MURCIA. Me sentía con ganas de escribir acerca del reto económico que tendrá el Gobierno que logre constituirse. O de la curiosa forma que tienen los partidos y sus medios afines de atribuirse (o dejar de hacerlo) los datos económicos y laborales que se van actualizando como si tuvieran mucho (o nada si los resultados no son los deseados) que ver en ellos. O la reciente moda que han impuesto los independentistas catalanes y PSOE de hablar de financiación autonómica, en un nefasto contexto.
"Las vacaciones son ese periodo sobrevalorado en el que gastamos más dinero del que tenemos"
Quizá, más bien, de los pocos días que me faltan para salir de vacaciones. Ese periodo sobrevalorado en el que gastamos más dinero del que tenemos, comemos y bebemos lo que no debemos y el preludio de una vuelta traumática a nuestras ocupaciones habituales. ¡Bendita rutina que nos organiza, controla y dosifica!
También me gustaría extenderme en el curioso proceso de involución humana en que incurrimos en verano una buena parte de la población. Esa que, desafiando las leyes de la naturaleza de crecer, independizarse y reproducirse, sufre una vez más la regresión de volver hacinados a su casita familiar en la playa, compartiendo espacio con seres de todas las edades sudorosos, algunos sin camiseta y con niños maleducados. Es incomprensible.
Pero no. Mi fascinación y curiosidad por el mundo africano, me exige hablar de los últimos acontecimientos en Níger.
Quizá no llame demasiado la atención que haya habido un golpe de Estado en el antepenúltimo país (puesto 189 de 191) en la clasificación HDI, o Índice de Desarrollo Humano. Es decir, un país pobre, con enormes problemas económicos, y uno de los más inseguros del planeta. Que el presidente, Mohamed Bazoum, sea retenido a la fuerza puede pasar como una mera anécdota.
Pero entrando un poco en el trasfondo, podemos sentirnos un poco más inquietos.
"El principal interés económico del país procede de la extracción de uranio"
El principal interés económico del país procede de la extracción de uranio. En el año 2022, prácticamente un tercio del uranio importado por Francia para proveer a sus plantas nucleares procedía de este país. La empresa estatal francesa Orano (anteriormente llamada Areva) es el principal operador en la extracción de este mineral en Níger. Recuerdo haber visto un documental francés donde relataban los altos índices de radiactividad en la población más cercana a la mima explotada. Más altos que en Chernóbil. Y también altos índices en el depósito de esta empresa en Narbona. Esta actividad, por tanto, es origen de tensiones entre los gobiernos que han sido aliados de Francia y algunos ciudadanos del país que los acusan de expolio y de un delito medioambiental con graves consecuencias de salud. Según el Finantial Times, la junta militar golpista, liderada por el general de la Guardia Presidencial Omar Tchiani, quiere suspender las exportaciones de uranio.
Otro factor clave es la ubicación estratégica de Níger para el control migratorio y la lucha contra el terrorismo yihaidista, que se ha hecho fuerte en esta zona del Sahel. Como encrucijada de caminos entre el desierto del Sahara donde deambulan con bastante impunidad todo tipo de tráficos ilícitos, cerca de las bases de Boko Haram en Nigeria, compartiendo frontera con Libia y todos sus conflictos, y siendo el último aliado occidental en la zona, tras los golpes en Malí, Burkina Fasso y Guinea, la guerra civil en Sudán y la inestabilidad y poco entusiasmo de Chad, nos estamos quedando sin ningún control de la zona más amenazante para nuestros intereses. Los franceses y las misiones internacionales en Mali tuvieron abandonar el país. De hecho, gran parte de las fuerzas francesas se desplazó a Níger para seguir teniendo presencia en este enclave estratégico.
Tal y como comenté en el anterior artículo de opinión, Rusia, a través de la empresa Wagner, continúa su expansión de influencia en esta área, desplazando a Francia como país de referencia en seguridad y negocios. El modus operandi es exactamente el mismo que se ha reproducido en anteriores golpes de estado en la zona: primero una agitación social en contra del Gobierno, señalando su incompetencia en asuntos de seguridad y en desarrollo económico, culpar a Occidente, y en concreto Francia, por expoliadores y corruptos y finalmente, apoyar veladamente la insurrección. En este caso, pese a que desde el Ministerio de Exteriores ruso no se menciona un apoyo tácito, Prigozhin sí ha celebrado la asonada y las manifestaciones de adhesión al golpe están llenas de banderas rusas.
Todas estas circunstancias han hecho que el entorno se muestre más afecto que con los golpes acaecidos en Malí o Burkina Fasso. En esta ocasión, la CEDEAO (Comisión Económica de Estados de África Occidental), apoyada por Francia, ha dado un ultimátum a Omar Tchiani para que devuelva el orden constitucional, bajo posible amenaza de intervención militar. Los dos países antes mencionados, apoyan a la junta militar nigerina y también amenazan con considerar un acto de guerra contra ellos esa presunta intervención militar.
La escalada de esta tensión puede terminar en una guerra en la región más pobre y conflictiva del mundo, donde conviven recursos minerales de alto valor que provocan una alta codicia. Por mucho que nos empeñamos en su día en Europa en crear fronteras rectilíneas en pleno desierto, la capacidad de que puedan ser efectivas son las mismas que pintando líneas en el agua. Y todo esto a tiro de piedra de Europa.