MURCIA(EFE). Las obras de restauración de la fachada de la Catedral de Murcia, que comenzaron el pasado verano, se encuentran ya a más del 70 por ciento de ejecución, y los trabajos de limpieza están finalizados en un 90 por ciento, por lo que la previsión es que las obras concluyan dentro del plazo previsto, entre finales de septiembre y mediados de octubre.
Las dos vidrieras laterales, de menor tamaño y que representan a San Pablo y San Pedro se instalarán en septiembre y, mientras tanto, se van a poder ver de cerca en el patio del Palacio Episcopal, donde también se están montando desde hoy.
Tanto la vidriera de la virgen como las de los dos santos se instalarán entre hoy y mañana, de manera que las del patio del Palacio Episcopal podrán visitarse a partir de la próxima semana y durante todo agosto de lunes a viernes de 9 a 14 horas y, a partir de septiembre y hasta su colocación, también en horario de tarde de 17 a 20 horas.
En cuanto a la instalación de las vidrieras en sus vanos originales en la fachada, el experto ha destacado la dificultad que existe por el poco espacio y poca libertad de movimiento que tendrán los técnicos y también por las grandes dimensiones de los paneles en que se dividen las vidrieras.
Así, el tamaño habitual de esos paños suele ser de unos 65 por 80 centímetros, pero en la de la virgen de la Fuensanta son de 80 por 90 centímetros, y en las de los santos son de 2,3 metros por 60 centímetros, “una exageración”, ha relatado.
Así lo ha indicado este miércoles el jefe de la obra de restauración, Ismael Moreno, en un contacto con medios de comunicación con motivo de la instalación de las vidrieras del templo, que se desmontaron en octubre de 2023 aprovechando las obras para ser limpiadas y restauradas en el taller Vetraria Muñoz de Pablos SL., en Segovia, considerado el mejor taller en este campo en España y uno de los mejores del mundo.
Moreno ha defendido que este era el momento idóneo para colocar de nuevo la vidriera principal, que representa a la virgen de la Fuensanta, ya que la zona en la que se ubica está ya prácticamente restaurada por completo, con las reintegraciones de piedra y mortero concluidas, por lo que las obras en el exterior no afectarán a este elemento.
Según ha explicado Pablo Muñoz, uno de los profesionales de la compañía que ha restaurado las vidrieras, esa exposición a nivel de suelo permitirá a los ciudadanos contemplar en detalle cómo están pintadas, puesto que las vidrieras, ha dicho, no solo solo meras “estructuras de color”, sino que “están pintadas con delicadeza, como se pinta un cuadro, con muchos matices, con una gama de grises y de color muy bonita, muy interesante y muy compleja técnicamente”.
En el proceso de recuperación, ha explicado, la parte más laboriosa ha sido la limpieza, ya que las vidrieras están colocadas “muy retranqueadas”, a más de un metro dentro de la pared, cuando lo habitual es que estén a unos 30 centímetros.
De esta forma, las vidrieras no se mojan con el agua de la lluvia, lo que es positivo porque evita que se quiebren, pero tiene como contrapunto que esa parte exterior nunca ha sido “lavada” por lo que la costra de suciedad en la cara exterior, provocada por acumulación de polvo, calimas y contaminación, era “importante” y estaba “muy adherida”, y ha sido necesario un meticuloso trabajo por capas para retirarla.
La vidriera que se encontraba más deteriorada en esa cara exterior es la que representa a San Pablo, cuya parte inferior era “prácticamente opaca” y los restauradores llegaron a pensar que no quedaba vidrio en esa parte, si bien tras la limpieza se comprobó que sí se conservaba el vidrio original y finalmente no fue necesario reintegrarla