MURCIA. Cuando hablamos de agricultura y ganadería, el sector agropecuario o primario en general siempre hacemos referencia a los hombres. O al menos, yo pienso en uno labrando sus tierras, haciendo sus tareas. Es por ello que, al tener estereotipos tan grabados en la mente, sea necesario asistir a encuentros donde la Mujer Rural tiene voz.
Recientemente, acudí a una jornada donde pude conocer a distintas mujeres rurales que desde su determinación, constancia y dedicación han sabido definir y ensalzar profesiones donde ellas son la minoría. Minoría invisible.
La presencia de las mujeres en el ámbito empresarial es noticia a menudo. Pero cuando hablamos de igualdad, poco se menciona a las mujeres que he mencionado. No existe un rol en la empresa que tenga que ser ocupado por mujeres. Ni hombres.
La prueba está en todas estas trabajadoras, algunas dueñas de su propias tierras y explotaciones agrícolas, ganadería, negocios tradicionales en la esencia de los pueblos y zonas rurales que han confirmado con los años que una mujer se puede desenvolver en trabajos considerados duros o aptos sólo para hombres.
El liderazgo femenino no entiende de profesiones, está por todas partes.
Cuando una empresa confía en crear un plan de igualdad demuestra que está atenta a los cambios que se producen en la sociedad. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en sectores como la agricultura y ganadería. ¿Andamos escasos de líderes rurales?
Al menos, lo que percibo es que no son noticia, apenas hablan de ellas en los medios, y sería mucho y bueno lo que podrían aprender las nuevas generaciones de lo que significa el esfuerzo, la pasión por tu trabajo y sobre todo, que no hay límites.
Cuando la pandemia estaba en su peor momento, dimos mucho valor a poder tener alimentos en casa. Era importante que los supermercados estuvieran abastecidos. ¿Y cómo era eso posible? Con la labor de los trabajadores/as del campo.
A veces, es bueno abrir la mente y no cerrar puertas a trabajos que pueden ser duros, pero a la vez muy satisfactorios. Sin lo que producen, sin su esfuerzo ¿qué sería de la sociedad? Por eso, escucharlas fue no sólo una lección de liderazgo, sino de dignidad y de orgullo por la labor que desempeñan.
La próxima vez que vayamos al mercado o al supermercado pensemos que, para que nosotros podamos llenar nuestra despensa, muchas mujeres realizan todos los días un trabajo que merece todo el reconocimiento, respeto y admiración.
Consultora de Recursos Humanos y Responsabilidad Social
www.anaconesa.com Cofundadora de Yohumanize