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EL EUCROCRISTIANO TIBIO / OPINIÓN

El silencio de Vélez

Foto: MARCIAL GUILLÉN (EFE)
23/06/2024 - 

CARTAGENA. No; no voy a escribir del gesto del dirigente regional socialista Vélez en su debate con el presidente pepero regional, Miras, sobre la disponibilidad de agua en nuestra región. Después de leer a Ruiz Vivo, promotor del lema Agua para todos, ya no sé si le hizo una higa o una peineta. Aunque estas dudas corroen, como se ha excusado, iré a lo que importa. Y lo que importa es el dinero. Dicen los que tienen mucho que no hay nada más vulgar que hablar de eso, pero los demás no tenemos más remedio que hablar del dinero público. Porque ese dinero es necesario para construir colegios, mantener funcionando los hospitales, lograr que la justicia funcione, procurar que las universidades estatales sigan enseñando e investigando, pagar las pensiones, etc. En suma, es necesario para nuestro Estado del Bienestar. Dicen los críticos que también se gasta en coches oficiales, viajes internacionales casi turísticos, contratar legiones de asesores de dudosa utilidad, inflar desmesuradamente televisiones públicas de escaso éxito y otras cosas por el estilo. Llevan razón; sería deseable una mayor austeridad en el gasto público, pero aun así no podríamos prescindir de los presupuestos.

¿Sabe usted que el gasto de cataluña en embajadas es diez veces superior al de la Casa Real"

¿De dónde viene ese dinero? Está demostrado que los organismos estatales suelen generar más gastos que ingresos. Rara es la empresa pública que escapa a esa regla. Sin ir más lejos, nuestro paisano, el economista Saura, ha sido nombrado director de Correos para ver si puede solventar el inmenso déficit que ha ese organismo ha acumulado. Nadie se engañe: la mayor parte de los ingresos públicos proceden de los impuestos. Y hay básicamente dos tipos de impuestos: los regionales y los nacionales, como el IVA y el IRPF. A su vez, hay dos tipos de regiones en España: las forales, que son Vasconia y Navarra, y las del régimen común, que son todas las demás. Hablando claro, las forales recaudan todos los impuestos en sus territorios y apenas contribuyen al erario nacional. Se trata de un auténtico timo que algún día la Unión Europea eliminará. Mientras tanto no nos queda otra que resignarnos a que nos cuenten que son derechos históricos lo que solo son privilegios fiscales contrarios a la igualdad de los españoles. 

Las comunidades autónomas tienen cierta capacidad de regular los impuestos que tienen transferidos, pero solo esos impuestos. Las gobernadas por los peperos tienden a minimizarlos, bonificando los que gravan las herencias y las donaciones entre familiares cercanos. En cambio, las otras regiones tienden a subir esos impuestos y, especialmente, a crear nuevos gravámenes. En ese aspecto, Cataluña es la campeona en sangrar a sus ciudadanos. Ya entiendo que alguien tiene que pagar los sueldos públicos más cuantiosos, las numerosas "embajadas" destinadas por el mundo a denigrar a España, y otros despilfarros de unos tipos que se niegan a reconocer que solo gobiernan una comunidad autónoma. Jugar a las nacioncitas tiene su coste. ¿Sabe usted que su gasto en embajadas es diez veces superior al de la Casa Real? Entre embajadas catalanas y monarquía la elección está clara: la monarquía nos sale mucho más barata y, además, no nos insulta. De todos modos, ese asunto incumbe únicamente a los catalanes, una región en la que nunca ha gobernado el PP. Si ellos se empeñan en votar a partidos que los inflan a impuestos hay que respetarlo. Están en su derecho.

En lo que no están en su derecho es en pedir una financiación singular para Cataluña, y mucho menos en pedir recaudar todos los impuestos, es decir un cupo fiscal a la vasca. No hagáis caso de los argumentos que exponen. Son puras falacias ligadas a su fantasía de que ellos no son españoles. Pero lo son. Cuando empiezan a examinar las llamadas balanzas fiscales, o cuando dicen que Cataluña paga mucho y recibe poco, están cometiendo un error garrafal, que vicia todas sus afirmaciones siguientes. Ese error garrafal consiste en creer que los impuestos nacionales que pagan los catalanes son impuestos catalanes. Pero no lo son. No los pagan porque sean catalanes, sino porque son españoles. Exactamente igual que en nuestra región. Aquí nadie paga el IRPF por ser de Murcia, de Cartagena o de Lorca; lo paga porque es español. De modo que ni ellos ni nosotros tenemos ningún derecho sobre esos impuestos distinto al de los demás españoles del régimen común.

Ahora tenemos un problema grave. Llevado por su empeño de mantenerse en la Presidencia del Gobierno a cualquier precio, Sánchez ha pactado con los separatistas dos cosas inaceptables para los partidarios de la igualdad de los españoles: establecer una negociación bilateral con Cataluña y revisar al alza en cuantía indeterminada su financiación. Los ministros no se tapan en defenderlo. Según Pilar Alegría, portavoz del Gobierno, es compatible establecer una negociación bilateral con Cataluña y una multilateral con las demás regiones. Frente a los que objetaron que esa diferencia es discriminatoria, el ministro de Cultura, el catalán Urtasun, de Comunes, nos lo ha aclarado: el autogobierno de Cataluña es distinto a los demás. Es el mismo criterio que los separatistas: Cataluña es una nación; los demás, regiones. Y Patxi López, el portavoz del PSOE, lo ha rematado: sería injusto tratar a todos por igual. Más claro, agua (con perdón). E incluso eso le parece poco al expresidente Zapatero. Tras proclamar que esta será la legislatura del pleno despliegue del carácter nacional de Cataluña, ha añadido que a España le interesa que esté muy bien financiada porque exporta mucho (nota: en relación a su tamaño, Murcia exporta más productos hortofrutícolas que Cataluña).

A diferencia de la injusta amnistía, esta vez la cosa no va solo del fuero, sino también del huevo. De ahí que se hayan sumado algunos socialistas a las habituales protestas de los dirigentes del PP. Voces socialistas oponiéndose a ese cambalache se han oído en Asturias, Extremadura, Castilla La Macha y Andalucía. También han protestado otras formaciones: tanto los de Compromiso como los de la Junta Aragonesista han declarado que retirarán su apoyo a Sánchez si consuma la discriminación. En cambio, en nuestra región nadie sabe qué piensan el izquierdista Serna, ni el socialista Vélez. Ambos han guardado un completo silencio. Y la pregunta es muy sencilla: ¿Están favor o en contra de la negociación bilateral con Cataluña y que Murcia entre el paquete multilateral? ¿Están a favor o en contra de que se le conceda a Cataluña una financiación singular, aunque ya recibe más transferencias por persona que la media española y bastante más que Murcia? Los murcianos tienen derecho a saber qué piensa el líder de la oposición de este tema. Y nadie lo olvide: el que calla, asiente.

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