MURCIA. El desarrollo humano requirió, en el pasado, el uso de grandes cantidades de fertilizantes nitrogenados, que han ido paulatinamente contaminando las aguas subterráneas. Por ello, en la actualidad la desnitrificación de las aguas subterráneas es uno de los principales objetivos para conseguir mejorar la calidad de las masas de agua.
La Unión Europea, consciente de la necesidad de corregir la situación y con el objetivo de recuperar aguas limpias y de calidad, aprobó la Directiva de Nitratos que evalúa la situación en cada uno de los países y determina las zonas vulnerables y por tanto de especial atención para emprender acciones de mejora. Para ello, los estados imponen restricciones en las zonas determinadas como sensibles y proponen medidas para disminuir la concentración de los nitratos en aguas subterráneas.
Como respuesta a los episodios de eclosión de fitoplancton en el Mar Menor se han ido adoptando, con limitado éxito, diversas medidas para reducir la entrada de nutrientes en sus aguas. Una de las principales actuaciones ha sido prohibir las extracciones de agua del acuífero Cuaternario porque contienen nitratos.
Las Administraciones públicas justifican estas actuaciones en la necesidad de evitar los vertidos de las salmueras procedentes de las plantas de desalobración de los pozos. Sin embargo, las consecuencias no están siendo las esperadas, no se ha conseguido reducir el aporte de nutrientes y aguas salobres al Mar Menor.
Diariamente se puede contemplar cómo, en la desembocadura de la rambla del Albujón, miles de litros de agua salobres con nutrientes procedentes del acuífero se vierten al Mar Menor con las consecuencias ambientales que ello provoca. La penetración difusa por la zona costera también contribuye a mantener un flujo estable hacia el espacio lagunar alterando las características fisicoquímicas de sus aguas.
El cierre masivo de la amplísima red de pozos de la cuenca vertiente al Mar Menor está provocando la colmatación del acuífero y por tanto una fuerte subida del nivel freático que descarga en las ramblas que vierten al Mar Menor y que ya está afectando a las viviendas de las poblaciones ribereñas.
El compromiso de los regantes para proteger el Mar Menor les ha llevado a implantar tecnologías de vanguardia en el control de la producción agrícola. Una vez que los agricultores han logrado evitar la pérdida de nutrientes en el suelo y por tanto el lixiviado de los nitratos al acuífero, es el momento de promover acciones para desnitrificarlo.
La gestión de las aguas subterráneas del Campo de Cartagena pasa por un uso racional y sostenible del sistema de pozos actualmente existente que permita mantener un flujo equilibrado de extracciones e incorporaciones de agua al acuífero.
La reapertura de la explotación de los pozos inscritos en el Registro de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura de manera controlada y monitorizada podría conseguir la paulatina desnitrificación de sus aguas. Alcanzar un equilibrio entre las extracciones de agua del acuífero y los retornos procedentes de la lluvia o el riego consigue disminuir los niveles de nitratos.
La gestión ordenada del acuífero del cuaternario conseguiría reducir la presión sobre las viviendas del litoral, la disminución del gradiente hidráulico que impulsa la penetración difusa de estas aguas en el Mar Menor y obtener hasta unos 30 hm3 de agua al año para riego paliando el grave déficit que existe en la actualidad.
No se trata tanto de establecer prohibiciones o restricciones a la actividad agraria, sino posibilitar el desarrollo de proyectos que permitan compatibilizar la actividad humana, la tecnología y el conocimiento con la recuperación y protección ambiental del Mar Menor.
Miguel Ángel Cámara Botía