"Hola, Ana, tengo tu misma edad y cumplo años en agosto. Si todo va como parece, la vida me va a dejar 'sin hijos vivos'. Podría haberlo hecho de otra forma, podría haberme puesto delante la infertilidad o la incapacidad orgánica de serlo pero no ha sido así. He tenido 3 embarazos 'naturales', y no han llegado al fin que cualquier madre desea”
MURCIA. Este es sólo un párrafo de las palabras que he recibido esta semana tras publicar la semana pasada el proceso que he vivido con mi segunda maternidad. He recibido un aluvión de mensajes y respuestas que nunca esperaba. Al hablar de la maternidad hoy día se abre todo un mundo sobre los procesos que hoy nos permiten llegar a ella, también de las mujeres que deciden no tener hijas e hijos o de 'la NO MATERNIDAD' cuando es deseada y ansiada. Son tantas y tantas aristas que se pueden tocar y de las que se pueden hablar que se hace difícil resumirlas en este espacio.
Pero de todos los mensajes hubo uno que me llegó especialmente tanto por la persona que me lo mandó a la que aprecio como por el proceso “inhumano” que ha tenido que recorrer. Es el caso de las mujeres que han de interrumpir el embarazo cuando sus bebés tienen síndromes incompatibles con la vida. Un palo que hay que afrontar como mucha valentía y que deja machacada a cualquier persona.
“Hola, Ana, anoche leí tu articulo. Te felicito por tu bonita familia, de mujeres poderosas, y por tener claro tu camino y llegar hasta la meta, a pesar de los pesares. ¡¡¡Para que veas q eres afortunada!!! Aunque entiendo el shock de tu embarazo gemelar. Te escribo mi experiencia.
Tengo tu misma edad y cumplo años en agosto. Si todo va... como parece, la vida me va a dejar 'sin hijos... vivos' Podría haberlo hecho de otra forma, podría haberme puesto delante la infertilidad o la incapacidad orgánica de serlo... pero no ha sido así.
He tenido 3 embarazos 'naturales', y no han llegado al fin que cualquier madre desea. A día de hoy, la medicina no ha encontrado la causa, ni tampoco me han dado una respuesta válida como para dejar de intentarlo. No sé si algún día entenderé ¿para qué? La vida me dejó con la miel en los labios y ¿por qué? Se repitieron los dramas.
Podría haberme dejado sin hijos, de otra forma... sin hacerme pasar por todo esto...
Mi embrazo más reciente lo perdí en 2019 (42años), una nena que ya había llegado a los 5 meses de gestación, y que tenía una malformación en el corazón. No pude disfrutar del embarazo, ya que desde muy temprano, supe que estaba enferma. No te voy a relatar todo mi calvario, pero sí te afirmo que viví una auténtica TORTURA .
En cuanto a lo que es socialmente aceptable, o no, y lo que la sociedad cuestiona o no, nosotros somos una pareja, de 'buena gente', de familias intachables, ambos con trabajo estable, funcionarios, con un hogar más que armonioso para cualquier niño/a, q sin duda, hubiera sido inmensamente FELIZ en nuestra familia... y es raro el día que la sociedad no cuestiona por qué no tenemos hijos.
Y duele, duele mucho, tener que dar unas explicaciones que yo aún no he conseguido que la vida me conteste a mí:
Cuando veo escenas del tercer mundo, niños pasando hambre y enfermedades...
Cuando una noticia me dice q una madre abandona su hijo en un contenedor...
Cuando veo o escucho, maltratos psicológicos y dejadez en la crianza de los niños...
Cuando un bebé por la calle, se me queda mirando y como que quiere saludarme...
Cuando me siento en un banco del paseo marítimo con mi marido, los dos solos, y veo 'las familias' pasar... Y me siento tan vacía sintiendo que nosotros podríamos ser una familia de 5 y no lo somos.
Siempre he sido una persona positiva y realista, y estoy muy agradecida a la VIDA, por todo lo que me ha dado y lo que me da.
Pero la maternidad es algo que luché tanto, que deseé tanto, que me expuse tanto física y emocionalmente, yo nunca abandoné mi sueño, y eso que dicen que nunca hay que rendirse, que los sueños al final llegan pero éste no depende solo de mí, ni de mi esfuerzo o empeño.... La madre naturaleza tiene que meter su varita mágica y a estas alturas parece que ya tengo que ir aceptando que quizá me vaya de esta vida sin experimentarlo.
Desde que recibí ese mensaje no he dejado de prestarle atención y de leer artículos o ver programas sobre este asunto del que desconocía su gravedad. Algo que no me ha resultado nada fácil en mi 34 semana de gestación como podréis deducir. Son temas delicados para cualquier mujer y cuando estás embarazada más difícil todavía, así que no he podido adentrarme en este asunto tal y como me hubiera gustado en este momento vital.
La denuncia que vengo a trasladar es que existen determinadas comunidades autónomas donde en el sistema público sanitario no se interrumpe el embarazo bajo ningún motivo a pesar que existe una Ley desde 2010 al respecto.*
En el caso de la Comunidad Valenciana hasta donde yo conozco, no se producen estos casos donde los sanitarios públicos en bloque se acogen a la objeción de conciencia y se niegan a realizar esta práctica que, no olvidemos, es difícil y dura. Habrá decisiones de sanitarios y personal médico que se acojan a la objeción de conciencia para no practicar las interrupciones de un embarazo pero, como por desgracia tengo amigas que han pasado por lo mismo que vamos a denunciar hoy, he sido testigo de cómo les han atendido en los hospitales públicos de la Comunidad Valenciana. Existe un protocolo al respecto y hay opciones.
La decisión de ser madre es una decisión importante y que cambia vidas. Y yo aunque haya decidido tener hijas, siempre defiendo que la vida también es maravillosa, llena y completa en las mujeres que deciden no ser madres.
El problema y el dolor es cuando tomamos la decisión de ser madres y la vida no nos apoya, cuando hacemos todos los esfuerzos por serlo y la ciencia no nos acompaña, cuando habiendo o sin haber explicaciones médicas no podemos hacer realidad el sueño de ser madre. Es uno de los palos con los que tenemos que vivir.
Y en este proceso hay momento terriblemente duros que vienen cuando nos quedamos embarazadas y el embarazo se ha de interrumpir porque el bebé cuenta con síndromes incompatibles con la vida.
La decisión de interrumpir un embarazo es una de las decisiones más duras a las que se puede enfrentar una mujer y hablo con conocimiento de causa. Independientemente de los motivos que nos puedan llevar a ello, es un proceso muy difícil y que puede tener consecuencias y secuelas de por vida. Si ese proceso no se trata con respeto, no se humaniza al máximo como si fuera un parto y no se acompaña a la mujer tanto desde el punto de vista físico como psicológico puede causar daños irreversibles. Y me atrevo a decir que muchas mujeres a estas alturas y en pleno siglo XXI sufren un tipo de maltrato precisamente por este asunto.
Pero esto que parece un derecho igual para todas las personas parece que no se cumple y que depende de la comunidad autónoma a la que pertenezcamos. Y es que hay mujeres que se enfrentan a la realidad que no pueden interrumpir sus embarazos en los hospitales públicos de su comunidad porque los servicios de salud en su totalidad no llevan a cabo esta práctica.
En ocasiones la interrupción del embarazo es una decisión por causas personales, económicas, etc, pero en otras ocasiones no hay alternativa, son embarazos con diagnósticos incompatibles con la vida.
Y es que en ocasiones son interrupciones de embarazo por causas tremendamente dramáticas de bebés que no pueden seguir con sus vidas. En estos casos estas mujeres tienen que desplazarse a otras comunidades autónomas para poder interrumpir estos embarazos. Unos viajes que desencadenan en experiencias traumáticas como el testimonio que hemos leído hoy cuya protagonista vive en la Región de Murcia.
Algunas de estas mujeres pueden que en algún momento consigan ser madres y este trauma se vaya haciendo más pequeño, pero hay otras que no serán nunca madres y que ese trauma se puede hacer todavía más grande. Mujeres que además que han de lidiar con preguntas sobre la maternidad que se convierten en incómodas para siempre porque hay un deseo no cumplido.
La semana que viene… ¡Más!
*La interrupción voluntaria del embarazo, o aborto inducido, en España está regulado en el Título II de la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Esta ley entró en vigor en 2010 y despenalizó la interrupción voluntaria del embarazo durante las 14 semanas de embarazo.