La ministra de Hacienda y vicepresidenta del gobierno español, Marisú Montero, candidata sanchista a la Junta de Andalucía, ha reiterado sus ataques a las universidades privadas. Si primero dijo que representaban una amenaza para los trabajadores españoles, ahora ha dicho que los médicos que se forman en las privadas no ofrecen suficientes garantías para tratar pacientes. Cada vez que pasen por delante de la sede de la UCAM, sepan los trabajadores murcianos que allí reside su mayor amenaza. Además, como esa universidad imparte Medicina, también constituye una amenaza para los pacientes murcianos.
La verdad es que esas afirmaciones no cuadran con la historia de del título de Medicina de la universidad privada Loyola. Según el Gobierno andaluz, no cumplía los requisitos, pero la denegación fue recurrida por la universidad y el Gobierno español, del que Montero formaba parte, aprobó el recurso. De hecho, obligó a reevaluar la candidatura, lo que finalmente se tradujo en que se aprobó el título. ¿Cómo es que la candidata Montero brama contra los médicos de las privadas y, a la vez, ha influido para que se acelere la docencia de Medicina en una universidad privada andaluza? De hecho, fue la única privada aprobada en Andalucía en las cuatro décadas de gobiernos socialistas.
En ese contexto, no puedo evitar que se me venga a la memoria la egregia figura del profesor Antonio Núñez Roldán. Licenciado en Medicina por la Universidad de Sevilla, (pública), realizó una estancia en la Universidad París VII, donde trabajó con Jean Dausset, luego premio Nobel de Medicina. Especializado en Inmunología, fue el primer catedrático de esa materia en Sevilla. Y también jugó un importante papel en el Servicio correspondiente del Hospital Virgen del Rocío. En resumen, un prestigioso profesional médico. Además, posee una interesante faceta política. De 1990 a 1994 fue diputado en el Parlamento Andaluz por el partido Andalucista y de 2000 a 2004 y de 2008 a 2012 por el PSOE. Suele señalar que intervino como ponente en la ley de creación de la universidad de Huelva (pública) y en la ley andaluza de universidades. En cambio, modesto, no suele mencionar el magnífico discurso que hizo en 2011 con motivo de la aprobación de la Universidad Loyola, regida por jesuitas. Con gran elocuencia, insistió en que se trataba de una excepción, pues los gobiernos socialistas nunca convertirían la enseñanza superior en un mercado. Cosa curiosa, a principios de 2023 fue nombrado decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Loyola. En su toma de posesión declaró que esa universidad estaría en unos años entre las más prestigiosas del mundo. Y también aclaró que había sido “su fe y confianza en nuestra universidad, que ha sido el motor que nos ha impulsado en nuestra voluntad de poner todo lo necesario para ejercer nuestro derecho constitucional y nuestra misión de educar a los mejores para los demás"
Llegados a este punto hay que preguntarse si conviene hacer caso a la médica socialista Montero, que no se fía de los médicos de las universidades privadas, a las que considera una amenaza para los trabajadores, pero ayudó a poner Medicina en la Loyola. O bien al médico socialista Núñez Roldán, que espera que esa universidad privada, en la que ejerce de decano, se ponga entre las mejores del mundo y considera que impartir Medicina es un derecho constitucional. Si repasamos sus historiales académicos, sin duda mejor hacer caso a Roldán: es catedrático y es un buen investigador, mientras que Montero ni siquiera hizo el MIR. ¿Será por eso que acaso ignore que lo médicos salidos de universidades privadas tienen que superar las pruebas MIR para ejercer como especialistas? ¿Y cómo podríamos dudar de los conocimientos de los que superen esas exigentes pruebas? ¿O es que Montero tampoco se fía de la prueba de ingreso al MIR?
A diferencia de las predicciones del CIS de Tezanos, que benefician por sistema al PSOE, las predicciones del CEMOP suelen acertar muy bien y no muestran ningún sesgo grotesco"
El desconcierto con las opiniones de los socialistas sobre las universidades ha alcanzado un máximo local en la Región de Murcia. Como es sabido, existen dos grupos universitarios, uno en la UCAM y otro en la UMU, que realizan encuestas sociológicas, incluidas las referentes a las preferencias políticas de los ciudadanos. El grupo de la Universidad de Murcia, que adoptó el nombre de CEMOP, está dirigido por un profesor de claros antecedentes socialistas y otro de tipo centrista, quizás más afín al PP. Más equilibrio, imposible. Por si fuese poco, clavan los resultados electorales, escaño arriba, escaño abajo. A diferencia de las predicciones del CIS de Tezanos, que benefician por sistema al PSOE, las predicciones del CEMOP suelen acertar muy bien y no muestran ningún sesgo grotesco.
Pues bien, con su apoyo a una propuesta de Vox, los socialistas murcianos han suprimido la modesta financiación que la Asamblea regional otorgaba al CEMOP a cambio de sus encuestas. De nada ha valido que ese convenio fuese aprobado en la etapa en la que la socialista Rosa Peñalver presidía la Asamblea. Mientras braman contra las universidades privadas, los socialistas murcianos han roto su colaboración con la universidad pública de Murcia y han privatizado la elaboración de las encuestas. Porque no otra cosa significa que ahora la Asamblea vaya a realizar una convocatoria libre para elegir qué empresa realizará las previsiones electorales. ¿Estamos con las universidades públicas, pero contra el CEMOP? ¿Estamos contra los médicos de las privadas, pero ejercemos de decanos en sus facultades de Medicina? ¿En qué carajo quedamos?