CARTAGENA. Los hoteles de playa de la Región no están pensando, ni por asomo, en la posibilidad de abrir este próximo lunes, cuando se entre, casi con toda probabilidad en la Fase 1 y, por tanto, tengan la opción de poner en marcha sus establecimientos turísticos. Para la mayoría es una insensatez tomar una decisión así, cuando no hay clientes por captar de provincias limítrofes y además en la Región son de momento muy pocos los que están pensando en ir a la playa sin la opción de poder bañarse.
De esta manera, el sector hotelero se pone como objetivo comenzar a trabajar para finales de junio -a partir del 23-, cuando entremos en la fase 3 de la desescalada y todo vuelva a la normalidad, o a parte de ella. Algunos ya han empezado a recibir reservas para ese mismo fin de semana y otros han decidido su apertura para comienzos del mes de julio.
Las cancelaciones son muy pocas, más bien al contrario. Los hoteles sufrieron un apagón con el cierre total, que se ha alargado hasta este mes de mayo. Aquellos turistas que tenían previsto viajar en mayo hasta la Región han sido los últimos que han cancelado; a partir de la segunda quincena de junio, prácticamente todo sigue como hasta antes del inicio de la pandemia.
Aunque desde la consejería de Turismo y de algunos ayuntamientos, como es el caso de Cartagena, se está tratando de fomentar el turismo interregional, no las tienen todas consigo los empresarios que se dedican a la hotelería. El movimiento turístico interprovincial es significativo, pero la incertidumbre existente entre el cliente y la indecisión suponen un hándicap en estos momentos para animarse a desplazarse hasta un hotel. El año pasado fueron 117.169 los turistas de la Región que pernoctaron en los establecimientos turísticos de la costa, lo que representa un 30% del volumen total -346.060- del turismo nacional en nuestras costas.
Por otro lado, se mantiene la incertidumbre de qué medidas hay que adoptar en cada uno de los hoteles, dependiendo de su capacidad, servicios, clientes y lugar. No hay un decreto definitivo al que atenerse para hacer las reformas pertinentes.
El Instituto de Calidad Turística de España ha elaborado un borrador en el que trata de clarificar cómo deben abrirse los hoteles y ahora es el Ministerio de Sanidad quien debe aprobarlo. Los protocolos son muy estrictos y pormenorizados y entre algunas de las medidas, tal y como publicaba el diario El Mundo, no habrá servicio de aparcacoches, para evitar el contacto con vehículos privados. "Cuando el personal preste el servicio de transporte de equipaje del cliente, deberá realizarse en condiciones de seguridad. Para ello, este personal dispondrá de guantes desechables y/o toallitas desinfectantes para limpiar asas, manillas, etc. En cuanto al servicio de aparcamiento, debe evitarse la manipulación de coches de clientes por parte del personal", dice el borrador según el diario nacional.
La llave de la habitación ya no se dejará en recepción,y siempre se desinfectará tras el uso.
En los hall de los establecimientos ya no habrá revistas ni periódicos, y las habitaciones serán más sobrias de lo habitual: sin cojines, alfombras y sin cualquier elemento de decoración que pueda inducir al contagio al tocarlo. "Debe analizarse la reducción de textiles (incluidas alfombras) en la habitación, objetos de decoración y ammenities -kits de baño- para actuar de acuerdo al plan de contingencia definido (...) Las mantas y almohadas en los armarios deben encontrarse protegidas", señala el borrador.
En los aseos se recomienda el uso de papeleras a pedal, y la grifería, a ser posible, sin contacto (a pedal). En todos los espacios habrá surtidores de gel.
En cuanto al servicio de bufé, se evitará las mesas donde acceder a los diferentes menús y será un camarero el que lo sirva. "También deben eliminarse de todas las tipologías de servicio los elementos y equipamientos de uso común (vinagreras, saleros, aceiteras, máquinas de bebidas, azucarillos, etc.) y cualquier elemento decorativo. Además, el establecimiento debería considerar, atendiendo a sus instalaciones, un itinerario sugerido o predefinido para evitar aglomeraciones en determinadas zonas y prevenir el contacto entre clientes", señala el documento publicado por El Mundo.
El ICTE no recomienda límite de aforo, sino que haya una distancia de dos metros entre mesas.
En lo que se refiere a balnearios, playas, spas o piscinas, existen aún muchas dudas de cómo se actuará y de ahí que, de momento, se recomienda cerrarlas a falta de sacar conclusiones posteriores.