MURCIA. Sin complejos, sin leer ni una sola palabra y tuteando a la concurrencia, los empresarios -"amigos todos"- y la mitad del Gobierno regional, presidente incluido, Miguel López Abad no defraudó en su discurso de la 47ª asamblea general de Croem. El líder de la Croem (Confederación Regional de Organizaciones Empresariales de Murcia) alzó la voz para exigir respeto para la figura del empresariado. “No pido un trato especial, pero sí respeto”.
Así lo defendió en la gran cita anual de la la patronal, celebrada este miércoles en los salones Promenade de Murcia bajo el lema ‘Anticipar, actuar, juntos’. Fue su primera gran idea que puso encima de la mesa. El acto contó con la presencia de Antonio Garamendi, presidente de CEOE, y Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme. El máximo mandatario de la Comunidad, Fernando López Miras, clausuró el evento, al que asistieron centenares de empresarios de la Región de Murcia, así como cuatro consejeros (los titulares de Empresa, Economía, Fomento y Medio Ambiente). Se trata de la segunda asamblea que preside Miguel López Abad desde que tomara las riendas de la patronal en junio del año pasado, en sustitución de José María Albarracín.
Comentó López Abad que en todo este tiempo ha “constado el sentir” de los empresarios y detecta "hartazgo”. Esa sensación existe, aseguró, porque "se pone en duda la honorabilidad, el trabajo, el sacrificio, el esfuerzo que supone ser empresario". Así lo ve él: “Un empresario arriesga todo lo que tiene por un proyecto. Un empresario crea riqueza gracias a sus trabajadores, gracias a las personas que conforman su equipo, y puede crecer y prosperar. Pero el que pasa las noches sin dormir, el que cuando consigue una casa o consigue un bien con el que puede avalar, avala la siguiente operación, ese es el empresario. Y esa figura del empresario no se puede poner en tela de juicio”, disertó.
No ayuda tampoco el contexto político. “Ser empresario es hoy más difícil que hace un mes, que hace un año, pero quizá no más que dentro de un mes”, reflexionó con los aranceles en la mente de todos; por eso, indicó, “el empresario se anticipa y proyecta su función”, en consonacian con el lema de la cita. Valoró la capacidad exportadora de las empresas mucianas, opinó que el Brexit fue peor que el escenario actual y se mostró optimista porque el tejido empresarial “ha demostrado capacidad de resiliencia y sabe arrimar el hombro”.
El presidente de la confederación también quiso reivindicar la independencia de la patronal. La Croem, esgrimió, “representa a todos los empresarios, no entiende de personalismo y no entiende de siglas políticas”. E insistió: “No tenemos ideología. No atendemos a ningún color, sino a quien crea riqueza y fomenta el tejido empresarial”. Y citó a Antonio Jiménez, el secretario general saliente de UGT, para pedir diálogo.
En su intervención también abordó otros temas de actualidad. Dijo estar teóricamente de acuerdo con bajar la jornada laboral a 37,5 horas para mejorar la calida de vida de los trabajadores, pero, advirtió, España "es el país menos productivo de Europa" y reseñó que se deberían trabajar 41,8 horas “para igualarnos a la media productiva europea”. Ahora, matizó después ante los periodistas, "no toca". Es decir, un sí, pero no.
Recuerda la falta de Presupuestos en España... y en la Región
También lamentó la falta de Presupuestos en España… (“En una empresa nunca se copiarían los presupuestos de un año a otro”, comparó) y también en la Región. “Querido Fernando, tenemos un problema con los Presupuestos”, le comentó Abad. Además, deslizó la idea de que PP y PSOE se pudieran poner de acuerdo en el Congreso con el rearme que reclama Europa y el incremento del gasto en armamento. Tampoc se olvidó de la infrafinanción (“estamos condenados”), la falta de agua y la escasa oferta de Alta Velocidad en la Región. Y protestó por el endémico déficit de las infraestructuras: “Hay autovías que son un infierno en la Región. Hay veces que madrugo a las cinco para evitar el atasco”, remachó.
En la cita también tomaron la palabra Antonio Garamendi y Fernando López Miras. El empresario lamentó el escenario que deja la espiral arancelaria iniciada por Donald Trump y vaticinó feos augurios en las empresas, con posibles reestructuraciones y despidos: "Mientras no se arregle el mercado, vamos a tener que ajustar, nos guste o no nos guste". El presidente, por su parte, cerró el acto y lo hizo alabando el papel de los empresarios, "el verdadero escudo social", como así los definió. "Ellos generan puestos de trabajo, y ayudan con su contribución tributaria al mantenimiento del Estado de bienestar", esgrimió.