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El arte de observar

"Pensar de forma independiente nos sitúa ante el mundo de un modo único"

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Llama la atención cada día más la osadía de nuestra ciudadanía mediterránea, aunque nos persigan muchas vicisitudes climatológicas. Trances hemos tenido algunos que otros, aunque el cogollo emprendedor y la valía humana de sus gentes saben sacar de los grandes males muchos bienes. Sirva como ejemplo la gran balconada que mira con presteza a los pueblos de la Costa Blanca y Costa Cálida. Si dice que Sevilla tiene un color especial; esta parte de España “ni te cuento”.

El Corredor del Mediterráneo, los centros europeos de empresas e innovación en Castellón, sociedades mercantiles en la Región de Murcia, el impulso de proyectos empresariales innovadores de Alicante o los premios hacia el “Emprende Valencia Activa” lo dicen todo. Sin embargo, aún así, nos quedaríamos cortos. Son muchas las áreas que nos quedarían por hablar de este auténtico paraíso. A pesar de ello ha llegado el momento de que a la misma velocidad y con el mismo brío vaya de la mano una gran mejora de nuestra ciudadanía, de cada una de las personas que componen estas “bellas” tierras.

Si al mundo del trabajo, de los grandes emprendedores y pequeños-medianas empresas lo hemos embellecido deseando que estén en primera línea, no por menos hemos de desear lo mismo hacia sus gentes. Algo así pasa en el mundo del arte desde que se inclinó a enaltecer el feísmo en toda su magnitud ¡Caput!

¿Sería posible vislumbrar que la flojera hacia los mundos del emprendimiento e innovación, junto a los valores humanos de sus gentes, un posible feísmo y la falta de acometividad, desluciesen por completo a la huerta española y sus ciudadanos? Todo es posible. Miremos por un momento el arte contemporáneo que nos envuelve.

Si el mundo del arte mal llevado se ha expresado con dinamita intelectual que pone en evidencia la disgregación, el caos, la ruptura crítica y a veces la doliente realidad, sin duda, sus manifestaciones serían, nos revelarían un déficit de sensibilidad, de pobreza de recursos para conmover, disfrutar y agradar.

 

Las personas auténticas poseen un atractivo especial, no por su entusiasmo, sino por la claridad que ofrecen"

 

Al igual que los buenos paseos por estas bellas zonas mediterráneas, costumbres y buen hacer, su cercanía a los demás, también necesitamos que estén en primera fila cultura, educación, vivienda y tantas otras que completarían el gran puzle del que hablamos. Aquí existe buena madera y ganas de hacer. Solo nos falta el pequeño empujón para que desde las distintas administraciones sepan hacer uso de su valía. Lo mismo pasaría si hablásemos así de las inversiones que se realizan hacia nuestros mayores, población que hoy por hoy es de la que su % es superior al resto. Cómo no, ante una demografía deleznable que nos empobrece de manera hercúlea.

Oscar Wilde, en el prefacio del Retrato de Dorian Gray, hacía un elogio de la belleza en términos de sublimidad independiente de las modas y convenciones “el artista es creador de belleza. Revelar el arte y ocultar al artista es la meta del arte. El crítico es quien puede traducir de manera diferente o con nuevos materiales su impresión de la belleza”. Tanto es así que, quienes descubren significados ruines en cosas hermosas están corrompidos sin ser elegantes, lo que es un defecto. Quienes encuentran significados bellos en cosas hermosas son espíritus cultivados y para ellos hay esperanza. Llevemos esto a los campos de la innovación y producción junto a la mejora de cada una de las personas.

Existe por ahí un antiguo videoclip de un rapero donde llama la atención su audacia en que tomemos las riendas de nuestras propias vidas; a aprender a esperar, a no ceder a los chantajes, a ser auténticos. Ser auténticos conlleva “el mirar hacia nuestros adentros” donde ello nos permite salir del reino de la inercia y ser “nosotros”. Nos ayuda a identificar nuestros momentos de piloto automático. Y nos va conduciendo a otra forma de estar, de ser y de hacer. Una forma en la que comenzamos a ser dueños de nuestras acciones, de las respuestas que vamos dando a cada instante de nuestra vida.

En estos contextos, otro tema que nos puede ayudar es el “saber tener valor de servirte de tu propio entendimiento”, “tener valor para pensar por libre”. No dejarse llevar por la moda, no hacer nuestras las ideas que se llevan; no repitas lo que dicen unos y otros. Y para ello, claro, invertir en nosotros, formarse, educar nuestra inteligencia: leer libros que merezcan la pena, reflexionar por tu cuenta, preguntar a los que saben más, sacar tus propias conclusiones, exigir matices, cuestionar los tópicos vigentes, mirar a la realidad, saber contrastar, forjarnos, en definitiva, un estilo de pensamiento valioso.

 

Piensa por ti mismo y seamos valientes para mostrarnos como somos"

 

Pensar de forma independiente nos sitúa ante el mundo de un modo único. Las personas auténticas poseen un atractivo especial, no por su entusiasmo, sino por la claridad que ofrecen. Con ellas, sabes a qué atenerte; no mienten. “Lo que ves es lo que hay: un yo real con sus virtudes y defectos; un “yo consistente y reconocible.

Entrenar la voluntad es de señores: decidirse a buscar los bienes que la razón nos descubre tras las situaciones penosas de las que preferiríamos huir. Y segundo, para aceptar el sufrimiento que ocasiona esas situaciones y encararlas. Así, poco a poco, se va forjando una personalidad valiente y madura, pronta a afrontar “la lucha por ser como se desea ser y libre para mostrarse como se es.

De las anteriores ideas, regresa a tu interior, piensa por ti mismo y seamos valientes para mostrarnos como somos. De tal forma surge un ideal de autenticidad más armónico que el que hoy dicta la cultura de moda. Y seguramente también más genuino, pues genuino es invitar a integrar la razón, la voluntad y la afectividad cuando el sentimentalismo es la norma.

Desarrollar belleza allí donde estamos, sin duda, no tiene parangón alguno. Mundo productivo y mejora hacia nuestras gentes, sin duda, es un buen binomio.

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