MURCIA. En numerosos artículos, también en los que escribo, hay una mención constante del concepto de incertidumbre. Es una de las palabras que más se utiliza en el mundo financiero; de hecho, no recuerdo ningún momento de mi vida profesional en el no haya estado presente de una manera u otra. No hay que confundirlo con el riesgo, principalmente, porque podemos decidir si queremos asumir un riesgo o no mientras que la incertidumbre es la falta de seguridad, de confianza o de certeza en una circunstancia a la que hay que enfrentarse si queremos seguir adelante con una inversión. Además, un riesgo se puede calcular y podemos protegernos de él, cubriendo nuestras inversiones, con la incertidumbre esto no es obvio porque entramos en terreno desconocido.
Los altos niveles de incertidumbre pueden indicar posibles dificultades en la economía mundial, como la disminución de la confianza de los consumidores, el debilitamiento de la inversión y el comercio o la disminución del crecimiento económico. Por otro lado, los bajos niveles de incertidumbre pueden indicar estabilidad y crecimiento en la economía mundial.
La crisis financiera mundial, la polarización política, los conflictos comerciales, la pandemia, la guerra de Ucrania, la alta inflación y las políticas monetarias restrictivas, por parte de los bancos centrales, han generado una gran preocupación en los consumidores y en las empresas aumentando considerablemente la incertidumbre económica. Es necesario plantear y analizar cada uno de los posibles escenarios a los que tendremos que enfrentarnos, calcular la probabilidad de que ocurran y medir el posible impacto en nuestras carteras de inversión. Por ejemplo, ahora los escenarios que se contemplan para la economía son estanflación, recesión fuerte, recesión leve y ralentización. Cada uno de estos escenarios tendrán una probabilidad proyectada de materializarse que irá cambiando según se despeje o no la incertidumbre.
La dificultad para incorporar el concepto de incertidumbre en nuestra estrategia será aún mayor cuando los posibles escenarios sean dispares entre sí y cada uno de ellos con una alta probabilidad de que ocurran. También cuando ocurren múltiples cambios/choques susceptibles de aumentar la incertidumbre a la vez, como está pasando ahora, entonces la complicación es aún mayor.
Ha habido diferentes enfoques para poder identificar el nivel de incertidumbre existente, basados en la volatilidad de variables económicas y financieras clave de Leahy y Whited 1996; Floración 2009 y Ludvigson pero el método más utilizado, por su simplicidad y la facilidad de obtener datos se basa en medir la incertidumbre a través de las publicaciones a nivel global. Podemos citar varios índices como el Economic and Policy Uncertainty index (Baker et al. 2016), the Geopolitical Risk Index (Caldara and Iacoviello 2022), the Twitter measure of uncertainty (Baker et al. 2021), the Uncertainty Perception Indicator UPI que recoge datos a nivel de la prensa especializada europea.
Cada uno de estos índices busca palabras claves en diferentes categorías, por ejemplo, el Geopolitical Risk tiene en cuenta los artículos con connotaciones geopolíticos adversos que se publican en 10 periódicos americanos, categorizando si son amenazas de guerra, de paz, de concentración de tropas…hasta 8 diferentes. El gran problema es que estos métodos solo recogen datos de las economías más importantes y desde 1990 lo que resta consistencia y fiabilidad a los resultados.
Sin duda el índice más utilizado y aceptado es el WTU World Uncertainty Index que se calcula desde una serie histórica de búsqueda de terminología relacionada con incertidumbre de más de 60 años para 143 países que cuentan por lo menos con una población de 2 millones de habitantes.
En el siguiente gráfico podemos apreciar que la incertidumbre está presente a lo largo de la historia en mayor o menor grado, con cambios bruscos que normalmente cambian la tendencia a muy corto plazo en cuanto se despeja la fuente de incertidumbre. Desde 2010 se ha producido un aumento en la incertidumbre, la curva presenta máximos absolutos a partir de 2019.
Source: Ahir et al. (2022)
Los constructores de este índice, Hites Ahir, Nicholas Bloom y Davide Furceri creen inclusive que el índice puede utilizarse como medida alternativa de la actividad económica cuando estos datos no se encuentren disponibles como ocurre con el PIB trimestral para algunos países.
Otra investigación interesante acerca de este tema es presentado en el trabajo de investigación realizado por Na Liu, Fumin Gao 'The world uncertainty index and GDP growth rate' en el que los autores llegan a partir de observaciones empíricas a la conclusión de que el WUI es capaz de predecir la tasa de crecimiento del PIB de USA y esta predicción mejoró durante el COVID19.
Pero la incertidumbre no siempre es negativa, es un desafío que provoca nuestra alerta para afrontar racionalmente y de forma resolutiva el problema, porque no estamos cómodos con lo que creemos que va a ocurrir y necesitamos encontrar soluciones. Estos diferentes enfoques que hemos tratado persiguen cuantificar la incertidumbre proponiendo indicadores que nos pueden ayudar en nuestras proyecciones de crecimiento económico.
René Bauch es asesor financiero de la EAF gCapital Wealth Management, EAF que asesora el fondo Gestión Boutique gCapital Total Market (ES0116831050). Puede contactar con el autor para solventar cualquier duda o interesarse por los servicios de gestión patrimonial de gCapital escribiendo a bauch.rene@gcapital.es o info@gcapital.es
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