Supongamos que este eurocristiano tibio hubiese recabado la opinión sobre el conflicto de Gaza al portavoz de un imaginario grupo de democristianos españoles. Habiéndome relacionado con varios genuinos democristianos, no me cuesta trabajo barruntar las respuestas del portavoz. Así pues, me atreveré a resumir esa ficticia entrevista.
-¿Sobre qué ejes se articula el programa de la democracia cristiana española? Primero, defendemos la democracia, por lo que nos oponemos a los totalitarismos, sean de tipo marxista, fascista o islamista. Segundo, nos inspiramos en los valores cristianos moderados, y de ahí que no seamos partidarios de la Teología de la Liberación, ni tampoco del integrismo cristiano, sendas opciones no plenamente democráticas. Tercero, reconocemos que estamos divididos en relación al problema territorial español. Mientras que unos queremos que España siga siendo una nación, por lo que chocamos con el disolvente proyecto plurinacional y con los separatismos, muchos democristianos vascos y catalanes apoyan precisamente esas opciones. No olvidemos que, junto a la Conferencia Episcopal Española, han creado, sin que lo apruebe el Vaticano, una Conferencia Episcopal Tarraconense.
-¿Por qué se sienten interesados en el conflicto de Gaza? Porque en aquella tierra nació el cristianismo, pero, sobre todo, porque todas las vidas humanas son sagradas, doliéndonos especialmente los asesinatos de niños.
-¿A qué atribuyen la tibieza de las respuestas de los dirigentes de la Unión Europea a la extrema violencia del ejército de Israel? Los países europeos, principalmente Alemania, recuerdan la sangrienta persecución a los judíos que llevaron a cabo sus antecesores. En consecuencia, son reticentes a tomar represalias contra Israel. Tampoco han olvidado que sus antecesores impulsaron la creación de Israel, un Estado al que consideran integrado en el bloque democrático occidental. Y siempre es más difícil tomar medidas duras contra uno de los tuyos que contra un adversario, como Rusia. De hecho, ese dilema ha originado un serio problema de conciencia en muchos democristianos.
- Recientemente Isaac Herzog, presidente de Israel, visitó el Vaticano, ¿aprueban que León XIV se haya entrevistado con él? Compartimos las peticiones que el Papa hizo al gobierno de Netanyahu: decretar un alto el fuego, facilitar ayuda humanitaria a los civiles, proteger los sacros lugares de culto y respetar a los católicos que viven en aquella zona. Y creemos que haberle concedido esa entrevista implica que los finos diplomáticos vaticanos reconocen estamos ante un conflicto entre dos partes: los israelíes, dirigidos por el cruel gobierno de Netanyahu, y los palestinos, dirigidos por el también cruel equipo de Hamás.
-¿Cómo interpretan el conflicto de Gaza? Sería incurrir en un engañoso maniqueísmo que solo nos fijásemos en la agresión israelí o solo en los atentados cometidos por Hamás. De hecho, sostenemos que conviene enmarcarlo en la amplia pugna que mantiene el islamismo radical, capitaneado por Irán, con las naciones democráticas occidentales. No ignoramos que ese conflicto no es reciente, sino que ya dura siete décadas. Omitir ese dato sería tergiversar la realidad.
-¿Cómo explican que las naciones europeas aislasen a Rusia cuando invadió Ucrania, pero no hayan aislado a Israel por invadir Gaza? A diferencia de Hamás, que lleva en su programa político acabar con Israel y ha cometido numerosos actos hostiles, el ejercito ucraniano nunca atacó a los rusos. Además, Rusia constituye una amenaza para la Unión Europea, como lo prueba que sus dirigentes hayan declarado que los europeos estamos de facto en guerra con los rusos. En cambio, Israel nunca ha supuesto ninguna amenaza para los europeos, sino más bien ha sido un aliado en la lucha contra el yihadismo. Y habría más preguntas: ¿por qué movilizarnos solo por Gaza y no también por Ucrania o por los muchos cristianos asesinados cada año por los islamistas radicales?, ¿no debilitaría nuestra defensa contra el terrorismo yihadista prescindir de la valiosa información que atesora el Mossad? Lo extraño es que el gobierno haya decretado un embargo de armas israelíes, pero no haya evitado que sigamos comprando gas ruso.
-¿Cuál es el punto central de la estrategia de los democristianos respecto de Gaza? En primer lugar, distinguimos entre el gobierno de Netanyahu, un extremista peligroso, y la nación israelí, dotada de una forma democrática de Estado. En segundo lugar, esperamos que los israelíes no se propongan exterminar a los palestinos, sino dominar la totalidad del territorio para imposibilitar la continuidad de Hamás.
-¿Entonces no creen que el gobierno de Netanyahu esté cometiendo un genocidio? Como ese vocablo designa un gravísimo delito, nos atenemos a lo que determinen los tribunales internacionales. Emplear la palabra genocidio como un sinónimo de matanza es cometer una indeseable ambigüedad, especialmente dañina cuando se aplica a Israel. A raíz de una denuncia de Sudáfrica, los tribunales están analizando si los dirigentes de Israel están cometiendo un genocidio, pero de momento los han acusado, y eso ya es mucho, de crímenes de guerra. Resulta que también los guerrilleros de Hamás han asesinado civiles, incluidos niños, han violado a mujeres israelíes y han vejado a los rehenes que tomaron. En suma, rechazamos los crímenes de guerra perpetrados por ambos bandos.
-¿Y no les basta con saber que han muerto más de 60.000 palestinos? Lamentamos todos los asesinatos de inocentes, pero no solo han muerto cerca de cien mil palestinos, sino también medio millón de yemeníes, otro medio millón de sirios y unos doscientos mil sudaneses. Así que la mayor parte de los árabes fallecidos en los últimos años no han sido víctimas de los israelíes. ¿Por qué casi nadie comenta esas muertes? ¿Es que no importan porque no los mataron israelíes?
Lo ideal sería que los palestinos renunciasen a expulsar a los israelíes, se olvidasen de su lema “desde el río hasta el mar” y desarmasen a sus guerrilleros. A cambio, Israel debería detener su agresión, facilitar que llegue más ayuda humanitaria y negociar un convenio de paz
-¿Qué proponen los democristianos españoles a corto plazo para Gaza? Lo más urgente es incrementar la ayuda humanitaria a los palestinos desplazados por la ocupación de la ciudad de Gaza. Una vez hecho eso, lo ideal sería que los palestinos renunciasen a expulsar a los israelíes, se olvidasen de su lema “desde el río hasta el mar” y desarmasen a sus guerrilleros. A cambio, Israel debería detener su actual agresión, facilitar que llegue más ayuda humanitaria y negociar un convenio de paz.
-¿Qué piensan de la propuesta de los dos Estados? Estamos de acuerdo con la propuesta de la Asamblea General de la ONU de establecer un Estado Palestino distinto del de Israel. No obstante, no olvidamos que varias veces se les hizo esa oferta a los palestinos y siempre la rechazaron. Nos tememos, pues, que también esta vez los dirigentes de Hamás buscarán alguna excusa para rechazarla. En esta ocasión incluso los gobernantes israelíes han votado en contra, lo que ratifica nuestra sospecha de que el esperanzador proyecto de los dos Estados corre el riesgo de quedarse en una bienintencionada utopía.
-Entonces, ¿qué solución proponen? Estamos a favor de que España se alinee con las naciones de la Unión Europea que quieren pacificar la zona de Gaza, pero rechazamos que sea a costa de revertir la decisión occidental de crear el estado de Israel. Partimos de la base de que Israel no permitirá que se cree un Estado Palestino en Gaza controlado por Hamás. Y sabemos que los Estados Unidos y Alemania apoyan la determinación de Israel de acabar con Hamás, para lo cual tienen primero que controlar Gaza. Por tanto, la única solución sería disolver Hamás y encomendar la dirección del futuro Estado Palestino a la Autoridad Nacional Palestina, que reconoce a Israel y rechaza la violencia. Y quizás sea necesario que supervise la transición algún Estado árabe no alineado con Irán. Es posible que ese tema se haya tratado en la reciente visita de nuestro rey a Egipto, donde ha reclamado implantar dos Estados que convivan en paz.
-¿Aceptaría esa propuesta Israel? Los israelíes están divididos al respecto. Los más extremistas, entre los que incluimos a Netanyahu, rechazan cualquier forma de Estado Palestino, pero otros israelíes, ahora en la oposición, ven con simpatía esa propuesta. No obstante, exigen que las naciones occidentales y las árabes garanticen que la creación del nuevo Estado Palestino no ponga en riesgo la seguridad de Israel. Y nosotros respaldamos esa petición de garantías.