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EL PODER Y LA PALABRA / OPINIÓN

El precio de nuestros miedos

25/06/2023 - 

MURCIA. Creo que no somos conscientes de hasta qué punto el miedo condiciona nuestras vidas. Puede que usted y yo pensemos que no somos especialmente miedosos, pero eso no quiere decir que esta poderosa emoción no nos afecte más de lo que suponemos. Tenemos muchos miedos conscientes e inconscientes. Descubrirlos y saber gestionarlos adecuadamente no parece, pues, una cuestión menor.

Ya sé que un artículo de entretenimiento, como este, no es lugar adecuado para tan ambicioso propósito, pero quizás sí que podamos dar algunas pistas para iniciarnos en tan importante proyecto. La hipótesis es la siguiente: ¿y si existiera una relación entre nuestros principales miedos y el dinero que gastamos para intentar superarlos?  

Sé que no me van a creer, pero he inventado un medidor particular de miedos (miedómetro, o Bacherómetro, si les complace) que quiero compartir con mis lectores. Con él, no sólo sabremos calibrar el peso del miedo en nuestra vida, sino que podremos contabilizarlo. Como lo oyen.

Veamos. El método no puede ser más riguroso. Primero se identifica un miedo, después se acude a la cuenta mensual de gastos y anotamos su coste. Es muy fácil. Pondré un ejemplo. ¿Cuál es el mayor de sus miedos? No soy nada original si señalo que, en general, es el miedo a la enfermedad y a la muerte. Bien, pues sólo hay que analizar los gastos mensuales en medicinas, seguros médicos, y seguros de vida y anotarlos. Cuando haya obtenido el monto total, en euros, que le causan todos sus miedos, sólo tendrá que calcular el porcentaje de cada uno de ellos y ¡voilá! Tendrá, ordenado, su mapa personal de miedos.

El problema es que no es fácil identificar todos y cada uno de ellos. Continuaré con otro de los fáciles: el miedo a perder nuestras propiedades. Es evidente que el mundo de los seguros vive de nuestros miedos a incendios, inundaciones, lluvias torrenciales, accidentes, etc. Ya sabe cómo actuar. Toca calcular el valor de los seguros de su casa, de su coche, de su moto, y de los seguros agrarios, si es tan atrevido que ha decidido adentrarse por la heroica y arriesgada labor de agricultor, aunque sea tan solo a tiempo parcial. Si una de sus preocupaciones es el miedo a envejecer, deberá anotar todos los gastos que dedica especialmente a ese propósito: cremas corporales, tratamientos faciales, dietas, gimnasio, cirugía…

¿Y qué ocurre con el miedo a perder nuestro trabajo? ¿con el miedo a que una vez jubilado, la pensión no le alcance para mantener el mismo nivel de vida? ¿Tiene un Plan de Pensiones? ¿puede ahorrar una cantidad al mes para el incierto e imprevisible futuro? ¿está invirtiendo en una segunda vivienda para poder obtener en el futuro una renta? Pues si tiene la suerte de ser de los pocos privilegiados con alguna capacidad de ahorro, ya sabe, apunte el coste mensual de estas inversiones.

Mas difíciles de identificar, y por lo tanto de cuantificar, son los que Bauman llama miedos de segundo grado (esos que son más profundos, cuanto más dispersos). Por ejemplo, el miedo a no ser valorado o reconocido, el miedo al rechazo social, a ser considerado diferente. El sofisticado mundo del consumo es muy hábil en este territorio. Hay muchas decisiones de compra que orientan la presión social hacia esos convencionalismos a los que llamamos moda. Cada cual sabrá cuantos euros le cuesta deshacerse con frecuencia de objetos, o prendas todavía en buen estado de uso.

Sé de profesionales de las nuevas tecnologías que se han gastado un dineral en un coche 'inteligente', cuyo logro más celebrado es el de obligarle a respetar escrupulosamente la velocidad marcada por las señales de tráfico, e impedirle cometer irregularidades al volante. Parecen sentirse felices, habiendo pagado el doble de lo que cuesta otro vehículo con prestaciones parecidas, ¿afán de reconocimiento social, necesidad de que identifiquen su persona con la vanguardia tecnológica, o miedo a la crítica de sus colegas si decidiera acudir a su trabajo con un utilitario convencional y barato?

Hay otros miedos importantes como el de ser rechazado, o abandonado por la persona amada, o el de no ser aceptado en determinados ambientes, o círculos sociales…, pero el artículo de hoy no da para más. El avisado lector sabrá realizar sus análisis y sacar sus propias conclusiones. Les adelanto lo que me dice mi particular “miedómetro”: demasiados temores.

Reflexión final ¿Y si en lugar de seguir financiando el negocio del miedo decidiera gestionar de otra manera esta poderosa emoción? ¿y si no considerase mis miedos como una amenaza, sino como una oportunidad, como un proceso de liberación de convencionalismos? Al igual que nadie te puede herir tus sentimientos, si tú no se lo permites, nadie debería imponerte interesadamente miedos, si tú no se lo consientes.  


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