como ayer / OPINIÓN

La primera piscina cubierta de Murcia (y la inauguración de nunca acabar)

12/12/2024 - 

MURCIA. La piscina municipal de Murcia, sita al final de la calle Mar Menor, va camino de sus bodas de oro. Su construcción y puesta en servicio fue un hito, ya que hasta entonces no existía una piscina cubierta de titularidad pública en la ciudad. Y hacía falta, porque la natación estaba en auge y no se contaba con instalaciones que permitieran su práctica durante todo el año.

Sí había, desde unos años antes, alguna piscina cubierta y climatizada de propiedad privada, y la primera de todas fue la del colegio marista ‘La Fuensanta’, en el barrio de Vistalegre, que quienes estudiábamos por aquellos años en sus aulas tuvimos el honor de estrenar.

Sucedió en el curso 1972-73, y aunque se habló poco antes de la construcción de otra en la actual avenida de la Constitución (entonces Muñoz Grandes), en unos terrenos propiedad de Antonio Egea, dueño del gimnasio Tai-Otoshi, de la calle Mariano Vergara, lo cierto es que la piscina de los maristas fue la primera y se mantuvo por un tiempo como la única de sus características.

En octubre de 1972 saltó la noticia de que Murcia contaría al fin con una instalación municipal para la natación y deportes de agua bajo techo, pues la Delegación provincial de Educación Física y Deportes contaba ya con el anteproyecto para la construcción de una piscina municipal cubierta de 25 metros de largo por 12,5 de ancho, y otra, de enseñanza, cuyas dimensiones serían de 12,5 por 8, las cuales se construirían en terrenos municipales a espaldas del Estadio José Barnés.

El coste de las dos piscinas cubiertas sería de unos 24 millones de pesetas, el 50 por ciento de los cuales serían abonados por la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes a fondo perdido. La obra contaría con la dirección del arquitecto Vicente Garaulet y el ingeniero Jerónimo Gómez Quiles.

"en octubre de 1972 saltó la noticia de que Murcia contaría al fin con una instalación municipal para la natación y deportes de agua bajo techo"

Como suele suceder con este tipo de empresas, la previsión inicial era que la nueva y esperada instalación estuviera a punto para el verano del año siguiente, es decir, 1973. Pero como queda escrito más arriba, hubo que esperar hasta 1975 para ver cumplidas las expectativas de los aficionados, clubes y federación de Natación.

Grandes expectativas, como puede comprobarse en las declaraciones, en 1971, del presidente de la Delegación en Murcia de la Federación Sureste de Natación, Tomás Huertas, que se lamentaba de la falta de piscinas y subrayaba la urgencia de contar con una piscina cubierta, al objeto de poder celebrar entrenamientos y competiciones durante el invierno. Celebraba que estuviesen en marcha las obras de la piscina de los maristas, pero recordaba que el uso prioritario era de los numerosos alumnos con que contaba el centro educativo.

La fecha de inauguración se fue dilatando, de la mano de la prevista para la terminación definitiva de las obras, y los sucesivos anuncios pasaron por los días finales de enero, las Fiestas de Primavera… y llegó el otoño, con nuevas previsiones para el mes de octubre, que luego tampoco se cumplieron.

En tanto, el concejal, Francisco García Ruiz, uno de los hombres fuertes de la última corporación municipal de la etapa franquista, con Clemente García como alcalde, apuntaba a los usos principales que se había de dar a las flamantes instalaciones, terminadas, pero sin inaugurar.

La misión principal de la piscina cubierta sería la enseñanza de la natación, con un plantel de buenos profesores. “Por eso pretendemos hacer allí una Escuela de Natación, que tenga un entrenador de talla nacional”, aseguraba el edil.  Se establecerían horarios adecuados por edades, sobre todo para la gente más joven, con la pretensión de extender la natación en la infancia.

El fallecimiento del Jefe del Estado dio lugar, como es sabido, a una enorme conmoción política y social, y lo cierto es que la piscina seguía pendiente del simbólico corte de cinta cuando recién estrenado el año 1976 la visitó el jefe de promoción de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes.

"llegó también el verano de 1976 con la piscina sin abrir"

A tal punto llegaron las demoras, que se dio lugar a que el Tai-Otoshi se anticipara en la puesta en marcha de su piscina cubierta, pero no en la avenida de la Constitución, como se planeó inicialmente, sino en sus flamantes instalaciones de la Senda de Granada, inauguradas en 1973.

Y llegó también el verano de 1976 con la piscina sin abrir, a pesar de que se anunció en marzo que el día 25 sería el escogido para el esperado momento. Como es lógico, tanta demora, con sus consabidas excusas, más o menor asumibles, dio lugar a curiosas elucubraciones sobre el motivo de la larguísima espera, y se llegó a decir (y a escribir) que la causa real del más reciente aplazamiento era que “el cloro perjudicó el agua al echarse en cantidades industriales”.

Sólo un día después, el 28 de julio de 1976, llegó al fin el día tan esperado y dilatado, si bien la presencia de equipos de waterpolo y figuras de la natación nacionales e internacionales quedara en la esforzada presencia de un grupo de alumnos de natación del Murcia Club de Tenis con su profesor, el recordado Enrique García Villalba, al frente.

El precio final de la obra, sin contar los trabajos de urbanización de los alrededores, ascendió finalmente a 29 millones de pesetas, el horario de uso, de siete y media de la mañana a diez y media de la noche. El precio del baño para el público en general se fijó en 80 pesetas, mientras que los abonos mensuales se fijaron, según los días a la semana de uso, entre las 150 pesetas (un día a la semana) y 1.000 pesetas (todos los días).

De modo que aunque se hizo de rogar, Murcia contó de una vez por todas con piscina cubierta, climatizada, de propiedad municipal, que llegó como agua de julio.

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