MURCIA.
En 1972, un comando compuesto por cuatro de los mejores hombres del ejército estadounidense, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y si los encuentra, quizá pueda contratarlos.
El Equipo A, que se estrenó en España en los años 80, fue una simpática e inocente visión de la figura de los mercenarios: una pandilla de expertos militares encabezonados en impartir justicia a favor de personas vulnerables. Entrañable.
Me vienen a la cabeza cuando, fruto de esa innata fascinación que producen los 'malotes' y de su capacidad para ser fuente de noticias, pienso en PMC Wagner Group. Este entramado no es el primer grupo privado de mercenarios que opera en el mundo, ni será el último. La historia de la humanidad está repleta de ellos. Ni siquiera me interesa especialmente sus operaciones en el trascurso de la guerra de Ucrania. Es mucho más interesante el despliegue que tiene montado, sobre todo por el norte de África, la participación en una red de empresas con muy diferentes negocios y las relaciones con determinados países con los que comparte idilios económicos y de contactos.
Yevgeny Prigozhin no puede ser compañero de Hannibal, Fénix, Murdoch y M.A. No es un militar, ni un experto en guerrillas tal y como nos quiere hacer ver. Tampoco tiene vis cómica para complementarlos. Más bien, un poco de "mala follá". Las acciones militares de este grupo privado tampoco son de una gran efectividad. Es, en realidad, un hombre de negocios que pasó por la cárcel por cierta implicación con el crimen organizado, pero que se ganó la confianza de Vladimir Putin. La exitosa marcha de la empresa Concord Catering (por la que se le conoce como el "Chef de Putin") y la controvertida Internet Research Agency (para manipular estados de opinión e interferir en procesos electorales, incluidas las de EEUU en 2016) son de su cosecha. No está claro si la propia creación del grupo mercenario es obra suya o del neonazi Dmitri Utkin por allá en 2.014, como apoyo a los paramilitares prorrusos en Crimea y el Dombás.
Ha actuado en Siria a partir de 2.15 del lado, lógicamente, del mandatario Bashar Al-Assad en Palmira y en otros frentes más relacionados con el control de campos petrolíferos. Pero la expansión del grupo por el Norte de África es donde tiene mayor protagonismo la parte económica de la actividad de estos mercenarios.
Normalmente se repiten los patrones. La elección de gobiernos débiles o facciones fuertes donde Rusia encuentra intereses, adiestramiento militar, inversión en tácticas de desinformación y contratos de extracción de recursos minerales y/o seguridad de contratos para otras empresas rusas. A veces con empresas vinculadas al mismo Grupo Wagner o Prigozhin y a veces, como apoyo a empresas rusas más fuertes.
Se conocen actividades económicas de empresas vinculadas como Meroe Gold y M Invest en Sudán, Lobaye Invest en República Centroafricana, Mercury LLC y Veleda LLC en Siria, Ferrum Mining en Madagascar… También se conocen los acuerdos cerrados directamente con distintos gobiernos como los de Mali, Burkina Faso, RCA o Eritrea y contratos recibidos para acciones conocidas en Mozambique, RDC, Guinea Ecuatorial, Madagascar, Sudán del Sur, Chad, Yemen, Zimbabue, e incluso Venezuela. Estas son las verdaderas fuentes de financiación del Grupo.
En todos estos casos, el objetivo final es la influencia y extensión política, militar y económica de Rusia y de los oligarcas cercanos a Putin. El papel de Wagner es necesario para la implantación de dicha influencia rusa, pero no queda claro si es imprescindible. Tras la subversión del mes pasado, esta duda quedará aclarada en breve. Estrictamente como fuerza militar, los kadirovtsi del presidente checheno Razmán Kadírov son mucho más efectivos e igual de despiadados.
Pero hay una relación más que interesante de este grupo de muchachotes duros y que, además, está menos difundida. En Libia, está plenamente constatado que coincidieron (y puede que sigan coincidiendo) en el apoyo al general retirado Khalifa Haftar el Grupo Wagner y los Emiratos Árabes Unidos. Y la actividad de los primeros fue financiada, al menos en parte, por los segundos. La vinculación de ambos en Sudán con el líder de las RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, Hemedti, y con los negocios de éste, también indican una relación que puede ir más allá.
Parece innegable que, al menos, el soporte logístico y financiero de las actividades legales e ilegales del Grupo Wagner de extracción y comercialización de oro y otros metales preciosos desde Sudán a Mali tienen su origen en Los Emiratos Árabes. Dubai es uno de los centros más importantes del mundo en la importación de oro. Y está señalado por permitir la entrada de este metal precioso con orígenes poco claros. Mali (país que ha forzado la retirada de los franceses para dar entrada a Wagner) se ha convertido en el comprador más importante del Sahel y exportador a UAE. En los traslados de tropas de estos mercenarios hay compañías emiratíes como Kratol Aviation. Las relaciones entre Rusia, (China, por supuesto) y UAE han pasado a ser estratégicas, incluso relegando en parte la influencia de Estados Unidos en la zona.
Todo esto me hace pensar:
Cuando hablemos de mercenarios, volvamos a hablar del Equipo A. Son mucho más simpáticos. Acerca de Wagner, es posible que hablemos de un instrumento prescindible de unos tipos mucho más peligrosos.