CARTAGENA. Alejandro Arribas Garrido, el nuevo máximo dirigente del Fútbol Club Cartagena, pasó de ser futbolista a convertirse en el mandamás del club al que se enfrentó vestido de corto precisamente en el debut de los blanquinegros en Segunda División en esta última etapa del equipo. Fue el 13 de septiembre de 2020 en el estadio Carlos Tartiere cuando el entonces defensa central militaba en el Real Oviedo y se enfrentó a la entidad a la que casi cinco años después representa con traje. Aquel partido concluyó con empate a cero.
El fútbol va y viene y el caso de Arribas es un claro ejemplo. De ser adversario a defender sus intereses como principal cabeza visible. Este empresario madrileño, que en sus 17 temporadas como profesional en el verde pasó por equipos como el Rayo Vallecano, el Osasuna de Pamplona, el Sevilla Fútbol Club, el Deportivo de La Coruña y el Oviedo y también estuvo en el Pumas y el Juárez de México y en el Kalamata de Grecia, regirá los designios del Efesé apenas unos meses después de colgar las botas en Majadahonda, el club del que era presidente su padre, Pedro Arribas, hasta que optó por su venta.
Este tipo de 36 años -los cumplió el 1 de mayo- y que debutó como futbolista profesional también cerca de casa, en Navalcarnero, en 2008, pasa del césped al despacho y de su criterio dependerá en gran parte lo que le ocurra a un club, el Cartagena, que viene de descender a la Primera RFEF como indiscutible colista de LaLiga Hypermotion después de una campaña nefasta.
La venta de la propiedad de Duino Inversiones S.L. a Inversiones Arrisanz S.L -salta a la vista que el fútbol, además de deporte, es negocio e inversión- sitúa a Alejandro Arribas al frente de las operaciones sustituyendo en el cargo a Francisco Belmonte.
El nuevo timonel del barco, que estará respaldado por Víctor Alonso como director general y por Javier Hernández como responsable de la parcela deportiva -son los primeros nombres de sus apoyos hechos públicos-, tiene ante sí el reto de superar un momento económico delicado y el de devolver al equipo al lugar en el que pasó cinco campañas consecutivas. Así lo dijo en su presentación: "Llego a un grandísimo club para hacerlo más grande".
Curiosamente el primero de los 210 encuentros ligueros disputados por los de la ciudad portuaria en ese lustro de plata tuvo a Alejandro Arribas como protagonista. El zaguero formó como titular en el eje de la defensa del Oviedo y tuvo una gran oportunidad a los cinco minutos -Marc Martínez evitó el gol a un tiro suyo a bocajarro- en el choque del debut para el conjunto entonces entrenado por Borja Jiménez, ese que llegó después del tan celebrado ascenso en Málaga.
Su propósito, en el trigésimo aniversario de la institución, es conmemorar otro salto a esa misma categoría y viéndolo él desde el palco del estadio Cartagonova, el cual abandonaron mediada la pasada campaña Belmonte y los suyos para no soportar los gritos en su contra de gran parte de la afición y que en septiembre volverá a tener a quien lo presida.