MURCIA. Carlos Alcaraz Garfia llevaba tres años y dos meses sin encajar un 0-3 en un partido de tenis como el sufrido frente al neerlandés Botic van de Zandschulp en el Abierto de Estados Unidos, en concreto desde que sucumbió por ese mismo marcador primero ante el el alemán Jan Lennard Struff en Roland Garros y contra el ruso Daniil Medvedev en Wimbledon.
Una de las derrotas más abultadas de su carrera, además de la más inesperada, se dio al perder en tres sets ante el que era el número 74 de la ATP, con parciales de 1-6, 5-7 y 4-6 en 2 horas y 18 minutos de una mala noche para él en Nueva York -madrugada en España-.
El murciano, de 21 años y que es el tercer jugador del mundo -posiblemente ceda esa posición en este US Open-, había perdido otros dos encuentros por 0-3, ambas en 2021 ante Struff en la tercera ronda de Roland Garros (4-6, 6-7 (3) y 2-6 en 2 horas y 15 minutos) y frente a Medvedev en la segunda ronda de Wimbledon ese mismo año (4-6, 1-6 y 2-6 en apenas 1 hora y 33 minutos).
El pupilo de Juan Carlos Ferrero, quien a día de hoy presenta un bagaje de 60 victorias y 11 derrotas en cuadros finales de torneos de Grand Slam, llevaba 15 triunfos seguidos, incluyendo los siete que le hicieron ser campeón en Roland Garros y los siete con los que se coronó por segundo año consecutivo en Wimbledon.
Lo próximo para el palmareño será con España en la Copa Davis pues liderará al conjunto dirigido por David Ferrer como capitán en la fase de grupos a celebrar del 10 al 15 de septiembre en Valencia. Allí comparecerá junto a Roberto Bautista, Pablo Carreño y Marcel Granollers.
Para esta cita por países el de El Palmar tiene que resetear a tenor de lo que se vio ante Van de Zandschulp y antes en el Masters 1.000 de Cincinnati y de lo que dijo tras su eliminación.
"Mentalmente no estoy bien, no estoy fuerte y mi tenis no me dio la opción de ganar. Cometí muchos errores y cuando quise regresar era demasiado tarde. Siento que, en vez de dar pasos hacia adelante, los di hacia atrás en cuanto a cabeza. No sé por qué", manifestó.
"El calendario es muy duro. Jugué muchos partidos, en Roland Garros, Wimbledon y los Juegos Olímpicos. Me tomé un par de días después de París 2024 y pensaba que era suficiente pero no lo era. Quizá llegué al US Open sin la energía que pensaba que iba a tener y, aunque no quiero poner eso como excusa, soy el tipo de jugador que necesita más días de descanso antes de un gran torneo. Tengo que aprender de esto", añadió.
"Ya son varios los partidos en los que me sentí así y siempre digo lo mismo. Tengo que pensar sobre ello y aprender. Ahora mismo, lo que pienso es que no cambio y ese es el problema", incidió.
Consultado por si la derrota en la final olímpica ante Novak Djokovic le pasó factura en lo anímico fue rotundo: "No pienso demasiado en eso. Fue difícil para mí en los momentos posteriores, una hora o así después del partido pero luego vi que ganar la plata era un gran logro. Estaba orgulloso de eso y diría que eso no me afectó para nada".