MURCIA. La adolescencia es el infierno. De esta certeza parte Becky Riot, la primera novela gráfica del historietista y diseñador gráfico sanjaviereño Mariano Pardo, una de las apuestas para empezar el año de la editorial Astiberri. Como decíamos, la adolescencia no mola nada. No al menos para Becky, la protagonista de este cómic, que sufre a diario situaciones que a algunos no les resultarán ajenas: en clase no aprueba ni una y, encima, le hacen bullying. En su casa la cosa no mejora, ya que sus padres se están separando y todo son gritos. Así que no es de extrañar que Becky odie el sistema y al mundo. Hasta que descubre un vídeo de las Pussy Riot, el colectivo ruso feminista de punk-rock, se compra un pasamontañas y se convierte en Becky Riot.
La novela gráfica de Mariano Pardo, cuyo proyecto recibió el premio Injuve a la Creación Joven en 2018, rebosa, según las palabras de sus editores, "mala leche, humor negro y sensibilidad a flor de piel". No en vano, señalan que bebe de Los Simpson, del cine de Todd Solondz y de los cómics de Daniel Clowes y Simon Hanselmann.
"Homer Simpson es la figura paterna que comparte nuestra generación. He aprendido más con él que con mi propio padre", suelta por ejemplo una descreída y cínica Becky, que enmascarada y con un spray de improvisada grafitera en mano, busca ocultar ansiedad, granos, virginidad y soledad. Mientras, busca refugio en su único amigo, tan inadaptado como ella, para tratar de sortear el difícil día a día.
Mariano Pardo (San Javier, 1993) estudió en la escuela de arte ESA Saint-Luc Bruxelles, recibió una beca del Ayuntamiento de Madrid para creadores y artistas en la Residencia de Estudiantes en 2017 y posteriormente ganó el Premio Injuve a la Creación Joven en 2018. También ha ejercido como profesor de talleres de cómic y narración visual en diversos centros culturales y ha participado en el fanzine colectivo francobelga Le Petit Éborgneur.
Las primas Tamaki han publicado su tercera novela gráfica. El relato de un viaje entre amigas. Una historia sencilla, pero que está cargada de tal cantidad de mensajes sutiles y gestos simbólicos o elocuentes que es complicado que no cause un impacto profundo. Es algo que ya ocurrió en sus obras anteriores, marcadas por la búsqueda de la identidad de adolescentes que se niegan a someterse a la Ley del más popular