Tribuna libre / OPINIÓN

Egoísmo en tiempo de pandemia

26/01/2021 - 

MURCIA. Atender desmedidamente al propio interés, sin cuidar el de los demás, nos dice la RAE que es la definición de egoísta. Pero, en la Región de Murcia, esta definición adquiere prácticamente rango de norma entre los altos cargos públicos, con honrosas excepciones, desde hace ya muchísimo tiempo. Son tantos años ya de redes clientelares tejidas desde el poder, es tanta la impunidad que sienten muchos de estos individuos, que el caso de las vacunas no es un hecho puntual, sino una forma de entender la política.

Durante años, algunos viejos partidos han convertido a sus organizaciones en auténticas mafias, entendidas como grupos organizados que tratan de defender sus intereses sin demasiados escrúpulos y que han intentado convertir en negocio la degradación de la sanidad pública, el cuidado de nuestros mayores, la gestión de diversos aspectos de la pandemia y ahora hasta el orden de la vacunación.

"Durante años, algunos viejos partidos han convertido a sus organizaciones en auténticas mafias, entendidas como grupos organizados que tratan de defender sus intereses sin demasiados escrúpulos"

Esta semana hemos asistido a un escándalo que ha causado profunda indignación en la gente de la Región de Murcia. El robo de las vacunas. Sí, robo. Tomar para sí lo ajeno, porque esas vacunas tenían nombre y apellidos y han dejado de suministrarse a personas que iban antes en la cola según el protocolo del Ministerio de Sanidad. Personas que, por su trabajo en primera línea de pandemia o por circunstancias personales, debían ser vacunadas antes y que no sabemos si pueden estar hoy, de hecho, en la UCI de algún hospital.

 ¿De verdad pensaban que este asunto no iba a salir a la luz de una forma u otra? ¿Es normal que tengamos que ponernos escafandra y bucear para encontrar una persona honrada entre los cargos del Partido Popular con la connivencia absoluta de sus socios de Ciudadanos y Vox, esos que venían a regenerar las instituciones?

Dice el presidente de la Comunidad, el Sr. López Miras, que su ya ex-consejero, el Sr. Villegas, no interpretó correctamente el protocolo. Que se confundió y acabó vacunando a funcionarios que no salen de su despacho, o que incluso teletrabajan. O al mismísimo presidente del Colegio de Médicos, que según dicen, hace décadas que no ejerce. Pero López Miras miente, y lo hace con la tranquilidad y el desparpajo de sus maestros Ramón Luis Valcárcel y Pedro Antonio Sánchez.

Sé que miente, en primer lugar, porque no voy a dudar ni un momento de la capacidad lectora y de comprensión del Sr. Villegas revisando la orden meridianamente clara del Ministerio. Hay un dato que para mí es absolutamente revelador. Durante semanas el Sr. Villegas nos ha dado cuenta de por dónde iba la gestión, a su manera y sin contestar muchas de las preguntas que le hacíamos algunos de los portavoces, pero ha ido explicando dónde, cómo, a quiénes y cuántas vacunas se han ido poniendo estas últimas semanas. Es muy curioso -por decirlo de manera suave- que precisamente "olvidara" informar de las más de 800 vacunas suministradas fuera de protocolo, desde el día 13 de enero hasta el día 19 que saltó el escándalo.

Pero si hay una actitud ruin es la de unir el abuso de poder por tu posición política y el victimismo por padecer una enfermedad cruel y devastadora, como es el cáncer. Cruel y devastadora, sí, pero desgraciadamente común y sufrida por miles de personas en nuestra región, que tienen exactamente los mismos derechos que una alcaldesa. Vaya por delante mi comprensión, apoyo y todo mi ánimo hacia la persona de la Sra. Esther Clavero. La comprendo, de verdad. Todas las enfermas oncológicas estamos pasando mucho miedo, es cierto. Recuerdo mis últimas sesiones de quimio, con dos mascarillas e intentando no tocar nada ni a nadie y desando salir corriendo del hospital. Pero lo que ha hecho no tiene excusa posible; no cabe más que una actitud ética y ejemplar en un cargo público y la suya no lo ha sido. Su vacuna también tenía nombres y apellidos, quizás el de uno de los últimos 18 fallecidos.

Hoy, tristemente, volvemos a ser noticia en nuestro país por la corrupción. Necesitamos que la sociedad entienda que esta lacra puede ser más letal que el propio virus, porque además de poner en peligro nuestras vidas, ensucia la dignidad de las instituciones de nuestra región. La regeneración ética no se engendra desde el mismo poder. Sólo una sociedad civil organizada y capaz de decir basta puede cambiar el rumbo. Esta región lo necesita ya. Es urgente.

María Marín

Diputada de Podemos y portavoz del Grupo Mixto en la Asamblea Regional

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