MURCIA. Era una profunda crisis interna e intentaron solucionarla recurriendo al propio líder del partido, pero no hubo manera y al final la pugna acabó en ruptura definitiva. Antes de hacerse público el conflicto, los tres diputados que acabarían siendo expulsados de Vox enviaron una carta al propio presidente de su formación, Santiago Abascal, pidiéndole que mediara e intercediera para ayudarlos. En una misiva, firmada el 8 de mayo con sello de una notaría de Cartagena, los parlamentarios regionales Juan José Liarte, Francisco José Carrera y Mábel Campuzano reclaman a Abascal que "solucione el problema" y lanzan duras críticas y graves acusaciones contra el equipo de Organización de Vox. "Somos tus diputados, eres nuestro presidente y necesitamos tu ayuda", escriben al mismo tiempo que denuncian "presiones, amenazas y persecuciones a los disidentes" en la Región de Murcia, como así reza el texto, al que ha tenido acceso Murcia Plaza. "Han creado enfrentamientos entre la estructura orgánica y los cargos electos", reprochan.
Liarte, Campuzano y carrera acusan a los coordinadores parlamentarios de funcionar como "un cuerpo de comisarios políticos"
El documento no surtió efecto: Abascal desoyó estas peticiones, como así demostraría el tiempo. Doce días después, el 20 de mayo, el Comité de Garantías abría expediente contra los tres parlamentarios murcianos y los suspendía cautelarmente de militancia y representación. La noticia de que habían revocado los poderes de las cuentas del partido a dirigentes nacionales se había hecho pública el 11 de mayo, desvelada por el diario La Verdad. Un mes después, la decisión provisional se convirtió en firme: los tres políticos eran expulsados de Vox por "decidir unilateralmente el despido de cuatro trabajadores de su grupo parlamentario y quitar como titulares de las cuentas de este grupo a dirigentes nacionales", entre los que se encuentran el secretario general, Javier Ortega Smith. Las alegaciones de los tres murcianos se quedaron en nada.
"Cometimos fallos en los procesos electorales"
En la carta, los tres firmantes justifican que "sólo la gravedad de las circunstancias" les lleva a reunirse "al margen de cualquier estructura oficial del partido para tratar los problemas que la propia estructura ha generado". Aseguran que su compromiso con las ideas de Vox y su proyecto político "están fuera de duda" y confían en el "indiscutible liderazgo" del presidente. También aclaran que no tienen ninguna discrepancia ideológica y que no quieren dañar a su formación con divisiones internas, así como hablan de extremar las precauciones para evitar filtraciones "que resulten perjudiciales" para Vox. "Se trata de una cuestión interna que, en lo que a nosotros respecta, no va a trascender fuera del partido", expresan.
Pero aseveran que toman la decisión de recurrir a Abascal al ver "cómo se daña la estructura y el proyecto del partido desde Organización". Denuncian que Organización creó "enfrentamientos y desmotivación, que, lejos de cohesionar el partido, pusieron en peligro su futuro". Vox, fundado en 2013, pasó de la noche a la mañana de ser una fueza residual a entrar en las instituciones. Los tres diputados reconocen que en los procesos electorales "se cometieron fallos" y se generaron "conflictos" con la elaboración de las listas, pero recriminan que "se ha despreciado" toda la experiencia anterior y todo el conocimiento de las bases al hacerse "tabla rasa", al separar "la estructura orgánica y los cargos electos, generando bicefalias nefastas para la imagen de Vox, con estructuras paralelas y enfrentadas".
También denuncian que "se ha presionado, aislado y maltratado a las personas que llegaron a Vox y las sustituyeron por personas que sólo aportan la sumisión sin criterio". Y apostillan: "Todo aquel que osa discrepar es considerado disidente y perseguido por ello", precisamente algo que, añaden, "se ha visto antes en otros partidos".
Liarte, Carrera y Campuzano acusan al equipo de coordinadores parlamentarios de funcionar como "un cuerpo de comisarios políticos sin ayudar al funcionamiento de los grupos", pues "ni la intermunicipal ni la interparlamentaria han llegado a funcionar nunca". Son, afirman, personas "menos cualificadas y desconocedores de los temas" que repiten "el mismo argumento de 'lo dice Madrid' para dar órdenes a los diputados".
Igualmente lamentan que los gabinetes de Comunicación de Vox "funcionan como el más alto órgano de decisión política", ejercidos "por profesionales que no son votantes de Vox, que actúan como mercenarios al servicio de unos intereses que no son los del partido". Los tres políticos murcianos sostienen que "las personas contratadas para el staff de los Parlamentos autonómicos no facilitan el trabajo de los diputados y se dedican a estar al servicio de estructuras paralelas en las provincias, gozando de una cobertura mediática por parte del partido". Algunos de ellos, inciden sin citar nombres, "ni siguieran acuden a su puesto de trabajo mientras cobran un sueldo público para ello".
El equipo de Organización se lleva los peores reproches. Su trato, manifiestan, "estaba basado en la desconfianza, la amenaza y el despotismo". En su opinión, "nunca ha existido una relación fluida". Y agregan que cualquier queja, "aun con informes documentados con irregularidades", conlleva "consecuencias negativas para el que la transmite". Además, mantienen que "sólo la lealtad" había impedido que "esta información llegara a la prensa". "Pero callar así nos hace corresponsables de actos censurables", pues están convencidos de que "hay comportamientos censurables, con evidencia escrita, de represión a quien lo denuncia".
Alegan que no querían "ser perjudicados" al revocar las cuentas
Los tres representantes de Vox justifican uno de los motivos por los que finalmente fueron expulsados: la revocación de poderes. "Lo hicimos por temor a que estos sean utilizados para perjudicarnos de alguna manera. Tenemos evidencia de que personas de Organización han firmado documentos en nombre de los grupos parlamentarios sin habilitación legal para ello".
Escriben esta carta, esgrimen, con el ánimo de "intentar subsanar" esta situación que padecen "demasiado tiempo". Indican que son conscientes de la gravedad de sus acusaciones y de las posibles consecuencias, pero recurren a Abascal -"a ti", escriben-porque el cauce orgánico que teóricamente deberían seguir "constituye precisamente la esencia del problema". Aducen que necesitan un apoyo del partido que "no tienen" y piden un equipo de Organización que se ocupe de "saber lo que ocurre verdaderamente en cada provincia y en cada Parlamento autonómico" que, en lugar "de amenazas, desprecios y desconfianzas, venga a escuchar y solucionar problemas y no a generarlos".
Remachan que Vox no se puede permitir un partido dividido y desmotivado y abogan por recuperar "el dinamismo que les caracterizaba y dejar la burocracia, las ventanillas internas de comisarios políticos y de luchas personalistas". Y concluyen en la misiva: "Te pedimos que nos ayudes a solucionar estos problemas y a reconstruir las estructuras del partido. Somos tus diputados, eres nuestro presidente y necesitamos tu ayuda".