MURCIA. El UCAM Murcia Club Baloncesto, que encajó en Miribilla su primera derrota de la Liga Endesa al perder por 77-68 frente al Surne Bilbao Basket, visitará el domingo una de las pocas pistas prohibidas que le quedan en la máxima categoría y en la que tratará de truncar la buena racha del líder Real Madrid, un club al que visitó en 27 choques ligueros y en uno más de la Copa del Rey y perdió en todos.
El cuadro grana, cuyo entrenador, Sito Alonso, habló de "aprendizaje" tras el encuentro disputado en la capital vizcaína, ocupa la cuarta posición en la tabla con tres victorias y una derrota, que sigue siendo su mejor inicio en 26 temporadas en la ACB y ese 3-1 es el mismo bagaje que presentan otros seis conjuntos que, como el UCAM CB, siguen la estela del Madrid.
El cuadro blanco es el único invicto de los 18 que forman la competición y esa condición tratarán de arrebatársela los universitarios aunque son conscientes de la tremenda dificultad que entraña.
El partido, de la quinta jornada del campeonato y programado para el domingo a las doce y media del mediodía en el WiZink Center, será el segundo consecutivo que los de Sito afronten a domicilio y se plantea como una ocasión más para acabar dos rachas, la actual del elenco que dirige Chus Mateo y la histórica de derrotas murcianas en terreno madridista.
Hasta la fecha son 27 partidos de Liga, dos de ellos de los cuartos de final del curso 2015/2016, disputados en la pista de los blancos y todos ellos saldados con derrota, el más reciente por el rotundo marcador de 93-57 la pasada campaña.
Muchos de esos duelos acabaron con paliza aunque también hubo un par de ocasiones en las que los universitarios estuvieron cerca de la victoria pero la misma acabó resistiéndoseles con el 87-85 tras prórroga en 2017 y el 80-79 en 2012.
El entonces denominado Júver también pudo ganar a los blancos a domicilio en la Copa del Rey pero cayó por 79-78 en un encuentro que tuvo lugar en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid en 1992.
En seis días el equipo de Murcia tiene una nueva ocasión de derribar un muro que ahí sigue tres décadas después.