que hacen las cosas bien que llevan demasiado tiempo sufriendo las consecuencias de las multinacionales del agronegocio y los regadíos ilegales, y por mucho que lo intenten no van a conseguir enfrentar a vecinos y agricultores porque estamos unidos en esto. Hago mías estas palabras y recuerdo que la situación del Mar Menor es uno de los principales problemas para los murcianos y murcianas, según el barómetro de otoño del Centro de Estudios Murciano de Opinión Pública (Cemop).
La luz verde a esta ILP es una victoria del pueblo de la Región de Murcia que, viendo la negligencia de su Gobierno regional frente a la situación agónica de la laguna salada más grande del continente, movieron ficha y donde activistas como Teresa Vicente asumieron un rol valiente sin miedo a que los negacionistas de la extrema derecha los pusieran en la diana. Esta gente valiente es la Región de Murcia. Es también esta iniciativa la esperanza de avanzar en legislación que reconozca los derechos de la naturaleza y desarrolle los mecanismos necesarios para su protección efectiva y para que la ciudadanía pueda defenderla también de la negligencia de sus gobernantes.
En los últimos meses además ha ocupado la atención mediática el problema de la macrogranjas, más allá de la tristeza de que el origen de esto haya sido un bulo. Recordamos que la Región de Murcia se encuentra a la cabeza, en el tercer puesto de todas las comunidades autónomas con más macrogranjas, con 160 repartidas entre 20 municipios diferentes de los 45; es decir, el 44,44% de las localidades murcianas cuenta con al menos una de estas grandes instalaciones intensivas según publica el portal Datadista. Cito esto para recordar que el modelo productivo actual es insostenible e incompatible con proteger nuestro entorno natural como el Mar Menor, y como bien vemos la desaparición de la laguna tiene un impacto en la diversidad del ecosistema, pero también en las economías de las familias que viven en la zona, en afectación a veraneantes, a pequeños empresarios, en definitiva no es posible conservar el Mar Menor sin avanzar en una transformación del modelo productivo sostenible medioambientalmente y económicamente.
La ILP del Mar Menor no ha sido la única victoria producto de movilización ciudadana. El municipio de Murcia hoy no está dividido por un muro de ocho metros gracias al movimiento vecinal que consiguió el soterramiento de las vías. De hecho, hace pocas semanas concluía la pesadilla para los tres jóvenes que llevan años enfrentando la acusación de ocasionar los daños de las protestas de octubre del 2017. Si hoy la Región de Murcia es un lugar más habitable es justamente por la movilización ciudadana y como murciana de acogida quiero poner en valor esta valentía y ejemplo de lucha vecinal, lo hago porque el lenguaje es performativo y porque si nos repiten muchas veces que solo somos merecedores de chistes fáciles podemos correr el riesgo de terminar pensándolo, y lejos de eso, el pueblo murciano es mucho más que una reducción caricaturizada. Somos murcianos de dinamita frutalmente propagada como decía Miguel Hernández; somos también la tierra de Antonete Gálvez o Carmen Conde.