Los Reyes Magos de Churra en los años 50. Foto: De Murchy. MURCIA. Porque si no existieran, no estaríamos, más de 2.000 años después, celebrando hoy uno de los días más esperados del año, y no sólo por millones de niños ilusionados, sino también por muchos, muchísimos adultos, que siguen (seguimos) conservando vivo el espíritu singular que preside esta jornada y sus vísperas.
Si no existieran, no habríamos comprobado, año tras año, cómo se convierten en instrumento de solidaridad para con los pequeños enfermos, pobres, huérfanos… desfavorecidos.
Y todos esos sentimientos se materializan en la cabalgata y en las visitas a los centros benéficos, hospitalarios y de atención social, en las que unos enviados de los Reyes Magos multiplican su obra por infinidad de regalos y de sonrisas.
La cabalgata estática sustituye a la dinámica, con opiniones para todos los gustos sobre el acierto de la decisión. Pero hoy, como ayer, los Reyes Magos cambian la cara a la ciudad. A una ciudad ilusionada.
"la cabalgata de Alcoy es la más antigua, pues data de 1866, mientras que en Murcia no se encuentran reseñas hasta el año 1930"
En la búsqueda de antecedentes de esta tradición en España, es conocido que la cabalgata de Alcoy es tenida por la más antigua, pues data de 1866, si bien no tuvo continuidad hasta 1885, mientras que en Murcia no se encuentran reseñas de tal acto hasta el año 1930, cuando lo impulsó el periódico Levante Agrario.
El 1 de septiembre de 1929, editorializaba el diario: "Un hogar abrumado por la miseria, en Reyes se sume en la mayor amargura. Los padres luchan contra lo imposible, y cuando sus hijos, pedazos de su alma, preguntan por los Reyes, o descubren la verdad, o lloran en silencio su impotencia para mantener incólumes las ilusiones de sus pequeñuelos; no es justo, y los niños todos, absolutamente todos, deben en ese día venturoso abrir sus almas infantiles a los ortos rosados, que ojalá duraran siempre".
Levante Agrario instituye desde ese momento la Fiesta de los niños pobres en el Día de Reyes, "para que Melchor, Gaspar y Baltasar, con sus caballos, y seguidos de artística cabalgata, dejen en cada parroquia cientos de juguetes, sin olvidar a los pequeños acogidos en los Asilos". Se abrió la colecta para adquirir los juguetes el 20 de septiembre, para cerrarla el día de Nochebuena.
La suscripción alcanzó las 3.000 pesetas, y el periódico relató la experiencia, el 7 de enero, con satisfacción y emoción: "Lo que esencialmente nos importaba es que se ejercitase un beneficio que no puede pagarse con otra cosa que con la ternura de ver cómo en las puertas de las iglesias se agolpaban los niños en espera de que llegasen los Reyes Magos, la ilusión que se propagaba al sonar los clarines de la Artillería, que iban abriendo marcha, y el acto conmovedor de las entregas de los juguetes".
Y afirmaba: "Los párrocos saben de las impaciencias de los niños, que bien temprano acudían a las iglesias preguntando si sería verdad que iban a llegar los Reyes con los regalos que se les habían prometido. Desde ayer, esos Soberanos de Oriente dejaron de ser una incógnita soñada para los niños. Por primera vez pasearon las calles de esta ciudad, y se trocó en realidad la leyenda".
"la cabalgata de 'Levante Agrario' sólo tuvo tres años de recorrido y hubo que esperar a que terminara la Guerra Civil para que volviera"
El número de juguetes adquiridos o donados ascendía a 5.138, mientras que el pedido elaborado por las parroquias sumaba 4.600, lo que permitió enviar a diferentes pueblos de la huerta algunos cientos. A las ocho y media de la mañana del Día de Reyes se puso en marcha la cabalgata compuesta por los clarines de Artillería, camellos con servidores, los Reyes Magos con escolta, camiones de Artillería cagados con los juguetes, banda de música y guardias de Seguridad.
Desde la redacción del periódico, en la calle del Granero, recorrió la comitiva toda la Murcia de entonces, descargando su generosa carga en las parroquias por el siguiente orden: San Lorenzo, San Miguel, San Andrés, San Antolín, San Nicolás, San Pedro, Santa Catalina, San Bartolomé, El Carmen, San Juan y Santa Eulalia. Numeroso público se estacionó en las calles para presenciar el desfile de los Reyes Magos.
Pese a su éxito, la cabalgata de Levante Agrario sólo tuvo tres años de recorrido, y hubo que esperar a que terminara la Guerra Civil para que volviera a las calles, el 5 de enero de 1940, de la mano de la Organización Juvenil Española (OJE). Y así se dio continuidad a la noche mágica hasta nuestros días.
Sobre ella, escribía hace medio siglo justo el periodista y sacerdote José Freixinós: "Las calles, nuestras calles, se convirtieron ayer en inmensas riadas de gentes que iban y venían. ¿De dónde, a dónde iban y venían las gentes? Era una geografía Iluminada con la Irresistible luz de la alegría. Era una luz que empujaba, que llamaba al mundo de la ilusión. Era una ilusión que se vestía de misterio. Era un misterio que embriagaba a los hombres. Eran los hombres más felices que nunca"..
Y es, porque los Reyes Magos existen.
