MURCIA. En el ámbito empresarial de los países anglosajones, especialmente en Estados Unidos, se reconoce el fracaso como un componente esencial del proceso de aprendizaje y crecimiento profesional. En contraste, en España, la cultura predominante asocia el éxito con evitar el fracaso. Aunque esta perspectiva puede variar un poco según la cultura y filosofía de cada compañía, se puede asegurar que en la gran mayoría de las empresas españolas aún se siguen basando exclusivamente en solicitar el CV profesional y académico para seleccionar a su personal, lo cual obviamente oculta los fracasos y no refleja la realidad completa de los candidatos.
Por lo general en nuestro país, los currículos vitae se presentan como una lista de éxitos laborales y académicos, omitiendo los fracasos que han acompañado en el camino recorrido. Por ello, cuando una empresa, en proceso de selección, solicita además el CV de fracasos, muestra el interés sincero y transparente por conocer tanto las experiencias positivas como las negativas de los candidatos, generando un ambiente propicio para dialogar abiertamente de ellas. Al hacerlo, se fomenta la honestidad, creando un ambiente donde los candidatos se sienten cómodos compartiendo tanto sus éxitos como sus fracasos.
Además, al examinar los fracasos pasados, la empresa puede identificar las lecciones aprendidas, los cambios de enfoque y la capacidad de crecer a partir de dichas experiencias. Esto es especialmente relevante cuando queremos seleccionar perfiles profesionales que requieran resiliencia, creatividad y capacidad de aprender rápidamente de los errores. Permitiendo una evaluación más realista de las competencias de los candidatos, revelando su capacidad para afrontar situaciones difíciles, facilitando de esta forma una evaluación más realista de sus habilidades y personalidad, ya que aquellos que han superado adversidades y fracasos demuestran una mayor capacidad para afrontar desafíos y mantenerse motivados en momentos difíciles.
Asimismo, es importante tener presente que cuando se solicita el CV de fracasos y llega el momento de abordar este tema durante la entrevista con el candidato o candidata, es fundamental manejar la situación con sensibilidad. Para lograrlo, es recomendable crear un ambiente de confianza desde el principio, normalizando la experiencia del fracaso y centrándose en el aprendizaje y el crecimiento profesional que ha surgido a partir de él. Escuchando activamente al candidato y mostrando empatía hacia sus vivencias de fracaso. Además, es esencial tratar esta información con confidencialidad y respetando la decisión del candidato o candidata si no desea profundizar o compartir más sobre sus experiencias pasadas. No debemos de olvidar, que el objetivo principal es evaluar la capacidad del candidato para aprender y crecer a partir de dichas experiencias.
Por lo tanto, no se debe aprovechar este marco de confianza para enfocarse exclusivamente en descubrir sus puntos débiles, pues esto podría sesgar la evaluación global del mismo. Es importante tener en cuenta que solo los fracasos no definen por completo a una persona, al igual que tampoco lo hacen sus éxitos y logros. Por eso, es fundamental comprender cómo el candidato ha enfrentado los desafíos y qué ha aprendido de esas experiencias, en lugar de centrarse únicamente en valorar los errores o aspectos negativos que hayan obstaculizado el logro de sus metas. De esta manera se podrá obtener una visión más completa del candidato o candidata, y su potencial para enfrentar desafíos en el puesto de trabajo que vaya a desempeñar. Sin olvidar, en ningún momento, que solicitar un CV de fracasos implica que la privacidad del candidato debe ser respetada y protegida, garantizando que la información recopilada se pueda utilizar de forma injusta y/o discriminatoria en el proceso de selección presente o futuro.
A modo de conclusión podemos decir que solicitar el CV de fracasos aporta valiosos beneficios, pues permite una evaluación más honesta y completa de los candidatos, ayudando a seleccionar aquellos más adecuados para la organización. Además, fomenta una cultura empresarial donde los fracasos son aceptados y considerados oportunidades de aprendizaje que ayudan a mejorar el ambiente laboral en su conjunto, impulsando la innovación, la colaboración y la mejora continua.