Hoy es 12 de octubre

como ayer / OPINIÓN

'La ratonera' en Murcia

19/10/2023 - 

MURCIA. La ratonera es una obra de teatro escrita por Agatha Christie, con una trama clásica de la autora inglesa, ya que plantea como asunto la resolución de unos crímenes en los estrechos márgenes físicos de una casa de huéspedes a las afueras de Londres (la ratonera) en la que ocho personajes, incluido el investigador policial, se encuentran atrapados por la nieve.

Al margen de los valores intrínsecos de la pieza teatral, siempre evaluables por la crítica, la mayor fama de La ratonera se encuentra en haber sido representada ininterrumpidamente en Londres desde su estreno en 1952 hasta que la pandemia de la covid obligó a suspenderla entre marzo de 2020 y mayo de 2021. Es frecuente que los asistentes al Saint Martin's Theatre se hagan una foto junto al mostrador de madera que exhibe en el vestíbulo el número de representaciones.

"La famosa pieza de Agatha Christie llegó a las tablas del Romea en 1955"

Fue estrenada en 92 países y se calcula que ha sido vista por más de 60 millones de espectadores. Entre los países en los que se fue estrenando conforme se extendía su fama estuvo España, a donde llegó, en traducción de Luis de Baeza, el 6 de agosto de 1954, siendo San Sebastián la ciudad escogida, y tras una gira por el país se asentó en el Teatro Infanta Isabel, de Madrid, el 12 de noviembre del mismo año, con un reparto formado, entre otros, por Mariano Azaña, María Luisa Ponte, Irene Caba Alba, Irene Gutiérrez Caba, Julia Gutiérrez Caba y Erasmo Pascual.

Murcia no fue una excepción, pues la famosa pieza de Agatha Christie llegó a las tablas del Romea el 2 de junio de 1955, de la mano de la compañía teatral que dirigía el actor José Sancho Sterling, que había estrenado el día anterior Milagro en la plaza del Progreso, de Joaquín Calvo Sotelo.

Cartel del estreno de ‘La ratonera’ en Elche, por la misma compañía que traería la obra a Murcia.

Fueron dos las sesiones programadas, a las ocho de la tarde y a la avanzada hora de las once de la noche. Escribía el crítico del diario Línea: "Aun cuando existen otras obras de la misma novelista de más intensa acción para ser llevadas al teatro, ésta que nos ocupa tiene un segundo y último acto con excelentes situaciones".

Y más adelante: "La interpretación fue excelente por parte de María del Pilar Armesto, especialmente en el acto segundo, en el que la joven y consagrada primera actriz hizo alarde de sus facultades. José Sancho encarnó muy bien al falso inspector, y les secundaron Nieves Barbero, Teresa Bravo, en escenas excelentes, y José Pagan, desenvuelto y muy humano; Enrique Espinosa y demás actores. El público siguió la trama con gran atención, especialmente en el desenlace, y tuvo para la compañía sus mejores aplausos”.

La compañía siguió en el Romea, pero cambiando de obra teatral a diario, pues al día siguiente interpretaron Marino tiene que ser, de Fernández Sevilla. Sin embargo, en el mes de noviembre volvió la obra, pero de la mano de otra compañía: la del director de escena y empresario Arturo Serrano, que en 1953 había obtenido el Premio Nacional de Teatro. También, como en el caso anterior y como era habitual por entonces, el elenco encabezado por el prestigioso donostiarra representó el día anterior Sublime decisión, de Miguel Mihura, como después pusieron en escena A medio luz los tres y La venda en los ojos.

"Tardó 20 años en regresar la pieza a Murcia"

Tardó 20 años en regresar la pieza de la escritora inglesa a Murcia. El Romea había pasado de las manos de la empresa Iniesta a las de la regentada por el renombrado director de cine, teatro y televisión Gustavo Pérez Puig, hijo de murcianos y criado en nuestra ciudad, aunque nacido en Madrid.

Fue en esta ocasión la compañía de la actriz catalana Josefina Güell la que trajo la famosa obra detectivesca, que alcanzaba ya los 23 años de representaciones en Londres. Esta vez fueron media docena de escenificaciones a lo largo de los tres días programados, a finales de septiembre de 1975. Por cierto que ni el crítico de Línea, Ibarra, ni el de La Hoja del Lunes, don Hilarión mostraron entusiasmo alguno por la puesta en escena.

Estas fueron las primeras presencias en el Romea de la celebrada obra de Agatha Christie, de la que hay que decir que en su origen fue un relato breve titulado Tres ratones ciegos, regalo de la autora a la reina María del Reino Unido y adaptado después a obra de teatro con el título de La ratonera, en alusión a la acepción del diccionario sobre este término de "trampa en que se cogen o cazan ratones", pero entendible también, por tratarse de personas, como "trampa o engaño urdidos con el fin de coger a alguien".

Y es en este punto donde nuestro ayeres han de referirse a la ratonera como trampa en que se han convertido las calles de Murcia porque alguien urdió un Plan de Inmovilidad que atrapa a diario a los conductores, en distintos puntos de la ciudad, les obliga a ir en fila india por calles que se pensaron para agilizar el tráfico y ha provocado un sinfín de problemas donde antes no existían.

A este proyecto caótico le viene a pelo la conocida y tantas veces repetida frase de Groucho Marx sobre la política, entendida como el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.

El ejemplo de la absurda caravana que cruza de norte a sur la ciudad por avenidas que han pasado de dos carriles a uno, desde la plaza Circular al Rollo, es bien conocido. Pero no se queda atrás el de impedir el rápido acceso de Ronda Norte a la orilla del río por la avenida de la Fama; o el del embudo creado en Proclamación, la calle trasera del jardín de Floridablanca, en cuyo cruce con Hernández del Águila confluyen vehículos procedentes de cuatro calles (Cartagena, Camachos, Puente Miguel Caballero y avenida del Río Segura), mientras la Alameda de Colón permanece cerrada desde mayo.

Y para nota, lo del Hospital Reina Sofía, en cuyo entorno se ha dispuesto un laberinto de carriles de distintos colores que se entrecruzan ente sí en distintas direcciones, que muchos conductores son incapaces de descifrar, y que producen, junto con las obras interminables, atascos a diario… a las puertas de un recinto hospitalario, y todo ello aderezado con el concierto de claxon a cargo de los atrapados y de pito por parte de los policías que tratan de desembrollar el embrollo. Allí, donde antaño hubo una señal de tráfico que prohibía usar la bocina.

En fin, que a Murcia ha regresado, con gran éxito, La ratonera.  

 

next