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TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

La industria del ecosistema innovador agroalimentario de la Región

6/02/2023 - 

MURCIA. Hace pocos días apareció la noticia de que una multinacional americana de fertilizantes microbianos compraba la empresa murciana Ideagro para que se haga cargo de su división de I+D. Unas semanas antes, la murciana Symborg compraba una Spin off de la Universidad de Alicante especialista en soluciones biotecnológicas y, poco después, era adquirida por otra multinacional. Dos meses antes un fondo de inversión adquiere Probelte, otra empresa innovadora murciana de productos para la agricultura. Tres ejemplos que nos hacen pensar que nos encontramos ante la punta del iceberg y que lo que está por venir es mucho más grande.

Es bien conocido que el sector agrio y alimentario de la Región de Murcia es una de sus fortalezas. La Región es la tercera comunidad exportadora de frutas y hortalizas frescas de España (sólo por detrás de Andalucía y Valencia, comunidades mucho más grandes), y el sector agroalimentario en su conjunto representa el 24,3% del PIB total regional e indirectamente casi el 50%.  Un sector que además genera mucho empleo y contribuye a luchar contra la despoblación de las zonas rurales.

Sin embargo, pocos conocen que junto a este sector, y como una consecuencia del mismo, existe un vibrante ecosistema innovador agroalimentario que genera oportunidades de negocio para muchos. Un ecosistema innovador de primer orden mundial compuesto, además de por las empresas agrarias y alimentarias, por los grupos de investigación y desarrollo de sus tres universidades, de sus centros tecnológicos y de sus organismos de investigación; por las instituciones académicas que forman titulados y posgrados de primer nivel en los campos de la agricultura, la ganadería, la biología, la biotecnología, la informática, la nutraceútica o el márquetin agrario.

También por las empresas que desarrollan nuevos productos y servicios para la mecanización y la robótica de la industria agraria y alimentaria, la optimización de los recursos hídricos, desarrollos basados en los sistemas de geoposicionamiento y la drónica, la gestión de los residuos, la lucha biológica contra las plagas, el empleo de fertilizantes microbianos biotecnológicos o la logística y el transporte; por los comerciales, que desarrollan una labor fundamental en el proceso de innovación abierta haciendo de correa de transmisión entre las empresas productoras de innovación y las usuarias; y, por último, por un conjunto de agentes intermediarios entre los que podemos destacar las consultoras tecnológicas o las administraciones con sus programas financiadores de ayudas a la I+D+i en cooperación público-privada.

Un ecosistema que se ve favorecido por la proximidad geográfica de todos estos agentes, y que hace posible la innovación, como resultado de un proceso iterativo e interactivo entre los diferentes actores con competencias distintas e intensidad variable (innovación abierta). Y que se beneficia de la confianza mutua que surge del trato personal cotidiano.

Un ecosistema que asienta en un territorio con una gran variedad de microclimas y suelos que permiten cultivar una gran variedad de cultivos en condiciones de regadío o de secano, en régimen extensivo, intensivo y bajo plástico. Un territorio que, en su conjunto, puede ser considerado como una gran planta piloto para la experimentación de innovaciones agrarias que luego serán explotadas en otras latitudes. ¿Dónde mejor para desarrollar y experimentar la producción de nuevas variedades vegetales? ¿O domesticar variedades salvajes de frutas y verduras de África, América u Oceanía?

Un ecosistema que cuenta con un industria alimentaria que ya exportaba pimentón a finales del siglo XIX a todo el mundo y que, tras una etapa gloriosa de conservar vegetales a mediados del pasado siglo, ha sabido diversificarse y hoy produce dulces y golosinas, salsas y condimentos, alimentos ecológicos, zumos y bebidas espirituosas, productos cárnicos, conservas vegetales, salazones y otros productos derivados de la pesca, mermeladas y postres, quesos y otros productos lácteos o vinos, entre otros. Alimentos con los máximos estándares de calidad y que incorporan los últimos adelantos en seguridad, nutrición, envasado y embalaje.

Un ecosistema que abarca toda la cadena alimentaria (del campo a la mesa) y el ciclo completo de nutrientes (del suelo al suelo) y que, por tanto, permite la realización de estudios que precisen de la trazabilidad de los compuestos que investigamos a lo largo de dichos circuitos.

Pues bien, es en este ecosistema innovador donde han surgido y se han hecho fuertes decenas de empresas como las citadas. Empresas tecnológicas que han crecido a la par que de las empresas agrarias. Y donde existe una oportunidad para la creación de nuevas empresas basadas en el conocimiento que aporten soluciones a las explotaciones y empresas agrarias y alimentarias a salir del atolladero en que se encuentran a causa del elevado precio de los insumos (electricidad, gasóleo, fertilizantes, maquinaria, etc) y las restricciones legales (en el uso de pesticidas y fertilizantes tradicionales, de plásticos no biodegradables o a la eliminación de residuos y efluentes). 

Ahora se trata de producir más con menos. Y la solución a esta ecuación sólo puede venir de la mano de nuevos productos biotecnológicos que mejoren la nutrición de los cultivos o luchen contra las plagas sin contaminar, de sistemas de riego que optimicen el uso agua, de mejorados sistemas de reutilización de aguas residuales, de máquinas y robots que incrementen la mecanización y disminuyan el coste en mano de obra y reduzcan los tiempos necesarios para las ejecutar las tareas, de aplicaciones informáticas y sistemas de toma de decisiones basados en datos, etc.

La Región de Murcia dispone del talento, las capacidades, el territorio y el saber hacer. Es preciso que interioricemos este potencial y lo pongamos en valor para que sea todavía más reconocible y reconocido mundialmente. Para ello puede sernos de utilidad pensar en el ecosistema innovador agroalimentario de la Región de Murcia como en una industria, al modo y manera como se habla de la industria turística o la industria del cine. Y promocionarla con esta perspectiva ofreciendo un producto único en el mundo.

Julio Pedauyé Ruiz

Jefe de Servicio de Innovación Tecnológica


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