hecho a mano / OPINIÓN

Complejos y complejas

Tamara Falcó.
30/10/2022 - 

MURCIA. Habrán oído, o en el caso de los hombres pronunciado, cientos de veces aquella frase de: a las mujeres no hay quien las entienda. Es verdad. Además, este axioma cumple la propiedad transitiva, la recíproca y la reflexiva. No nos entienden ustedes, no nos entendemos entre nosotras y ¡ojo que esta es para nota! No nos entendemos nosotras mismas. Los genes juegan un papel importante, pero el factor hormonal es lo que se viene llamando, una putada.

"Desde pequeñitas ya sabemos qué es lo que nos va a amargar la vida"

Te levantas tranquila, descansada, te haces un rico café en la DeLonghi que te compraste con la esperanza de que tu marido se convirtiera en Brad Pitt, hasta que tu hijo te pregunta desde el otro extremo de la casa dónde están las camisetas limpias. Ante esa cuestión, en tu cabeza se empiezan a agolpar todos estos pensamientos: posiblemente sucias para lavar, porque entre la semanita de curro que llevas y que cuando puedes poner la lavadora es la hora en la que al Sr. Sánchez se le ha ocurrido que hay que cobrar el kilovatio hora como si la llevaras a la lavandería del Ritz, te entra la ansiedad y ya está, a tomar por c*** todos los ejercicios de mindfullnes que llevas haciendo desde las seis de la mañana. Y luego recuperar la respiración es jodido ¿eh?

Pues sí, toda esa concatenación de afirmaciones en un anuncio de compresas son verdad. Si estas de malhumor, si te apetece chocolate y si lloras viendo Aterriza como puedas, lo normal es que tengas la regla. Esperando estoy al climaterio a ver si endulza mi genio premenstrual.

Y parte de nuestra complejidad viene por los complejos acumulados a lo largo de la vida, que nos hacen ir a la defensiva por la vida. Enumeremos los más evidentes: kilos, estrías, arrugas, celulitis, manchas, canas… ¿Usted cree que con esto a cuestas una puede tener la capacidad de perdón al destino de Tamara Falcó? Nooo. Por eso vamos por la vida con los ojos inyectados en sangre y echando espuma por la boca.

Todas soñamos con esa escena de sexo en la que un fornido empotrador te coge en volandas y tú, a horcajadas, culminas un orgasmo sublime. ¡No hay huevos! Entre que tu elasticidad es la misma que la del cubo de Rubik (clac, clac, clac, tengo que volver a pilates), la braga faja (que aunque tienes el cajón lleno de tangas de encaje, donde esté el algodón…) y que si te descuidas se te ha reproducido el himen, vuelta al misionero que al menos, por una vez, la gravedad juega a tu favor. En esto sí que nos parecemos a Tamara, por lo del misionero, digo.

Los complejos femeninos vienen de serie. Desde pequeñitas ya sabemos qué es lo que nos va a amargar la vida y no habrá quién te haga cambiar de opinión. Un día leí que la manera de abordar los complejos es teniendo confianza en uno mismo ¡Cómo si eso fuera tan fácil! Lo que sí es importante es que seamos nuestras mejores amigas en reflexivo, porque esa, sí o sí, es la persona con la que vas a pasar el resto de tu vida. Mejor llevarte bien con ella.

Muchas gracias por su lectura.

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