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Griñó completa la reestructuración en la molinense Azor Ambiental y toma el control de la sociedad

Unifica todo el negocio en Rator Capital

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MURCIA. Azor Ambiental, la empresa molinense especializada en el reciclaje de baterías, lleva ya un mes formando parte de la cartera del grupo catalán Griñó tras completar el proceso de adquisición forzada mediante el plan de reestructuración que recibió el visto bueno de la Justicia. Ahora, este nuevo propietario ha completado la reestructuración que planteaba y ha tomado el control de la sociedad.

Así, tal y como ya propuso en su plan de viabilidad presentado al Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Murcia, ha reducido todo el negocio de Azor Ambiental en una única mercantil, Rator Capital, que hasta ahora actuaba como holding del negocio. 

En consecuencia, Recuperación Integral de Cataluña SLU, Sociedad Andaluza de Producciones Sostenibles SLU, Eurgestión de Autorresiduos SLU, Azor Ambiental SLU y Elacon SA han sido ya disueltas e integradas en Rator Capital. Destacan sobre todo estas dos últimas, pues Azor Ambiental era la que aglutinaba la mayor parte de la facturación y Elacon gestionaba las propiedades patrimoniales del grupo.

De esta forma, Azor Ambiental podrá integrarse de manera más sencilla en la estructura de Grupo Griñó, pues tan solo operará a partir de ahora como una única sociedad.

Además, Francisco Iborra ha sido cesado como administrador único de Rator Capital, y ha tomado el testigo la sociedad con sede en Valladolid Micuare Magis Ratio SLU. Esta mercantil, que cumple tan solo la función de gestionar la propiedad, pertenece a Marcelo Miranda, CEO de Totalenergies uno de los miembros del consejo de administración de Griñó.

Fallo de la Justicia

La cotizada catalana logró el visto bueno judicial a comienzos de mayo para hacerse con el control de Azor Ambiental, según la sentencia dictada por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Murcia, que aprobó entonces el plan de reestructuración con el apoyo de los bancos.

De acuerdo con el fallo, la deuda financiera del Grupo Rator, la matriz de Azor, era de 48 millones de euros. Sin embargo, el plan de reestructuración aprobado contempla que las entidades bancarias cederán parte de su posición financiera a Griñó por una cantidad fija de 12 millones de euros y otra variable de hasta 5 millones de euros. Dicho de otra forma, el pasivo de la sociedad se reducirá a través de la capitalización de la deuda. 

Sin embargo, la familia Gil Buendía, fundadora del negocio y actual propietaria, se opuso de pleno a esta solución como remedio para la situación de endeudamiento de la sociedad, alegando que Azor no estaba en situación de insolvencia y que esta estrategia no aseguraba la viabilidad de la empresa. En consecuencia, ambas partes llevaron a juicio esta disputa.

En concreto, los propietarios de Azor argumentaban que este movimiento "tiene un marcado carácter inversor y especulativo" y que se trata de "un uso estratégico del derecho de insolvencia, para fines ajenos al saneamiento de la sociedad". Asimismo, tachan el plan de "inmoral y expropiatorio", pues aseguran que los bancos apoyaban esta solución porque mantienen negocios de inversión con el Grupo Griñó que han condicionado su postura en este caso.

Por su parte, desde Griñó acusaban a los gestores de la empresa molinense de haber desatendido todos los intentos de buscar un inversor que pusiera fin a la deuda de la sociedad y de llegar a una solución pactada. Asimismo, las entidades financieras remarcaron en este proceso el "apoyo" que se prestó a Azor "durante años, con las oportunas novaciones y esperas".

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