CARTAGENA. Hay quien dice que las ciencias naturales no son más que sentido común refinado, pero esa opinión no cuadra con la historia de las ciencias. Parece de sentido común que el Sol se mueve en torno a la Tierra, pues cada día lo vemos salir por oriente y, tras describir un arco en el cielo, ponerse por occidente. Además, el influyente Aristóteles así lo había defendido, y el bíblico Josué, para favorecer a los israelitas en plena batalla, proclamó "¡Oh, Sol, detente sobre Gabaón! Y tú, Luna, sobre el valle de Ayalón". Contra el sentido común, la autoridad del griego y la interpretación literal de la Biblia tuvieron que pugnar Copérnico y Galileo para convencernos de lo contrario.
"el problema que afrontarán Vidal y Arrimadas no es haberse tomado demasiado en serio su propia noción de tránsfuga, sino no habérsela tomado suficientemente en serio"
Parece de sentido común que las especies son inmutables, pues es inútil pedirle peras al olmo, los ganaderos saben que las vacas preñadas paren terneros y los labradores que siembran semillas de trigo esperan cosechar trigo. Además, así lo creían casi todos los naturalistas y, según el Génesis, "luego dijo Dios: broten de la tierra seres vivientes según su género; bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie". Contra el sentido común, la opinión casi unánime de los naturalistas y una interpretación ramplona de la Biblia tuvieron que pugnar Darwin y Wallace para convencernos de que cada especie había evolucionado por selección natural de alguna preexistente. El máximo exponente de resultados científicos contrarios al sentido común y a la opinión de los físicos anteriores lo encontramos en la Mecánica Cuántica, cuyas teorías son tan peculiares que a sus propios autores les cuesta trabajo aceptarlas. Uno de ellos declaró: "Nuestro problema no es que nos tomemos nuestras teorías demasiado en serio, sino que no nos las tomamos suficientemente en serio". Bueno, pues Vidal y Arrimadas parecen no tomarse suficientemente en serio su criterio sobre los que califican de tránsfugas.
El concejal Padín, veterano empresario, fundó Cs en Cartagena, soportó los comentarios del alcalde cantonalista López en la pasada legislatura y ha estado colaborando discreta y eficazmente con la alcaldesa Castejón y la vicealcaldesa Arroyo en la presente. Ahora quieren expulsarlo del partido que fundó por haber discrepado en público de la fracasada moción de censura contra Miras. Dice la Constitución que los partidos deben organizarse de forma democrática y, según parece, la citada moción no fue acordada por el órgano competente de Cs, de modo que solo podrían acusar en Padín de discrepar de los actos de sendas dirigentes, que no de la línea de su partido, que no quedó fijada hasta después de las mociones. ¿Sería eso democrático?
El diputado Castillo, oriundo de Archena, se dedicó al periodismo en la región argárica durante varios años en el seno del grupo Prisa y la cadena SER. Tras pasar cierto tiempo en Málaga volvió y ahora preside la Asamblea Regional, cargo ocupado antes por dos personas de gran prestigio, como son la socialista Peñalver y el popular Celdrán. Desde ese alto puesto, Castillo contribuyó al fracaso de la moción de censura cuando se abstuvo. Para que triunfase habría sido necesaria una mayoría absoluta de votos a favor, de modo que las abstenciones surtían el mismo efecto que los votos contrarios a la moción. Los tres consejeros de Cs han sido declarados tránsfugas por no haber apoyado la moción, pero, a efectos prácticos, lo mismo hizo Castillo. Sin embargo, ni lo han declarado tránsfuga, ni lo han expulsado de Cs, y el motivo es claro: de haberlo hecho habrían perdido el grupo parlamentario, pues solo quedarían dos diputados de Cs, que tendrían que integrarse en el grupo Mixto, con la consiguiente pérdida económica y presencia parlamentaria. No hay escapatoria: o bien los tres consejeros y Castillo son tránsfugas, o bien ninguno lo es. Lo dicho: el problema que afrontarán Vidal y Arrimadas no es haberse tomado demasiado en serio su propia noción de tránsfuga, sino no habérsela tomado suficientemente en serio.
El vicepresidente Iglesias se ha despedido del Congreso denunciando por cohecho a Egea, Miras, Hervías, y los tres consejeros de Cs. Acusa a los tres primeros de haber sobornado a los tres últimos con puestos políticos a cambio de oponerse a la moción, y a ellos de haber aceptado el soborno y procedido en consecuencia. La denuncia no prosperará, pues tanto la Constitución como el Estatuto de Autonomía sostienen que los diputados no están sujetos a mandato imperativo y, para colmo, la moción no había sido programada por el Comité Ejecutivo ni en España, ni en la región.
Si este asunto acabase en manos de un juez de inmediato pediría las actas de los comités ejecutivos en los que se aprobó el cambio de línea política y preguntaría por qué Castillo siguió en su sitio tras abstenerse. Los denunciados saldrían absueltos, pero quizás el juez considerase oportuno investigar por prevaricación a Vidal, Cuadrado y Arrimadas. No me extrañaría que la denuncia de Iglesias vaya encaminada, de forma encubierta, contra Cs. Está tan molesto por los coqueteos políticos del PSOE con ese partido que su primera declaración como candidato a presidir Madrid ha sido "con partidos que sostienen a gobiernos ultraderechistas no se pueden hacer unos presupuestos progresistas". Traducción: del posible pacto con PSOE y Más Madrid hay que excluir a Cs, que participa en gobiernos apoyados por Vox. Consejo no pedido a las dirigentes de Cs: absténgase de expulsar a Padín y rectifiquen con los tres consejeros, pues no cabe que, en igualdad de circunstancias, ellos sean tránsfugas y Castillo no. Además, no hay infracción sin decisión vinculante previa a las mociones del Comité Ejecutivo pertinente. Nulla pena sine lege.
JR Medina Precioso