MURCIA. Allá por el siglo XVIII, el terreno que abarcaba la jurisdicción o partido de Torreagüera era más extenso que hoy en día puesto que Los Ramos y Cañadas de San Pedro formaban parte de él.
Año 1.728. Un documento atestigua la pertenencia de Cañadas a Torreagüera. En este, Juan Carrillo de Albornoz solicita la construcción de una posada en Los Porches para albergar a los viajeros junto al camino que va hacia el Mar Menor, en el partido de Torreagüera. Actualmente se conserva parte de esta posada y quedará dentro del límite de protección de Adif.
Posteriormente, a mediados de siglo XVIII, Sucina amplía su territorio y anexiona parte de Cañadas (zona puerto de San Pedro), pero eclesiásticamente seguirían perteneciendo a Torreagüera. A Cañadas también pertenece Cabezo de la Plata, antiguamente llamado Aljibe de la Plata, ya que por tradición oral se ha trasmitido que en esta zona se realizaban las transacciones de venta sedera que se obtenía en los alrededores. Cañadas en la Edad Media estaba compuesta por varias alquerías árabes, quedando restos de la torre defensiva árabe del Cabezo del Moro.
A la izquierda, Blasón de Floridablanca. Sobre estas líneas, antigua almazara donde lucía el blasón en Cañadas.
Un personaje muy influyente e importante en la política del siglo XVIII y principios del XIX, fue José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca, una de las manos derechas de Carlos III, gran impulsor de obras públicas en Murcia, como el encauzamiento del Segura a su paso por la ciudad, construcción de molinos hidráulicos o mejora en las vías de comunicación murcianas. Apresado por Carlos IV y posteriormente liberado (1794), el Conde de Floridablanca será gran valedor en la lucha contra la invasión francesa, siendo presidente de la junta central suprema. Poseía terrenos con almazara en Cañadas de San Pedro, donde al parecer, ordenó la construcción de una pequeña ermita, donde pasaba largos periodos de oración cuando visitaba Murcia.
Y, ¿por qué su título nobiliario de conde se llamó Floridablanca? La probable teoría es don José tenía una finca en Alquerías llamada La Florida y otra en zona de campo llamada Blanca. Al enlazarse los dos nombres resultaría Floridablanca.
Volviendo al personaje, José Moñino falleció en Sevilla en 1808 y enterrado en su catedral. Mas de un siglo después, su deseo de reposar para siempre en la tierra que le vio nacer se cumpliría trasladando sus restos a Murcia, inhumados en la iglesia de San Juan; en la actualidad tristemente olvidados. A mediados del siglo XIX, Cañadas de San Pedro contaba con dos ermitas, una en Cabezo de la Plata con advocación a San Isidro y la ermita de la Virgen de la Mercedes.
Dos piezas valiosísimas que aún se conservan en Cañadas son el escudo de armas del Conde -recientemente inventariado en el catálogo patrimonial de la CARM ya que está declarado bien de interés cultural, la máxima protección-, que perteneció a su almazara; y una pieza de orfebrería de gran valor histórico, un grial que le regaló el rey Carlos III y que se conserva en un convento capitalino por temor a que sea sustraído de la ermita de la Virgen de las Mercedes, puesto que esta ha sufrido varios robos -como, por ejemplo, un niño Jesús atribuido al gran escultor barroco Francisco Salzillo-.
El cáliz se puede contemplar en la ermita durante la romería de las fiestas en honor a la Virgen. Una pieza idéntica existe en nuestro país vecino Francia, ya que Carlos III lo regalaría a algún aristócrata galo. En la valiosa pieza realizada en plata se puede leer la fecha de fabricación (1784) y el nombre Carolus III, con su escudo personal. Esperamos que en un periodo breve de tiempo este pedacito de historia lo podamos contemplar los murcianos o foráneos con las medidas de seguridad oportunas en alguna exposición temporal o museo.
*Raúl Jiménez y Lorca es cronista de Torreagüera.