El tamaño importa

MURCIA. No sabía yo que el churro que ustedes mojaban en el café era este que ahora escribo. Quería retirarme discretamente, la pereza y la desidia me habían consumido y no quería ser esa patética escritora a los que todos compadecen. Pero después de un baño de masas donde me han suplicado que volviera (suplicado… Ya saben que soy muy exagerá), no he tenido más remedio que ponerme manos a la obra para darle sentido de nuevo a los domingos de mi huérfano público. Como hace un buen artista pagado de sí mismo. Por eso y para que algunos tuvieran al menos un churro dominical que mojar.

Al turrón. El tamaño importa y a los hechos me remito: cuando va a un restaurante de esos donde después de comer pregunta al camarero cuándo viene el plato fuerte, no está pensando: ¡Uy, qué bien me viene esto para la operación bikini! Está pensando en el doble Whopper con queso y bacon que se va a meter entre pecho y espalda cuando salga de allí.

"El dinero llama al dinero; las domingas grandes, a los hombres; el poder, a la erótica… ¿por qué usted tiene que conformarse con menos?"

Lo mismo pasa con el coche: tu marido, en un Cayenne Coupé; pero para ti, un utilitario por tu aniversario, porque según él para ir por ciudad no necesitas más. ¿Y él dónde va? ¿A la estación espacial internacional? ¡No te jode! ¡Si no sale de la Gran Vía! Por lo único que no te quejas es por la palanca de cambios que te hace menos daño que el Rollaction y con muchos menos moratones tiene los mismos efectos en la celulitis.

Todos queremos un coche grande, una casa muy grande y una cuenta corriente más grande. Entonces, ¿qué nos hace pensar que en lo demás nos conformamos con menos? Otra cosa es que, ante la imposibilidad de tener algo mejor, te resignes con lo que te ha tocado en la vida, pero esa debe ser tu elección. En este punto es donde empieza el rollo de la psicología positiva… Aquello de poner en valor las fortalezas y olvidarse de las debilidades.

—Pili, ¿qué tal anoche con el chico del tardeo? (Como ven, totalmente adaptado a la actualidad pandémica).

—¡Súper majo! ¡No sabes lo que me pude reír!

—No… Digo en la cama —insiste la amiga.

—Pues te lo estoy diciendo, que no sabes lo que me reí cuando vi aquello.

Y es que a veces no das crédito de que la naturaleza sea tan cruel con algunos y el destino tan despiadado contigo. ¡Qué mala suerte! La primera vez que pillas desde la pandemia, la de la gripe española me refiero, y te toca Wally.

Señores, ya estoy cansada del minimalismo y la austeridad que se empeñan en vendernos. Todos los que dicen que menos es más, que hay que aprender a vivir con menos y fuera lo superfluo y arriba lo esencial, son los que nos quieren someter a la tiranía del sistema. Hoy en una vuelta revolucionaria se lo digo yo: ¡Más es más!, siempre es más. El dinero llama al dinero; las domingas grandes, a los hombres; el poder a la erótica… Entonces, ¿por qué usted tiene que conformarse con menos?

Claro está que el artículo busca el doble sentido, por ello no les voy a defraudar pasando de puntillas por el tema y dejarles con la duda. Sí. Un sí rotundo. A nosotras también nos importa el tamaño. Si usted, señor, encuentra a una mujer que le dice que el tamaño no importa es que está enamorada de usted. Dios sabrá por qué si la tiene pequeña. ¡Cázela!, no deje escapar a esa insensata. Y a nosotras: no nos conformemos con menos NUNCA.

Gracias por su lectura. A Marisol, Raquel, Fran, Mamen, Rafa, Salva, Antonia y otros muchos; muchas gracias por reilusionarme.