Entre los 'royalties' y los bots: así ha impactado la IA en el sector musical
Entre los 'royalties' y los bots: así ha impactado la IA en el sector musical
MADRID. Hace unas semanas se aprobó la ley europea de Inteligencia Artificial (IA), una ley pionera en el mundo que busca garantizar el desarrollo de esta herramienta digital bajo unos criterios éticos. La aprobación de esta ley coincidió con la celebración del congreso internacional La propiedad intelectual y las industrias culturales ante la inteligencia artificial celebrado en Madrid, durante los días 14 y 15 de marzo, en el que se pudo debatir extensamente sobre esta nueva ley y analizar cómo afecta a los artistas, creadores y autores de las industrias culturales.
Dentro del programa había diversas charlas que pretendían analizar cómo opera la legislación europea ante la herramienta de la IA tales como: Aproximaciones europeas y norteamericanas para un desafío global, junto al abogado -y socio de Pérez-Llorca- Andy Ramos y Tendencias legislativas en Europa y España, con la participación del eurodiputado y portavoz S&D en la Comisión de Asuntos Jurídicos, Ibán García del Blanco, junto a Lara Chaguaceda, Subdirectora General de Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura y Cristina Perpiñán, directora general de la SGAE.
Entre todas estas conferencias y mesas de redondas se pudo establecer un extenso debate en el que se contempla la importancia de la IA desde la visión de los expertos hasta la de los autores, contemplando también el marco jurídico de la propia ley y contando con claros protagonistas en su implementación como García del Blanco, uno de los eurodiputados que pudo votar a favor de la ley de IA europea que será ratificada los próximos días en el parlamento europeo. Este proceso, según explica García del Blanco, comienza a estudiarse desde hace ya más de tres años y se trabaja constantemente con previsiones futuras, ya que la IA avanza a pasos agigantados. En la formación de la ley se estudian los derechos fundamentales y se plantea un tratamiento que analiza riesgos inaceptables, algunas excepciones muy concretas y hasta ámbitos de uso o “de alto riesgo”.
En la ley se contempla la creación de una “buena política de tratamiento de datos” y hasta la creación de un botón de stop para que un ser humano pueda parar la acción de la máquina (por ejemplo, en el caso de emplear esta herramienta para una creación industrial). También una ley de transparencia en la que los artistas y autores sepan si su obra se ha empleado para entrenar a la máquina: “La ley habla de espacios que necesitan una transparencia, cuando hablamos de IA generativa la ley plantea una supervisión adicional, mostrando los datos que se emplean para cada uno de los modelos”, aclara García del Blanco, “de esta forma los tenedores de derechos podrían averiguar si los modelos han sido entrenados con sus creaciones.
García del Blanco considera que de cara a futuro con la normativa de protección de derechos de autor se trabaja con “supuestos”, pero que esto no debe hacer que se obvie lo que ha empleado la IA generativa para entrenarse, contemplando lo que se llama “minería de datos” dentro de este proceso (o sea, entrenar a la IA generativa con lo que existe en la red): “De momento hay que plantear cómo aplicar las provisiones generales que tiene la ley, esto se irá concretando. Lo que nos queda por delante es tan importante, o más, que lo que ya ha pasado”.
Para resumir grosso modo lo que contempla esta ley se habla de poder trabajar con el contenido de los autores por la regulación de la propiedad intelectual, eso significa que dentro de la ley se ampara al autor y creador en su “lucha” con las empresas que se encargan a generar obra a través de minería de datos. “Están compitiendo con profesiones artísticas, aunque la propiedad intelectual queda protegida independientemente del medio con esta ley se adhieren nuevas herramientas de protección, se prevé que las compañías que entrenan a sus modelos con datos protegidos tengan que poner a disposición de los titulares el listado completo de datos utilizados”.
Entre los 'royalties' y los bots: así ha impactado la IA en el sector musical
¿Y cuál es la diferencia de lo vivido hasta ahora? Aunque las grandes empresas intentan comprender la “minería de datos” como una excepción lo que la ley contempla es que los tenedores de derechos puedan prohibir que se usen sus datos para entrenar a la IA y que aunque esta limitación antes no existiera se puedan estudiar casos en los que los creadores se han visto afectados. Con motivo de explicar este proceso de forma accesible García del Blanco recurre a un ejemplo culinario: “Una vez hemos hecho una tortilla no podemos volver a los huevos, pero sí marcar los ingredientes que lleva esta y en todo caso pedir que te la paguen".
"De aquí en adelante hay artistas que pueden plantearse que su contenido no se emplee para la “minería de datos” y decidirlo de forma libre”. Aunque haya empresas que intenten excluirse de esta ley -por el caso de la “minería de datos”- se está estudiando un modelo para poder marcar las obras generadas por IA de forma clara: “Con esta nueva legislación la idea es que esto se marque y que se publiquen listas de lo que se utiliza para una sola creación. Las empresas que no lo hagan -la búsqueda en reversa- podrán enfrentarse a grandes multas”. La ley contempla también generar una especie de “marca de agua” que señale que un producto ha sido generado por IA en un ejercicio de transparencia.
El abogado y socio de Pérez-Llorca, Andy Ramos, señala que cada caso puede ser un mundo propio. Refiriéndose al caso de la “minería de datos” señala que a no ser que aparezca un daño claro a los titulares de derechos, artistas y autores o en el caso de que haya reproducciones no se consideraría que se deba producir una compensación: “En esos casos no tendría que estar sujeto a una compensación de ningún tipo, de momento no se contempla como una posibilidad. De lo que ya está hecho o “creado” no se puede demostrar cual es el origen, va a ser muy difícil mostrar que un modelo de IA ha sido entrenado con una obra en concreto”, señala sobre el caso de la “minería de datos”. En cualquier caso señala que dependiendo del caso se puede contemplar o no una demanda.
Respecto a los cambios que efectúa la ley europea señala que operan a partir de que esta sea efectiva: “La ley simplemente regula el uso de las herramientas, la manera de proteger al artista -que se debe aplicar desde ahora- le protege diciéndole al artista que puede reservarse sus derechos a que su obra no pueda entrenar este tipo de modelos”, aunque con algunas excepciones, “no va a poder impedirlo si se trata de organización sin ánimo de lucro pero sí ante una empresa con finalidad comercial”. A esto, en términos de IA, se le llama out-put, que viene a referirse a excluir la obra dentro del entrenamiento de una IA generativa. Ramos señala también que todo este trabajo se está haciendo sobre la marcha, por lo que las empresas tienen varios años para adaptarse a lo que está sucediendo.
En nombre de los autores y creadores Lara Chaguaceda, Subdirectora General de Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura y Cristina Perpiñán, directora general de la SGAE, señalan que la IA lleva aplicándose en la cultura desde hace años, pero que conforme avanza puede suponer una amenaza al poder llegar a sustituir a los creadores en según qué ámbitos: “Los autores han empleado la IA para componer, grabar y trabajar pero el nivel de sofisticación al que han llegado los modelos puede parecer que va a sustituir a los actores, y ahí es cuando saltan las alarmas”, añade la directora general de la SGAE.
"Hay que contemplar el impacto que puede tener esto en España y ver si esas cifras coinciden con las de otros países”. Esto sucede, por ejemplo, en sectores como el musical donde se emplea la IA en bases de música electrónica o géneros más actuales. Perpiñán confiesa también que desde la SGAE hay una preocupación latente por la batalla de la autoría, “ya sin la IA generativa los autores no pueden vivir de sus obras en lo digital, cuando una plataforma sube una obra hay que dividir el beneficio entre tantas personas que los autores no pueden vivir enteramente de su obra”.
Si a eso se une el efecto de “sustitución” de la IA se genera una alarma elevada ante este tipo de estudio: “Nos encontramos con autores vulnerables, ya acostumbrados a la piratería y que ahora además se tienen que enfrentar a que la IA sea la que genere la música en sí misma. Puede que vean que van a perder su trabajo, que ahora salga un reglamento abre un poco la posibilidad de implementar soluciones en España para que el autor pueda vivir de sus obras”.
Dentro del marco de la mesa redonda de Tendencias legislativas en Europa y España la Subdirectora General de Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura, Lara Chaguaceda señala que el gobierno y la administración trabaja los temas relacionados con la IA de manera sectorial, comprendiendo distintos ejes y proyectos de trabajo en líneas como la guía de buenas prácticas como por ejemplo establecer unas líneas de trabajo para que no reciban subvenciones ni premios creaciones “generadas enteramente por las máquinas”.
Sobre lo ya sucedido destaca que el ejercicio de transparencia se tiene que hacer sobre el pasado “el problema es que una vez utilizado el sistema de licenciamiento no tiene mucho sentido, no hay derecho al olvido en la IA”, desde el Ministerio contempla que el modelo que más sentido puede tener es que la regla general hacia un futuro sea el licenciamiento de las obras, aunque está claro que si se trabaja con el pasado. Desde España se aboga que se trabaje con algo que permita proteger a los titulares de derechos sin que eso pare el desarrollo de la IA. “El caso español es distinto a otros, tenemos que apoyar un modelo equilibrado que valore usos a futuro, a pasado y que trabajen con la transparencia que trabaja el reglamento”.
La subsecretaria del Ministerio de Cultura, Carmen Páez Soria, fue la encargada de la clausura del congreso. En su discurso quiso señalar que estamos en un momento en el que decidir del sistema que tenemos que tener: “Europa es más humanista y es el camino desde el que debemos de partir, el debate puede ser desde una perspectiva internacional, se habla de desarrollar el mercado de licencias y se exploran los límites de la IA, también de la regulación de la herramienta y del impacto que tiene la IA”. Desde el Ministerio consideran que los autores son lo más importantes.
“La cultura es lo que nos define y diferencia como especie, la IA es ya una realidad que se incluye en muchos procesos pero puede ser también una oportunidad. Puede ser útil para luchar contra la piratería, para la digitalización y para hacer más accesible la cultura… pero también la IA generativa incide en la forma de creación de artefactos culturales”. Esta realidad tiene una actuación cada vez más “alto” aunque depende del sector: cada sector tiene su necesidad y sus impactos, es por ello que las divergencias tienen que contemplarse en el debate y escuchar a todos. Hay que considerar la privacidad, los modelos fundacionales y el derecho de creadores sobre sus obras debe garantizarse y protegerse “solo desde ahí puede trabajarse bien con la IA”. Es esencial considerar a los creadores, a los tecnólogos y juristas además de los creadores: “El futuro no se construye solo pero no debemos dejar que lo construya la IA”.
Puede observarse con cierto hastío la cantidad de eventos, jornadas, congresos y seminarios de todo tipo sobre inteligencia artificial (IA) a los que podríamos asistir, si no tuviéramos que lidiar con la todavía presencial y fatigosa vida real