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PARTE DE SU OBRA PROCESIONA en semana santa

Estos son los tesoros del Museo Salzillo de Murcia: un espacio para el arte, la devoción y ... dejarse sorprender

29/03/2024 - 

Murcia. Hablar de arte en Murcia es hablar de Francisco Salzillo. Su obra ha dejado un inmenso legado que ha encumbrado a la ciudad como referente del Barroco. Y una buena parte de ella se atesora en un lugar especial. Se trata del Museo Salzillo, ubicado en la Plaza de San Agustín, que fue inaugurado en 1960. En el se muestra su obra, pero también se ensalza su figura, convirtiéndose en un lugar que esconde algunos secretos y muchas maravillas.

Y es que Salzillo es considerado como uno de los imagineros más ilustres del siglo XVIII. Sus obras son conocidas por muchos, ya que el Viernes Santo sus pasos procesionan en la famosa 'Mañana de los Salzillos'. Pero la fascinante obra de este artista no se reduce exclusivamente a eso; además, está plagada por otras grandes joyas.

Al entrar al museo da la sensación de que no es muy grande; sin embargo, cuando subes por el ascensor y te vas adentrando en sus profundidades, descubres que es casi tan espacioso como enorme son las joyas artística que esconde.

En su visita a las instalaciones, Murcia Plaza fue recibido por la directora, María Teresa Marín Torres, quién con desbordante pasión por el arte hizo de excelente 'cicerone', adentrando a este periódico en el corazón del museo. Lo primero con lo que se maravilla el visitante es con el vestíbulo superior, en el que se encuentran piezas anteriores al museo, así como túnicas de la cofradía e incluso retratos del mismísimo Salzillo.

Paseando por la sala de tribunas, desde un balcón se observa la cúpula de la Iglesia de Jesús, del último cuarto del siglo XVII. En un primer momento era una capilla del convento agustino; sin embargo, años más tarde la orden y la cofradía se enfrentarían y, tras un pleito que otorgó la razón a la cofradía, se separarían.

El museo que recibe cada año a 60.000 personas tiene varias salas, a las que este este medio pudo acceder acompañado por la directora. Uno de los espacios que alberga es la recreación de un taller de escultura, una habitación que sirve de antesala a la sala de bocetos. Ya en esta sala se pueden apreciar los brillantes bocetos en barro de Francisco Salzillo, miniaturas de lo que sería la obra final del escultor. Estos bocetos se elaboraban cuidadosamente, ya que mostraban el aspecto que tendría la obra final. 

Otro de los rincones donde los visitantes se impresionarán ante el majestuoso trabajo del escultor, es la Sala de los Belenes. Y es que aunque a Salzillo se le relaciona como imaginero de la Semana Santa, el artista tiene una colección mucho más amplia. Prueba de ello es el Belén realizado entre 1776 y 1883. Sin embargo, Salzillo moriría y no sería hasta 1800 cuando el trabajo quedó completamente terminado.

A pesar del discreto tamaño de las piezas, estas muestran unos personajes con rostros increíblemente realistas. El Belén representa el momento histórico de lo que vivió el autor.

El Museo alberga también uno de los belenes napolitanos más célebres del mundo. Adquirido por la Fundación Católica San Antonio, se expone en el Museo de Salzillo desde 2014. Este espectacular belén reúne más de 600 piezas datadas del siglo dieciocho.

Los 9 pasos de Salzillo

Y cuando parece que nada más puede sorprender, el visitante se encuentra con laIglesia de Jesús, sede de la cofradía del mismo nombre, que cierra el tour por el museo. Las pinturas de Sístori que en esta iglesia se observan deleitan la vista de quienes la visitan. Allí se encuentran capillas con los pasos del escultor.

La Cena

La primera capilla que se contempla acoge La Cena. Esta obra fue encargada en 1761 y sustituiría a la Mesa de los Apóstoles que crearía su padre en 1700. Como curiosidad señalar que el Jueves Santo, día antes de salir a procesionar, los de la cofradía preparan la mesa con banquete real.

La Oración del Huerto

Se aprecia a Jesús en su retiro con Pedro, Santiago y Juan en un huerto, cuando es consolado por un Ángel que acaba de posarse en la tierra. El conjunto está datado en 1754. La figura de Cristo se representa arrodillada e implorante, como hundido ante el peso del destino que se avecina, con todo el sufrimiento concentrado en un rostro de mirada suplicante, que contrasta con la serena belleza del Ángel, figura que lo conforta, según recoge el catálogo del propio Museo Salzillo.

El Prendimiento

Tallado en 1763, describe el momento en el que Judas besa a Jesucristo para delatarlo. Y los guardias lo arrestan, en la obra también aparece San Pedro.

La Verónica

Data de 1755. Destacan las manchas intensas de color, los rosas y azules, que acrecientan el valor plástico de la figura y que reproducen las calidades táctiles de los materiales. Diversos planos dan volumen a la misma, según consta en el catálogo del Museo, que añade: "Es magnífica su espalda, con un airoso turbante que estiliza la figura y le da más sensación de movimiento. Su rostro es hermoso, con marcada expresión de tristeza, dirigida su mirada a la impresión del vero icono de Cristo".

San Juan

Francisco Salzillo creó esta pieza el mismo año que la Verónica, en 1755. En la imagen, se representa a San Juan con gesto de andar, con el manto recogido por su mano derecha; señala mientras con la otra el camino por donde llevan a crucificar a Cristo. Cuando Salzillo creó esta figura tuvo que enfrentarse a una problemática nueva: la creación de una figura aislada. 

Nuestro Padre Jesús

 El Nazareno fue adaptado y restaurado en 1600 para imagen procesional por el entallador Juan de Aguilera y por el pintor Melchor de Medina. Es una imagen de vestir con cabellera de pelo natural, brazos articulados, manos y pies visibles, policromía cetrina y rostro expresivo de gran patetismo.


La Caída

Tallada en 1752, fue la primera obra de las existentes en la actualidad tallada por Francisco Salzillo. Consta de cuatro figuras que se distribuyen en torno a la de Jesús, camino del Calvario, postrado en el suelo. Dos sayones intentan golpearlo, mientras el Cirineo trata de levantar la cruz y un soldado, ligeramente retrasado, contempla la escena.


Los Azotes

Fue el último realizado por Salzillo para la Cofradía de Jesús, entre 1776 y 1777. Siempre se ha considerado el conjunto menos afortunado de todos, aunque esta consideración ha sido revisada.

La Dolorosa

En esta imagen de vestir,  Francisco Salzillo debía centrarse en el rostro para expresar un profundo dolor, amargura y sumisión ante el destino de la Virgen, como se muestra también en los brazos abiertos, en la mirada desconsolada dirigida hacia el cielo y en el pálido rostro de textura sonrosada con lágrimas de cristal. El dramatismo quedaba subrayado con la incorporación de los cuatro angelitos a sus pies. Es esta imagen la que cierra la procesión de Viernes Santo.


Visitar el museo Salzillo es una experiencia única en la que, si uno se deja llevar, se sumerge en un viaje artístico en el tiempo. Rincón a rincón va descubriendo verdaderas obras de arte de este brillante escultor, así como decenas de curiosidades. Se entra pensando en que Francisco Salzillo es el escultor de los Pasos de Semana Santa y, aunque lo es, se sale con la certeza de que este autor de tradición murciana es uno de los más grandes artistas representativos del Barroco.

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