MURCIA. La economía es hoy nuestra principal preocupación. Familias y empresas están atravesando la peor crisis inflacionista de las últimas cuatro décadas, con subidas de tipos de interés y un empleo en claro deterioro, por más que intente taparse bajo la figura nebulosas de los fijos discontinuos de Yolanda Díaz, que ni están parados ni lo dejan de estar, en un claro homenaje al gato de Schrödinger. El descrédito económico que suscita el Gobierno nacional es evidente, no sólo en lo que respecta a nuestra percepción. Hasta diecisiete organismos como la OCDE, el FMI o la Comisión Europea contradicen las previsiones económicas sobre las que Sánchez ha construido los Presupuestos de 2023.
A esa desconfianza económica hay que sumar la que generan otras actuaciones suyas en distintos ámbitos. El reciente nombramiento de un exministro del PSOE como magistrado del Tribunal Constitucional es la última en un historial de colonizaciones y asaltos verbales sobre instituciones incómodas como el CGPJ, RTVE, la AIReF, la Fiscalía, el CIS o el INE. Indultar a golpistas, la ley del ‘Sólo sí es sí’, atacar a los jueces, suprimir el delito de sedición o aprobar impuestos confiscatorios también contribuyen a la degradación de las instituciones democráticas. Y esto no es la consecuencia de un PSOE preso de sus socios. Ellos pisan el acelerador pero es Sánchez, con su pulsión cesarista y antiliberal, quien conduce y marca el destino.
"pedro Sánchez aspira a ser juez y parte de todo"
¿Y qué tienen que ver esos atropellos con la economía? Se puede explicar con el ejemplo del famoso libro Por qué fracasan los países. Nogales (Arizona) y Nogales (México) comparten clima, recursos naturales e incluso familias comunes a ambos lados de la frontera que las separa. Entonces, ¿por qué los habitantes de la Nogales americana son más ricos que sus vecinos del sur? Porque históricamente las instituciones norteamericanas han sido más sólidas y democráticas que las mejicanas. ¿Y cómo Andalucía, en cuatro años, puede despegar en todos los indicadores económicos y empresariales si ningún elemento estructural ha cambiado? Porque el Partido Popular ha permitido que los andaluces se deshagan de cuarenta años de una administración socialista orientada al clientelismo (700 millones sólo en los ERE) y no a generar confianza. También en la Región de Murcia, las políticas de moderación fiscal del presidente López Miras, la reciente ley de dinamización de inversiones, libertad de mercado y eficiencia pública, o unas previsiones económicas avaladas por la AIReF contribuyen a generar certidumbre y confianza.
La libertad para intercambiar bienes y servicios es tan inherente a la noción de ciudadanía, como lo es a nuestra naturaleza la desconfianza hacia esas personas desconocidas con quienes interactuamos en la economía. De ahí que las instituciones deban ser el paraguas para desarrollar unas normas fiables, que reflejen el ideal de justicia de la sociedad que van a regir. Así se reduce la incertidumbre y aumenta nuestra confianza para llevar a cabo transacciones económicas y relacionarnos con los gobiernos. También deben ser el árbitro que reconduzca y sancione a quienes violan las normas, dando seguridad a todos y eliminando incentivos a incumplirlas.
Es imposible ver reflejado algún rasgo del Gobierno nacional en el párrafo anterior. Por eso, en nuestra preocupación por la economía, no podemos dejar de prestar atención a los continuos ataques contra la democracia que perpetra Sánchez. Él aspira a ser juez y parte de todo, a eliminar cualquier atisbo de independencia en las instituciones y a convertirlas en órganos a su servicio, y no al del interés general. Nos estamos jugando la convivencia, la credibilidad como país y la democracia misma. Y sí, claro, también la economía.
Nicolás Gonzálvez Gallego
Secretario Ejecutivo de Economía del Partido Popular de la Región de Murcia