Opinión

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El gato en la talega

RM-19, historia de un atasco

Publicado: 22/03/2025 ·07:07
Actualizado: 22/03/2025 · 13:50
  • Atasco
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Es curioso comprobar que no hay un término medio cuando se desatan las alertas a la ciudadanía por condiciones meteorológicas adversas. Cuando las lanzan, hay veces en las que ni se afina con la zona, ni con el momento. Es normal en parte, ya que las predicciones tienen un margen de certeza y a este hay que añadir los protocolos y las jerarquías de las cadenas de mando civiles. Y como ejemplo no hay más que mirar hacia la Comunidad Valenciana y su inefable equipazo de gobierno encabezado por su presidente.

¿A qué viene esto? Para nada a colación de un tema tan trillado como rocambolesco que va de colocar personas ineptas, con escuela y máster de “garrapata del sillón”, en los puestos de toma de decisiones. De lo que va es del atasco monumental en la autovía R-19 el pasado jueves 20 de marzo a la altura de Balsicas. Mejor dicho, desde la urbanización Polaris World y más arriba, hasta dicha salida. Antes de escribir estas líneas, al día siguiente, me paseé por las novedades informativas porque había vivido la situación y me parecía algo más que digno de mención. Resultado: unas cuantas líneas breves pasados unos minutos de las diez de la mañana sobre un pequeño choque sin consecuencias de un turismo en el tramo en obras con un solo carril. O bien hubo otro accidente o desde las diez estuvieron dedicados a otros menesteres, lo desconozco, pero lo que sí sé es que eran las ocho de la tarde y el panorama el siguiente: kilómetros de retención y nula dirección de la situación que contribuyó a alargar y atestar aún más de coches la autovía. Tres horas tardé en llegar a San Javier.

El atasco lo señalizaba una furgoneta de las de mantenimiento de carreteras iluminada y ubicada  en el arcén derecho a la altura de la citada urbanización, rápidamente empezada la cola en este carril y se veía la tremenda fila de luces que no sabías dónde acababa. En ese momento, el carril izquierdo estaba vacío ante la sorpresa de los conductores, que nos manteníamos en el derecho. Comoquiera que los habituales de la zona sabemos de las obras del AVE que afectan al tramo de Balsicas y lo convierten en un solo carril tanto para ir a Murcia como para venir a San Javier, en mi caso, creímos estar ante lo de siempre, pero un poco más intensito. Anoto que estas obras antes solo tenían un tramo con carril individual, y ahora nos ofrecen dos trocitos de una sola vía para cada sentido. Bueno, pues que imagino a todo el mundo, curtido en estas lides, pensando que era algo provisional debido a algún pequeño atasco en esas zonas porque tampoco veíamos policía o Guardia Civil de Tráfico. ¡Ilusos!

 

Si llega a llover en el trayecto agreste de Balsicas a Avileses, de aquí a Pozo Aledo y, en mi caso, por fin en San Javier, salimos en las noticias internacionales" 

 

Con la desinformación y la desesperación, comenzó a llenarse el carril izquierdo. De las clásicas personas al volante revertidas en Fitipaldis para adelantar a las del derecho que esperábamos, probablemente en criterio de los primeros, menos duchas en conducir, menos espabiladas, o demasiado seguidoras de reglamentos. El caso es que esta gente del carril rápido atascaba a la del lento porque impepinablemente debían incorporarse al carril derecho, que era el único carril abierto en el tramo de obras. Pero ahí iban, con la fatua alegría de ser más. Lo que es yo, no dejé pasar a ninguno delante de mí por aquello del ideal de justicia. Pero volviendo a lo que nos afectó a todos, pasaban las horas e íbamos llegamos a un punto mal señalizado porque estaba avanzado respecto a la salida que debíamos tomar, y sin agentes al mando. El punto era la salida a Balsicas, que desemboca en una rotonda donde ya pudimos ver algún agente, que nos derivó a una segunda rotonda donde había otro agente para lograr estirar el chicle de la caravana y evitar más atasco, y volvimos para subir por el puente sobre la autovía hacia el pueblo indicado.  

Llegamos allí en procesión, avanzamos con la lógica por la avenida principal hacia la otra salida más avanzada a la autovía y, al llegar a la misma, vemos que estaba cortada por obras. Todo este tramo, repito, sin agente de tráfico alguno ni avisos de la situación. Así que de nuevo a hacer rotonda y dar la vuelta por la avenida del pueblo. Un tráiler de la cabecera de la fila sabía llegar por carreteras entre caminos agrícolas, así que despacito y con muy buena visibilidad del guía, avanzamos no sin alguna parada para que el vehículo enorme pudiese girar. En ese momento no lo pensé, pero ahora sí: si llega a llover en el trayecto agreste de Balsicas a Avileses, de aquí a Pozo Aledo y, en mi caso, por fin en San Javier, salimos en las noticias internacionales. Una movida interesante de camiones pesados, turismos, furgonetas, vehículos de todo tipo, nos organizamos entre la intuición y el conocimiento. De buena se libraron los de los protocolos de emergencias, seguridad, tráfico y carreteras, empresas concesionarias de la obra, Adif, cargos públicos y la madre del cordero, porque hubiese sido un auténtico festival de incompetencia. La incompetencia de quién tiene las competencias.

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