MURCIA. Son tres artistas muy distintos, con diferentes maneras de entender y concebir el arte, pero con un nexo de unión con nombre de ciudad: Valencia. Hablamos de Lolo Camino, Juan Chica y Pablo Ruiz, los protagonistas de una nueva exposición en Two Art Gallery que, bajo el título de Valencia Urvan, muestra en Murcia la obra de tres creadores que han tomado el testigo de una generación de dibujantes, ilustradores y pintores que sentaron las bases del arte contemporáneo español.
Y es que, como recuerda la gerente de la galería Two, Eva Hernández, en los años ochenta la ciudad de Valencia fue uno de los focos de la revolución cultural de aquel momento, punto de referencia para los creadores del país, en una época dorada para el arte español. Hoy, cuatro décadas más tarde, la ciudad vuelve a retomar su posición con una nueva generación de artistas que viven y trabajan en la capital del Turia. Hasta el 15 de enero, la obra de tres de ellos trasladan a los visitantes de este espacio de arte murciano a este epicentro de ebullición artística.
El primero de ellos es Lolo Camino (1983), pintor abstracto de origen sevillano que se estableció en Valencia hace años. Aunque comenzó marcado por las líneas de la figuración, poco a poco su obra se ha ido revelando y ha buscado la manera de desprenderse de esos contornos que parecían estar en una lucha constante por alcanzar la libertad, señala Eva Hernández. "Los rostros, cuerpos y miembros se han ido desdibujando hasta fundirse casi con el fondo, ahora de colores segmentados y brillantes, ellos le han ido quitando el protagonismo a las formas hasta llegar a desfragmentarse en una solución de marcas cromáticas entre las que todavía parece adivinarse alguna pequeña forma que trata nuevamente de surgir, de sobrevivir..., de repente un ojo, una mano, una pequeña cabeza parece asomar temerosa entre la amalgama de colores y masas para perderse en la inmensidad de estos nuevos trazos", añade.
Se trata de un nuevo tipo de expresionismo abstracto en el que todavía se perciben algunas de aquellas primeras formas de criaturas antropomórficas que ahora han dejado paso a un grafismo orgánico de colores primarios fragmentados. además recientemente ha incorporado la escultura como parte de su discurso por medio de la impresión 3D, dándole así una tercera dimensión a su trabajo, obras también presentes en la exposición.
En el caso de Juan Chica (1990), el lenguaje que utiliza es una figuración realista con referencias al cómic y a la ilustración literaria, siendo imágenes mucho más complejas y detalladas que las de la línea clara de los ochenta, en algunos de sus personajes no pueden venir a la memoria algunos de los dibujos del ilustrador Daniel Torres. Técnicamente son obras muy complicadas, se parte de una idea materializada como un dibujo que posteriormente se dibuja digitalmente con diferentes programas informáticos, la imagen resultante se positiva en aluminio aplicando una como tratamiento final con una capa de resina o silicona transparente que potencia el efecto visual de la imagen.
El lenguaje utilizado por este artista se puede incluir en las corrientes de Dark art e incluso Bizarre Art, dos tendencias que proceden de la cultura sajona pero a las que "Juan es capaz de imprimir un aporte personal con la calidez del color y la luz mediterránea, aunque la mayor parte de sus obras, personajes femeninos idealizados, las integra en un contexto plagado de connotaciones siniestras. Las protagonistas están más cerca de una realidad virtual que de un espacio físico concreto, poseen la capacidad de transmitir una sensación de misterio al espectador".
El tercero de los artistas seleccionados es un claro heredero de la más pura tradición del cómic y la ilustración pictórica de los años ochenta. Pablo Ruiz (1976) traslada a la tela imágenes que podrían ilustrar perfectamente las mejores publicaciones del cómic actual convirtiéndolas en pinturas de gran formato. "La ironía y el sentido del humor son una constante en sus trabajos, reinventa actitudes y miserias humanas dotándolas de una visión caricaturesca de la realidad", apuntan desde la galería Two.
El sexo, la violencia, los alienígenas, el mundo del circo, matones, prostitutas y seres monstruosos protagonizan una serie de historias imaginarias capaces de sorprender al espectador con un exceso de veracidad adaptada a la imaginación de su creador. "Su pintura es totalmente narrativa, ésa es realmente su intención, generar una secuencia de pequeñas historietas que en su conjunto cuentan las mil y una batallas de opulentas mujeres, poderosas no sólo en su exagerada fisonomía sino también en su atrevida actitud, encuentros amorosos cuyos protagonistas no dejan nada a la censura y sí mucho a la imaginación, o una recreación del origen del mundo como resultado de un difícil parto al que todos asistimos con gran expectación", concluyen en Two Art Gallery.