MURCIA. Desde la orden de confinamiento que entró en vigor en España el 16 de marzo, la medida incluida en el estado de alarma le ha costado hasta el momento unos 200 millones de euros a las cerca de 450 estaciones de servicio en la Región, con mayor incidencia en las gasolineras urbanas. El cálculo es propio, pero está avalado por la Asociación de Estaciones de Servicios, que estima unas caídas de las ventas entre el 70 y el 90% en cada punto de repostaje de combustible.
La caída se mantuvo en la parte inferior de la banda en las gasolineras a pie de autovía, aquellas que atienden en mayor medida el transporte de grandes rutas; es decir, transporte de mercancías. Sin embargo, fue “catastrófico” para las estaciones de servicios urbanas, al menos hasta después de Semana Santa y la vuelta al trabajo para las empresas “no esenciales” tras dos semanas de “vacaciones retribuidas y recuperables”. Con esta referencia, a partir de la segunda quincena de abril, la caída de las ventas ronda un 50% para las estaciones a pie de autovía y de un 70% para las urbanas, lo que ha aminorado la desastrosa situación en la que se encuentran.
De todas formas, la movilidad se limita a la franja de horarios laborales sin los ‘picos’ de los fines de semana y el traslado a las segundas residencias.
La presentación de ERTE también ha sido la solución temporal para el sector. Muchas de ellas lo presentaron por causa de fuerza mayor y otros por razones económicas. En cualquier caso, el retraso en la tramitación de los expedientes ha dejado en el ‘limbo económico’ a gran parte de los más de mil trabajadores afectados.
La Región de Murcia cuenta con unas 350 gasolineras con atención personal y cerca de otro centenar de las denominadas ‘gasolineras fantasma’. Las estaciones de servicio con atención a dos turnos emplean a entre cinco y seis trabajadores; una cifra que se eleva hasta los ocho o diez en aquellas que prestan atención las 24 horas del día.
Ante la bajada de las ventas, gran parte de los empresarios han optado por reducir las plantillas a una persona por turno e, incluso, suprimir uno de los turnos, lo que se traduce en dejar en suspenso la mitad de los contratos en un sector que emplea en torno a los 2.100 trabajadores en la Región.
De cara al consumidor, precisamente la prohibición de movilidad le ha impedido beneficiarse en gran medida de la bajada de los precios del combustible; una rebaja consecuencia de la repercusión prácticamente inmediata de la caída del precio del crudo. De esta forma, si llenar un depósito de combustible antes de la crisis suponía un desembolso de 60 a 70 euros en función de la capacidad del vehículo, el coste actual ronda los 40 euros.
Precisamente la repercusión de la bajada del precio del crudo a las gasolinas y el gasóleo debía haber sido mayor salvo por los impuestos que continúan gravando los impuestos. “Y más cuando ahora un litro de crudo refinado cuesta lo que un litro de agua mineral”, subrayan en la Asociación de Estaciones de Servicio. Es decir, el litro del combustible refinado sale de la refinería con un precio en torno a los 16 o 19 céntimos.
De esta forma, fuentes de la propia Asociación de ‘gasolineros’ lamentan que mientras ellos han repercutido al combustible la bajada del precio del petróleo, otros productos también elaborados a base de petróleo no lo han hecho, en referencia a los plásticos, las pinturas o del disolvente, por ejemplo.