Gestión del fracaso

Mucho se habla y escribe de cómo gestionar el fracaso. Liderar en tiempos de adversidad el manejo de estas situaciones de manera efectiva es una habilidad crucial para cualquier persona o líder. Es tan importante que se imparten talleres y cursos para dar la visibilidad que requiere y no morir en el intento.                        

El fracaso no debe ser considerado como derrota. Más bien es una oportunidad de aprender de actuaciones y hechos que no hayan proporcionado los resultados esperados.

Se aprende más de los fracasos que de los éxitos. Nos han dicho siempre.

Escribir sobre la gestión del fracaso personal puede ser un tema profundo y significativo, ya que todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado fracasos.

"el fracaso es una fuente de aprendizaje"

Pero vamos a definir fracaso, diciendo que "el fracaso personal puede incluir el no alcanzar un objetivo, una expectativa personal, social, laboral o incluso no cumplir con tus propios estándares". Es como si el fracaso fuese una experiencia común a todas las personas y visto como una parte inevitable del crecimiento y el aprendizaje. Y que la sociedad lo ve de forma negativa, aunque puede ser un revulsivo y una poderosa fuente de cambio y mejora.

La gestión del fracaso socialmente hace que se desarrollen las emociones más comunes como decepción, frustración, vergüenza, el miedo al juicio y las dudas sobre uno mismo, provocando una baja autoestima o la sensación de no hacer todo lo bien que se debiera.

Pero el fracaso a veces plantea ser una fuente de aprendizaje. Cada error cometido puede enseñar algo sobre los limites personales, las habilidades que necesitan mejorarse o incluso un replanteamiento de los objetivos. Manejar el fracaso fortalece la resiliencia, no como un punto y final, sino como parte del proceso de evolución

Steve Jobs es un ejemplo bueno de gestión del fracaso al éxito total. Una vez ya había fundado y triunfado con Apple, fue despedido por discrepancias con el director que el mismo Jobs había nombrado. Años más tarde volvió a liderar la empresa y la muerte temprana no evitó que dejase la gran marca Apple en lo más alto.

Hay que reconocer el fracaso sin negarlo o minimizarlo y analizar en detalle qué salió mal para aprender lecciones concretas en lugar de verlo como un fallo general absoluto. Será buena parte de ganar autoestima.

Podríamos concluir señalando que gestionar el fracaso de manera saludable y constructiva es clave para el crecimiento personal y profesional. Resalta la importancia de la perseverancia y la paciencia. Las personas que saben manejar el fracaso pueden llegar a ser más fuertes, más creativos y finalmente más exitosos, porque entienden que el éxito no es la ausencia de fracasos, sino la capacidad de seguir adelante a pesar de ellos. Afán de superación.

Soledad Díaz

Hotelera y miembro de la Mesa de Turismo España

Cátedra Mujer Empresaria y Directiva