Cerebro y Conducta / OPINIÓN

Mario Bunge en Murcia

28/02/2021 - 

MURCIA. Se cumple el primer aniversario del fallecimiento, a la edad de cien años, de Mario Bunge, uno de los grandes filósofos contemporáneos. Galardonado con el premio Príncipe de Asturias en 1982 y otras distinciones internacionales, ha sido el único filósofo moderno de lengua española que ha elaborado un sistema filosófico.

En los años sesenta partió de su Buenos Aires natal y se estableció en la Universidad de McGill, en Montreal. Tras jubilarse a los noventa años, siguió escribiendo y dando conferencias con el mismo empeño de siempre. Entre sus libros destacan su influyente manual La Investigación Científica y Filosofía de la Psicología, este último en colaboración con Rubén Ardila. Su Tratado de Filosofía, en ocho volúmenes, desarrolla su visión y enfoque filosóficos, el materialismo científico sistémico.

"Para Bunge, lo que no es contrastable no es científico"

Su trayectoria vital está resumida de forma llana y magistral en el subtítulo de su autobiografía Memorias. Entre dos mundos. Por formación, investigación y docencia unía el mundo de la Física y el de la Filosofía, que plasmó en su dedicación durante años a la epistemología y la Filosofía de la Ciencia. Consiguió aunar en cursos y escritos la reflexión filosófica y el humanismo con la investigación científica. En el centro de su vida, dos países y también dos mundos, diferentes, Argentina y Canadá. Uno de nacimiento en el que su compromiso con los más desfavorecidos le llevó finalmente al otro, país de acogida y plataforma para el desarrollo de su sistema filosófico. Dos continentes, América y Europa, la innovación del Nuevo Mundo y la tradición del pensamiento europeo occidental. Por último, su empeño en construir un sistema filosófico materialista que abrace la ciencia y no la desprecie o la ignore. No es posible una labor filosófica que intente comprender y explicar el mundo sin estar al día en los avances científicos y técnicos.

Dotado de un espíritu crítico e inconformista era un enemigo firme y feroz, pero reflexivo, de todo lo que escapara a la investigación empírica. Para Bunge, lo que no es contrastable no es científico. Puso énfasis en el estudio de los mecanismos en todos los procesos biológicos, psicológicos y sociales, así como en el rechazo de entidades que no pertenezcan al mundo físico. Azote de las pseudociencias, atacaba al psicoanálisis, a la Psicología Cognitiva que no estuviera sustentada por datos neurobiológicos, y a la Psicología Evolucionista que sustituye el estudio del papel de la Genética y de los factores ambientales en la conducta por elucubraciones sin base científica suficiente. Defendió a ultranza una Psicología apoyada por la Biología, pero que tuviera también en cuenta la Sociología. Su ideología izquierdista, más cerca del activismo que de la palabrería de aula o de salón, le llevaba a exigir un compromiso de la ciencia y la técnica con los desfavorecidos.

Recuerda en su autobiografía a sus amigos de Murcia, ciudad que visitó en 1988 para impartir un curso invitado por Wenceslao González, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia, y por Luis Puelles, catedrático de Anatomía Humana y entonces vicerrector de Investigación. Fue un éxito de participación y mantuvo coloquios con estudiantes e investigadores de diferentes facultades. Nos visitó de nuevo en 2008 de la mano de su buen amigo, el embajador José Luis Pardos. Entre otras actividades, impartió la conferencia-coloquio Dos enfoques alternativos de problemas locales y globales: Sectorial y sistémico, que no defraudó a los numerosos asistentes.

Bunge era muy activo, curioso, dotado de una mente despierta y lúcida hasta sus últimos años. De trato cercano y cordial, era amante de contar y escuchar chistes. Se oponía firmemente y con cortesía, a menudo también con ironía, a todo aquello con lo que no estaba de acuerdo, pero también aceptaba y reconocía el valor de la opinión de otro. Una gran pérdida para la Filosofía y las Ciencias y, por ende, para la Cultura, también para Murcia.

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