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el eurocristiano tibio / OPINIÓN

Ni censura, ni cancelación

12/07/2023 - 

CARTAGENA. El problema de los tibios, como el que suscribe, es que no nos gusta ni la censura practicada por la extrema derecha, ni la cancelación practicada por la extrema izquierda. Es triste reconocerlo, pero no nos oponemos a que los falangistas canten su Cara al Sol, ni a que Valtonyc injurie al rey. Somos, ya está dicho, irrecuperablemente tibios y nos gusta la libertad. Pero la libertad dirigida tous azimuths, que decía el general De Gaulle de sus bombas nucleares.

"repugna la cancelación izquierdista y la censura derechista"

Pongamos a un tibio en la España de 1936. Los anarcosindicalistas detienen en Barcelona a Pedro Muñoz Seca y después los comunistas lo asesinan en Paracuellos. Delitos: era monárquico y católico. Los fascistas detienen en Granada a Federico García Lorca y unos días después lo asesinan en las afueras. Delitos: era homosexual y secretario del socialista Fernando de los Ríos. ¿A quién habría asesinado un tibio? A ninguno de los dos. ¿A quién habría liberado un tibio? A ambos. ¿Y qué libros elegiría un tibio? La venganza de don Mendo y el Poema del cante jondo. Ya se ve que así no hay manera de que un tibio prospere. Sospechoso para ambos bandos. Y admite tanto a católicos como a homosexuales: incluso homosexuales católicos. Así es la cosa.

Pongamos a un tibio en el franquismo. El liberal francés Servan-Schreiber es invitado a dar una conferencia en la universidad de Madrid. Los izquierdistas la boicotean porque no es socialista. El psiquiatra marxista Castilla del Pino es invitado a dar una conferencia en la misma universidad. Los franquistas la prohíben por ateo y comunista. ¿A quién defenderá un tibio? A ambos. Así no había manera de prosperar.

Pongamos a este tibio de rector en la universidad de Sevilla. La editorial universitaria, por consejo de su comité evaluador, publica un libro de Aquilino Duque, premio nacional de Literatura, pero filofascista. La izquierda monta en cólera e incluso el consejero de universidades del Gobierno socialista andaluz insta al rector a retirar el libro. Como buen tibio, el rector se niega y aprende directamente que también las izquierdas censuran.   

Llega el siglo XXI. Las izquierdas boicotean las conferencias de Olona en la universidad de Granada. Denigran a la rectora, Pilar Aranda, una demócrata de toda la vida. ¿Qué hace el tibio? Defiende públicamente a la derechista Olona y a la filosocialista Aranda. Es que a los tibios les gusta la libertad y abominan de todo tipo de censura.

"Desengáñense: no estamos volviendo al franquismo"

Una corriente de opinión defiende ahora modificar ciertas obras literarias para ajustarlas a los valores contrarios al colonialismo y al racismo, pero favorables a la homosexualidad y la transexualidad. Queda prohibido decir negro, gordo, maricón y otros vocablos. La palabra hombre también resulta sospechosa. Se insta a no explicar las teorías de Kant y Darwin por tratarse de occidentales blancos supremacistas. Otra corriente de opinión priva de financiación una obra de Virginia Woolf porque trata de una persona que alterna entre la condición masculina y la femenina. También se suprime una obra de Lope de Vega porque el director ha decidido adornarla con un pene y una vulva de tamaño gigantesco (por una vez los comentaristas no confunden la vulva con la vagina). No se había visto nada por el estilo desde el gigantesco sostén que filmó Woody Allen en Todo lo que siempre quisiste saber sobre el sexo. ¿Qué opina el tibio? Que le repugna la cancelación izquierdista y la censura derechista.

Aviso a nostálgicos: he empleado la palabra censura para no escandalizar todavía más al respetable. Desengáñense: no estamos volviendo al franquismo. En ese régimen había propiamente censura, por cuanto se revisaban las obras financiadas con cargo a impuestos o al bolsillo del promotor. Ahora no se revisa nada. Simplemente ocurre que las autoridades izquierdistas financian ciertas obras y subvencionan a ciertos autores y las autoridades derechistas a otras obras y otros autores. A lo mejor lo que hay un temor inconfesado a desconectarse de la ubre del erario. Anímense, autores izquierdistas. Si cambia el Gobierno, todo lo que tendrán que hacer es buscar financiación privada para sus proyectos. Si se tercia, recurran al pitufeo. Ya verán como nadie les censura nada. Solo que ya no les darán tanto dinero estatal. Será la única diferencia. Por más nostalgia que le echen, los tiempos del franquismo ya no volverán. Muchos tibios nos lo cargamos para siempre.

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