La relación entre economía y defensa ha sido un punto de análisis recurrente en la planificación estratégica de los Estados. Más allá de sus implicaciones geopolíticas y de seguridad nacional, la inversión en defensa tiene un impacto significativo en la economía. Por ejemplo, las exportaciones de equipos militares y tecnología de doble uso (aplicables tanto al sector defensa como al sector privado) refuerzan la balanza comercial, posicionando a España entre los principales exportadores de material de defensa en la UE o, según el Consejo General de Economistas de España, cada euro invertido en este sector en España genera un retorno de más de dos euros al crecimiento económico del país. Estos datos desmitificarían la percepción de que el gasto en defensa es meramente un coste, evidenciando su naturaleza como inversión con retornos tangibles en innovación, empleo y desarrollo tecnológico.
En este marco, la Base Industrial y Tecnológica de Defensa Nacional se estructura en tres grandes corredores industriales: el Norte, el Centro-Mediterráneo y el Sur. Estos corredores desempeñan un papel clave en la dinamización económica del territorio. La Región de Murcia forma parte del Corredor Centro-Mediterráneo, que, según los datos disponibles, registraba 699 unidades productivas, 5.700 millones de euros en actividad y 18.805 empleos en el sector defensa, cifras que lo posicionan por encima de los otros dos corredores industriales y si bien Madrid y Andalucía han sido históricamente los epicentros de esta industria en España, Murcia ido ganando peso estratégico en los últimos años. La presencia de empresas de alta tecnología vinculadas al sector, junto con infraestructuras militares clave y programas de desarrollo como CAETRA, impulsado por el Instituto de Fomento de la Región de Murcia para fomentar las tecnologías duales (con aplicaciones tanto civiles como militares), han convertido a la región en un actor con intereses a señalar dentro de la industria de defensa.
Uno de los argumentos contra el gasto en defensa es que estos fondos podrían destinarse a sanidad, educación o pensiones, como si tuvieran que ser decisiones excluyentes; ignoran el impacto económico que genera la defensa"
En este contexto, destacaría la actividad de Navantia en la Región, donde participa -entre otras actividades- en la construcción de submarinos de última generación para la Armada Española o la apuesta decidida por la innovación en este ámbito que ha impulsado la creación de todo un ecosistema de empresas regionales especializadas en sensores, sistemas de comunicación y drones con aplicaciones tanto militares como civiles, lo que ha elevado nuestra competitividad industrial y tecnológica. Uno de los argumentos recurrentes contra el gasto en defensa es que estos fondos podrían destinarse a áreas como sanidad, educación o pensiones, como si por no se sabe qué base conceptual apriorística éstas tuvieran que ser decisiones excluyentes. Este razonamiento ignora el impacto económico positivo que genera la industria de defensa, y que ya ha sido señalado.
No se trata solo de gasto, sino de una inversión con un retorno tangible en tecnología, innovación y empleo, que contribuye al desarrollo y financiación de otras áreas sociales a través del dinamismo de actividad y fiscal que genera. La Región de Murcia es un claro ejemplo de cómo la inversión en defensa puede actuar como motor de desarrollo regional. En este hilo conductor también cabría señalar que por provincias la generación de empleo en defensa en 2022 se concentró en cinco regiones destacadas: Madrid, Sevilla, Cádiz, Murcia y La Coruña, gracias al impulso industrial de los sectores aeronáutico y naval. O, igualmente, en términos de ventas totales, sólo la industria de defensa –sin incluir al resto de industrias de Seguridad, Aeronáutica y Espacio- representó el 11% del total, con 7.435 millones de euros, de los cuales 5.723 millones correspondieron a exportaciones. Esto dejó un saldo positivo en la balanza comercial de 2.128 millones de euros en 2022.
No obstante lo anterior, la industria europea de defensa enfrenta un escenario complejo. Aunque la UE es el tercer mayor inversor global en defensa (detrás de Estados Unidos y China), sigue dependiendo de terceros proveedores para tecnologías críticas. La autonomía estratégica no parece que pueda por tanto lograrse únicamente de manera unilateral por parte de cada país, lo que exige una mayor coordinación a nivel comunitario, siguiendo la línea de la "Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la UE". Es en este escenario donde la UE ha subrayado la necesidad de aumentar el gasto en defensa, especialmente tras la invasión rusa de Ucrania, que ha evidenciado carencias en las capacidades militares del continente y reavivado el debate sobre los compromisos adquiridos en la Cumbre de Madrid de 2022, donde los aliados de la OTAN acordaron superar el 2% del PIB en gasto militar para 2029.
Pese a estos compromisos y presiones internacionales, ocho de los 32 países de la OTAN siguen sin alcanzar el 2% del PIB en gasto militar, entre ellos España, que con una inversión del 1,28% en 2024 sigue a día de hoy muy rezagada. Una apuesta decidida y bien coordinada por el sector supondría una ventaja competitiva clara para España y, sin duda, para la Región de Murcia, dadas sus fortalezas y el peso económico que ha adquirido en el sector, subrayándose la idea atribuida en su momento a George Washington de que la inversión en defensa es una condición necesaria para la estabilidad económica y política y que por tanto "la seguridad no es gratuita, y la libertad nunca es barata".
Salvador Marín
Economista. Director Servicio Estudios CGE y catedrático Universidad de Murcia.