SAN JAVIER. Las quejas no son nuevas pero no por ellos menos llamativas. La Asociación de Vecinos de la Manga Norte ha vuelto a hacer un llamamiento a las autoridades locales y autonómicas en un comunicado para abordar de manera urgente los problemas críticos de movilidad y salubridad que afectan a los residentes y turistas de la zona, que pertenece al municipio de San Javier y que abarca en torno al 80% de la longitud de la lengua de tierra que separa el Mar Menor del Mediterráneo. "La situación ha llegado a un punto insostenible, especialmente durante los meses de verano, cuando la afluencia de turistas y el calor intensifican los graves problemas ya existentes y conocidos perfectamente por las autoridades", apunta Paulino Regadera, presidente de la asociación.
La movilidad en la Manga Norte es uno de los principales ejes de preocupación para la comunidad de vecinos. "No es aceptable que nuestros residentes y los turistas tengan que enfrentarse a un sistema de transporte público tan deficiente", afirma Regadera, para quien "las líneas de autobuses actuales no están bien coordinadas, lo que dificulta que los vecinos lleguen a sus destinos a tiempo. Si estás en el kilómetro 17 ó 18, el primer autobús hacia Cartagena no sale hasta las 8:00 de la mañana, lo que hace imposible, por ejemplo, llegar temprano al hospital de referencia en Santa Lucía", añade.
Además, los vecinos señalan que las marquesinas de autobuses están mal ubicadas, muchas veces lejos de las áreas con mayor concentración de viviendas. La falta de marquesinas adecuadas y funcionales en puntos estratégicos obliga a los residentes a esperar bajo el sol sin ninguna protección. "Hemos visto marquesinas en lugares absurdos, como playas o chiringuitos, donde no hay necesidad de ellas, mientras que en las áreas residenciales no se encuentran donde deberían estar", destaca el presidente de la asociación. Para agravar la situación, las marquesinas carecen de conexión Wi-Fi, lo que impide el uso de aplicaciones para información y pago del transporte, obligando a realizar el pago manual, un proceso que ralentiza el servicio de autobús.
Un problema de especial gravedad que afecta a la comunidad es la presencia continua de malos olores provenientes del alcantarillado. "Es un problema crónico que necesita atención inmediata. No es normal que tengamos que soportar olores nauseabundos mientras paseamos por nuestra comunidad", comenta Paulino Regadera. Los residentes informan de que estos olores se originan de tuberías de desagüe mal mantenidas que están distribuidas por toda la zona y también por tubos, a modo de farolas, que ventean las aguas fecales de la red de alcantarillado en medio de zonas habitadas. En palabras del presidente de la asociación: "Hemos encontrado numerosos puntos en La Manga donde las tuberías de alcantarillado no sólo están expuestas, sino que también están rotas o sin mantenimiento. Estos puntos emiten olores tan intensos que hacen imposible disfrutar de un simple paseo, sentarse en una terraza de una cafetería, abrir las ventanas de un apartamento, regentar un negocio con normalidad o hacer actividades al aire libre", señala el presidente de los vecinos de La Manga Norte.
"Este problema no sólo genera incomodidad, sino que también representa un riesgo para la salud pública. El turismo, una fuente decisiva de ingresos para la zona, también se ve afectado por la impresión negativa que estos olores dejan en los visitantes. Imaginen a los turistas que vienen a disfrutar de nuestras playas, donde son recibidos por un hedor tan desagradable. Esto puede dañar la reputación de La Manga y del conjunto del Mar Menor como destino turístico", explica Paulino Regadera. Además, recuerdan que en cuanto llueve con cierta fuerza, el alcantarillado se desborda y vierte aguas fecales al Mar Menor, contribuyendo así a su contaminación en un goteo continuo de incidencias que afectan de forma muy importante a la imagen de la laguna como destino turístico. "Todos los visitantes de La Manga han visto alguna vez este problema que denunciamos desde hace años: cada vez que hay una tormenta, el agua sucia se vierte al mar grande y al Mar Menor. Es lamentable", añade.
"No podemos seguir esperando. Necesitamos que todas las autoridades escuchen nuestras demandas y actúen en consecuencia. Estamos dispuestos a colaborar, pero necesitamos un compromiso serio por parte de quienes tienen el poder de realizar cambios", concluye Paulino Regadera en su comunicado.