MURCIA. Por falta de razones no será: las encuestas le sonríen y tiene a tiro la tierra prometida con la que sueña todo político como es la mayoría absoluta. De salirle bien la jugada, podría librarse de un calentamiento de cabeza extra en la Asamblea Regional y se reforzaría políticamente. Pero no: Fernando López Miras no quiere caer en la tentación del pulsar el botón de las elecciones. Nunca ha querido y tampoco quiere ahora que la idea de un adelanto electoral vuelve a ocupar los titulares de la crónica política. "Los ciudadanos ya cumplieron con su obligación, ir a votar; ahora la obligación de los políticos es ponerse de acuerdo", despejaba este viernes López Miras desde Madrid, donde participó en los festejos por el Día de la Constitución.
Precisamente son sus rivales políticos quienes mencionaron esta idea. Por un lado, su exsocio, José Ángel Antelo, el líder de Vox, que sigue negándose a negociar el Presupuesto regional si el presidente no cambia sus políticas migratorias: "Si el señor López Miras no revierte sus políticas migratorias, tiene dos opciones: pactar con el PSOE o ir a elecciones". Y también lo expresó el líder del PSOE, José Vélez, quien dice no entender al jefe del Gobierno murciano: "¿Quiere que haya Presupuestos para 2025? ¿O, por el contrario, prefiere que no haya y así poder justificar un adelanto electoral? ¿Está pensando en el interés general de la Región o en su interés personal? Que lo diga. No queda tiempo".
Tampoco es la primera vez que la oposición habla de este asunto. El propio Vélez está más que convencido de que López Miras adelantará elecciones, como así dijo en la sala de prensa de la Asamblea el pasado mes de mayo, cuando PP y Vox compartían una coalición en San Esteban. "El PP está jugando con el Mar Menor para ir a un proceso de elecciones anticipadas, engañando a la ciudadanía", declaraba entonces sobre la propuesta del PP para buscar una reforma de consenso de la Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor, una maniobra que en ese momento le sirvió a los populares para evitar la reforma de Vox.
El debate de un adelanto no llega, además, en una semana cualquiera, pues justo el pasado miércoles se conocía el barómetro del Observatorio Español de Estudios Demoscópicos de la UCAM (OBEDE), que otorgaba una mayoría absoluta a los populares y el hundimiento de la izquierda regional. Es la segunda vez que una encuesta pronostica el ansiado número al PP de López Miras. La primera fue en abril de este año, cuando el Cemop pronosticó 23 escaños para los populares. Desde entonces el resto de sondeos le han dado la victoria, pero no la anhelada cifra de los 23 escaños. La última mayoría absoluta del PP en la Región sucedió en 2011, en la aplastante victoria de Ramón Luis Valcárcel, que logró 33 escaños.
Un adelanto electoral sería adentrarse en un terreno inexplorado en la Región. Ningún presidente lo ha hecho en 42 años de historia de la autonomía. Hay que tener en cuenta además que la Región está sometida al régimen general de las comunidades, por lo que, aunque se celebraran las votaciones ahora, en 2027 habría que repetir el paso por las urnas. De convocar unos comicios, habría que disolver el Parlamento y activar una campaña electoral.
López Miras, que gobierna desde 2017, se ha enfrentado a dos batallas electorales como candidato a la Comunidad: en 2019 perdió, pero pudo formar Gobierno mediante los pactos; en 2023 consiguió la victoria, pero se quedó a las puertas de la mayoría absoluta. Ahora se enfrenta al reto de sacar los Presupuestos con un Gobierno en minoría. De momento, no tiene garantizado ningún apoyo de la oposición, pero una abstención le bastaría. El PSOE, que tiene 13 diputados, se ha ofrecido a negociar con los populares, sin muchos avances más allá de la declaración en una sesión de control de López Miras, que le indicó a Vélez que se sentaría con él para negociar las cuentas.
No obstante, como así ha contado este diario, López Miras nunca ha sido partidario de jugar con la idea de un adelanto electoral, ni siquiera en los peores momentos de 2021, cuando la moción de censura con 23 firmas era una amenaza directa para él. A diferencia de su colega Isabel Díaz Ayuso en Madrid, el lorquino prefirió esperar y no pulsó el botón rojo. El mandatario siempre alega el argumento de la estabilidad. Precisamente a ese motivo se agarró para justificar una coalición con Vox, un pacto que selló in extremis- al borde de la repetición electoral-, a costa de su deseo de gobernar en solitario.
Así que nada: salvo que "no seamos capaces de cumplir con nuestra obligación, no vamos a someter este año o el próximo año a una nueva elección y en 2027 a otra", como así remarcaba López Miras. Pero la tentación siempre está: escondida, pero al alcance de la mano. Y sólo el presidente tiene la potestad de pulsar el botón electoral.