MURCIA. El mercado audiovisual de ficción es una oportunidad de negocio que no hay que dejar pasar. Era la conclusión a la que llegaba hace ya unos años un informe del Instituto de Fomento (Info) titulado Región de Murcia, destino de rodajes (series, películas y publicidad). Y como en el caso de los festivales musicales -otra gallina de los huevos de oro que se quiere mimar-, parece que el Gobierno regional ha tomado buena cuenta de ello. Muestra de ello es que la Film Commission Región de Murcia ya ha conseguido la adhesión de cerca de una treintena de ayuntamientos para caminar juntos en el objetivo de convertir a la Región en el mejor y más rentable escenario de cine.
Es cierto que la Comunidad de Murcia lo tiene todo -desde paisajes a monumentos, pasando por un clima privilegiado y una gastronomía que acompaña-; pero también es verdad que hay localidades vecinas muy bien posicionadas en el sector y que además cuentan con estudios de cine (como es el caso de La Ciudad de la Luz de Alicante). Algo que la Región remediará cuando se lleve a cabo el gran proyecto que se contempla en Las Torres de Cotillas, un centro audiovisual internacional con una inversión inicial de 120 millones de euros.
Para mirar el futuro del sector, nunca viene mal echar una mirada al pasado de rodajes en la Región, que se puede consultar en la página web de la Film Commission por años. Allí, se podrá comprobar que entre las primeras películas rodadas en tierras murcianas se encuentran La alegría del batallón, de Maximiliano Thous, en 1923; así como la francesa María del Carmen (Aux jardins de Murcie), de 1935, recuperada por la Filmoteca (la segunda que se hizo tras rodar una muda en 1923). En 1941, por ejemplo, también se rodó El Crucero Baleares frente a Cabo de Palos, donde se recreó la batalla naval más importante de la Guerra Civil entre nacionales y republicanos, que se saldó con 700 muertos y alrededor de un centenar de desaparecidos. Franco encargó una película sobre este acontecimiento histórico, pero el filme resultó tan malo, o no pasó los filtros de la censura, que se ordenó destruir todas las copias.
A estos títulos, les seguirían otros muchos, sobre todo en la década de los 60 y 70, gracias a la popularidad de La Manga y su Mar Menor. Entre los escenarios elegidos se encuentra, por ejemplo, en el Monasterio de San Ginés de la Jara, en el que rodó, tanto en su interior como en sus exteriores, Jesús Franco, el prolífico cineasta de fantaterror y cine erótico que filmó durante su carrera nada menos que 210 películas. Un buen puñado de ellas tuvieron lugar en la Región, ya que Jess Franco se dejaba caer por estos lares cada cierto tiempo con su troupe de rodaje, atraído por el buen clima, la luz mediterránea y los precios más asequibles que encontraba en la Región. Y no sólo rodaba una película, sino que aprovechaba su estancia -si el dinero daba de sí- para iniciar proyectos paralelos (así se entiende su vasta producción). Resultado de ello son películas como El conde Drácula (con Christopher Lee y Klaus Kinsky), Don Cipote de La Manga, Virgen entre los muertos vivientes o Bésame monstruo.
Otro cineasta que demostró una especial predilección por la zona costera de la Región fue Mariano Ozores, quien rodó en una Manga del Mar Menor convertida ya en un reclamo turístico películas tan populares en su momento como En un lugar de La Manga (con Concha Velasco y Manolo Escobar), Hacienda somos casi todos y Ya no va más.
Los primeros hoteles del entorno del Mar Menor también sirvieron como escenarios para estas películas y así como en La vida sigue igual Julio Iglesias promocionaba el lujoso hotel Entremares en La Manga, la actriz Koo Stark se dejaba ver en el hotel Neptuno de Lo Pagán en Las adolescentes, de Pedro Masó. También la Academia General del Aire ha sido una localización recurrente para directores -Alas de Juventud o Alas Rotas- , así como otros lugares emblemáticos como el Balneario de la Encarnación de Los Alcázares.
Más recientemente, por mencionar algunos, se han rodado títulos como Adú o superproducciones como Terminator, Destino oscuro (Cartagena volvería a ser México en unas secuencias de Venom 3) y películas con sello murciano como El Año del Descubrimiento, de Luis López Carrasco y Últimas voluntades de Joaquín Carmona Hidalgo, quien ahora prepara la adaptación del libro de Miguel Ángel Hernández El dolor de los demás. También la molinense Eva Libertad ha llevado al largometraje el corto que enamoró en los festivales de medio mundo, Sorda.
Hotel Bitcoin, rodada en localizaciones de Cartagena y Murcia, y que se estrenará el 13 de septiembre en cines; Lionel, del siempre prometedor cineasta murciano Carlos Saiz; y Futbolísimos 2, que está a punto de comenzar su rodaje en Mazarón y La Unión, son los últimos ejemplos de esta apuesta de la Región por convertirse en plató de cine.