Agentes medioambientales recogen decenas de peces muertos en Santiago de la Ribera. Fotos: PEDRO GÓRRIZ (PSOE SAN JAVIER)
CARTAGENA. El episodio de peces muertos con el que apareció el Mar Menor este miércoles a la altura en la zona del Atalayón de Santiago de la Ribera no es casualidad. Las distintas autoridades, en especial los ayuntamientos colindan con la laguna salada, vienen avisando desde hace semanas de la delicada situación que sufre uno de los parajes naturales más especiales de la Región y que lleva desde hace años luchando por sobrevivir.
Las abundantes lluvias acaecidas en la Región, en una de las primaveras más atípicas que se recuerdan, no han hecho más que acentuar el mal estado de la laguna. A 6 de mayo, última fecha con datos registrados, los valores de los distintos parámetros en la web creada por la UPCT (marmenor.upct) , que determinan el estado de la laguna, escenifican un panorama desolador cuando el aumento de las temperaturas solo agravará la situación.
Uno de los más preocupantes es el de la turbidez. Por estas mismas fechas, en 2021 registraba 0,572 FTU (Unidad de Turbidez de Formazina) mientras que este año el nivel se dispara a los 2.046 FTU. Este parámetro refleja la cantidad de materiales suspendidos en el agua, tanto de origen biótico como abiótico. Los sedimentos suspendidos, partículas de suelo (arcillas, fangos, arenas, etc.) que entran en el agua y organismos suspendidos aumentan el valor de este parámetro. Se mide mediante la dispersión de la luz y se expresa en unidades NTU (Unidad Nefelométrica de Turbidez), también puede expresarse con respecto a la turbidez que producen determinadas sustancias disueltas en agua o partículas suspendidas como la Formazina, expresándose entonces como FTU (Unidad de Turbidez de Formazina).
El nivel de clorofila también experimenta variaciones preocupantes. Las retiradas de biomasa que se vienen produciendo desde hace varias semanas ya hacían presagiar un aumento en este parámetro. Si en 2021 el nivel era de 0,628 mg/m3 por estas mismas fechas, en 2022 esta cifra ha mutado hasta los 1.064. La clorofila es la molécula que utilizan los vegetales unicelulares suspendidos en el agua (fitoplancton) para realizar el proceso de conversión de la materia inorgánica en biomasa a través de la luz solar como fuente de energía (fotosíntesis). La concentración de clorofila en el agua - que proporciona el color verde del agua - se utiliza como una estima de la biomasa del fitoplancton.
En el resto de los parámetros, la situación no es mucho mejor. En cuanto a la salinidad, si en 2021 era de 41,072 PSU (de Practical Salinity Units), en 2022 este nivel baja hasta las 39,238. La salinidad xpresa la cantidad total de sales disueltas en un volumen de agua. Volumétricamente se expresa como gramos de sal por litro de agua, pero suele medirse con métodos conductivos y por eso se utilizan las unidades PSU (de Practical Salinity Units), numéricamente equivalente a la unidad volumétrica. La salinidad del Mar Menor oscila habitualmente entre 40 y 47 PSU entre verano e invierno respectivamente, aunque puede haber diferencias locales mayores. La mayor salinidad se produce por la evaporación del agua y determina el carácter hipersalino del agua del Mar Menor. Junto con la temperatura determinan la densidad del agua.
Estos datos vienen a corroborar lo que distintas autoridades ya advertían días atrás. "El Mar Menor no está bien. Diría que es el año en el que peor está. La primavera ha traído muchas lluvias, que ha generado a su vez un arrastre masivo de agua dulce. Además, ahora se está produciendo ese aumento de las temperaturas que, todo junto, genera la sopa verde. No pinta bien la situación", afirmaba Antonio López Campoy, concejal de Medio Ambiente de Los Alcázares días atrás. "Estamos recogiendo biomasa por toneladas. Mientras no se paren la entrada de nitratos vamos a seguir con el problema”, añadía. Algo que ha repetido el alcalde de San Javier, apelando a la necesidad de bajar el nivel freático y frenar la entrada de nitratos procedentes especialmente de la rambla de el Albujón. "Hay que bajar el nivel freático y hay que parar el monstruo del Albujón que lleva más agua y nitratos que nunca", remarcaba. El Mar Menor vuelve a pedir ayuda.