EL PASICO DEL APARECIDO / OPINIÓN

El panpsiquismo de Schrodinger

22/03/2023 - 

CARTAGENA. La inmensa mayoría de los espiritistas piensan en términos de espíritus individuales. En el modelo tripartito que suelen usar, cada uno de nosotros constaría de un cuerpo, una mente y un espíritu. El cuerpo y la mente, ambos efímeros, serían indisociables (de hecho, la mente sería generada por el cuerpo), mientras que el espíritu gozaría de dos atributos diferenciales: la inmortalidad y la disociabilidad. El espíritu no se disiparía con la cesación de las actividades psicosomáticas (con la muerte del cuerpo y, por tanto, de la mente), sino que perviviría disociado del cuerpo. En condiciones excepcionales, el espíritu podría incluso disociarse del cuerpo viviente, una curiosa experiencia que algunos han llamado <<viaje astral>> y que, según todos los indicios, es mucho más frecuente cuando el cuerpo afronta el riesgo de una muerte inminente. Tales son las ahora muy populares experiencias cercanas a la muerte.

En cualquier caso, los espíritus que contempla ese modelo son de tipo individual. Cada persona estaría dotada de su propio espíritu, distinto del de las demás. Algo parecido piensan los cristianos. Los que aceptan la pervivencia del alma tras la muerte somática piensan que se trata un alma individual, propia y exclusiva de la recién fallecida persona. Los que no la aceptan, creen que Dios los resucitará como individuos con todos sus avíos, alma incluida.

"Como decía Teresa de Calcuta, cuanto más rezo, más me doy cuenta de que no soy nada"

Frente a esas concepciones individualistas de los espíritus, muy difundidas en la Grecia clásica, algunas doctrinas indias, como las de los Upanishads, nos hablan de un único espíritu universal, Brahman. Una comparación superficial para consumo de occidentales con prisas sería equipararlo a Dios o, más reciente, a la Fuerza universal de La Guerra de las Galaxias. No obstante, cada cuerpo padecería el espejismo de creerse dotado de un alma individual, al Atman. Por eso nos compara a alguien que primero se duerme, luego sueña y entonces se cree que sus sueños son la realidad. Y por eso a Buda lo llamaban <<el despierto>> Había descubierto el error de confundir nuestras vivencias ordinarias con la realidad espiritual profunda.

Según esa doctrina india, si realiza los suficientes esfuerzos, cada uno puede librarse de ese trampantojo y llegar a comprender que su Atman es Brahman. Hay una frase, <<Yo soy Brahma>>, que expresa el cántico del iluminado. Sería parecida al occidental, <<Yo soy Dios>>. Antes de que alcance ese estado de iluminación, el maestro puede decirle al principiante, <<Tú eres Eso>> (o sea, tú eres Brahma; tú eres Dios).

Lo más parecido a esa doctrina que el cristianismo puede ofrecer es la frase evangélica <<Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da muchos frutos, porque sin mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden>>.

Normalmente ese pasaje de la Última Cena suele interpretarse en términos de que nada podemos hacer sin la ayuda de Dios y que solo siguiendo sus palabras daremos fruto. Como decía Teresa de Calcuta, cuanto más rezo, más me doy cuenta de que no soy nada (se entiende, nada sin Dios). Una cancioncilla moderna va predicando que <<sin ti no soy nada>>; pues bien, esa es la idea que late tras la parábola de la vid y los sarmientos. Incluso se ha tipificado una herejía, el pelagianismo, para los que crean que pueden salvarse por su propio esfuerzo.

Sin embargo, otra interpretación posible, y seguramente herética, de esas palabras sería aproximarla al visión de los Upanishads: los sarmientos forman parte de la viña; no hay ningún hiato entre la viña y los sarmientos, sino que constituyen un único organismo vivo.

En esa línea, todos seríamos parte de Dios. No solo se habría encarnado Dios en Jesús de Nazareth, sino en cada uno de nosotros. La principal diferencia sería que él se había hecho consciente de esa realidad; de su íntima conexión con Dios, su papaíto, y nosotros nos enteramos de nada. Si él podía hacer milagros solo era porque se había hecho consciente de su condición divina. Por decirlo en sus términos, poseí la suficiente fe para mover montañas. En cambio, incluso Pedro dejó de andar sobre las aguas por un déficit de fe. ¡Y era Pedro, el fundamento de la nueva iglesia! Si alguien quiere profundizar en esta dudosa interpretación mística del cristianismo, las obras del maestro Eckhart le resultarán muy sugerentes.

Tenemos así dos modelos contrapuestos: por un lado, el espiritismo tradicional, así como la versión ortodoxa del cristianismo, nos otorgan a cada uno un espíritu individual; por otro lado, la doctrina india de los Upanishads, así como la versión mística herética del cristianismo, nos señalan que nuestro espíritu forma parte del espíritu universal, que otros llaman Dios.

Lo más curioso de todo, como veremos en el próximo Pasico, es que nada menos que Erwin Schrödinger, el autor de la ecuación que describe la dinámica de las entidades cuánticas, su famosa <<ecuación de onda>>, optó por una teoría muy parecida a la de los Upanishads. Son muy frecuentes las bromas sobre su célebre gato, que se encontraba simultáneamente vivo y muerto en una caja cerrada con un dispositivo liberador de veneno conectado a un detector de emisiones cuánticas, pero que solo aparecía vivo o muerto en cuanto abríamos la caja. Ideó esa paradoja para ilustrar cómo, aunque la teoría cuántica predecía con mucha exactitud los resultados de los experimentos, en realidad nadie había logrado darle alguna interpretación que cuadrase con las intuiciones arraigadas en nosotros por nuestro continuo contacto con el mundo supracuántico, vulgo realidad ordinaria. Pues bien, reflexionando en esa línea, se convenció de que la sensación de poseer una consciencia propia solo era una ilusión y que la única opción razonable era aceptar el panpsiquismo: no hay tal cosa como una consciencia individual, sino solo una gran consciencia a la que todos tenemos acceso. Los detalles, en el próximo Pasico.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com

 

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